Industria

Limpiar el aire

Cada año, la combustión de carbón vegetal y el humo tóxico que esta genera provocan la muerte de millones de personas en todo el mundo y un nefasto impacto en el medioambiente. La empresa sueco-zambiana Emerging Cooking Solutions ha hallado una solución efectiva para abordar este problema.

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Datos

Emerging Cooking Solutions y SKF

SKF en Zambia ha apoyado a Emerging Cooking Solutions suministrándole nuevos rodamientos para la máquina de pellets de la empresa. Asimismo, SKF ha subvencionado la compra de hornos para los empleados de la empresa. SKF y Emerging Cooking Solutions comparten otro interés: las dos empresas han recibido el reconocimiento del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) por su labor climática: SKF a través de su participación en el programa Salvadores del Clima de la WWF, y Emerging Cooking Solutions a través de su reconocimiento como Solucionador del Clima de la WWF.

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Contacto de venta

Wilfred Tembo, Wilfred.Tembo@skf.com

Hace poco, cuando Per Löfberg, cofundador de la empresa sueco-zambiana Emerging Cooking Solutions, visitó SKF en Gotemburgo, llevó uno de los hornos portátiles de gas de madera que su empresa ha comenzado a vender en Zambia para reducir el uso del carbón vegetal en la cocina.

La parte más importante de la iniciativa de Löfberg es el combustible, y no el horno. En Zambia, como en muchos otros países africanos, la búsqueda de combustible para cocinar ha causado una deforestación masiva. En algunos países, ha desaparecido más del 95% de los bosques. Mientras tanto, millones de toneladas de biomasa se desaprovechan: pilas de cáscaras de cacahuate, restos de caña de azúcar, y aserrín se pudren o se queman innecesariamente. Ahora, Emerging Cooking Solutions quiere utilizar estos residuos orgánicos y convertirlos en combustible.

“La biomasa pulverizada no puede utilizarse para cocinar”, afirma Löfberg. “Pero sí puede utilizarse si se comprime y se convierte en briquetas o pellets, y eso es exactamente lo que hemos hecho”.

Löfberg lleva el pequeño horno al balcón, lo llena de pellets y lo enciende. Después de un par de minutos, los pellets empiezan a gasificarse, y Löfberg coloca sobre el horno una cazuela llena de agua, que rápidamente comienza a hervir.

“Al utilizar pellets en lugar de carbón vegetal, se ahorra, por lo menos, una hora por día, que puede dedicarse a tareas más productivas”, explica Löfberg.

Más importante aún, el humo que producen los pellets no es tóxico. Un estudio llevado a cabo por el Grupo del Banco Mundial muestra que 4 millones de personas mueren de manera prematura cada año debido al humo tóxico que se genera al cocinar. Al mismo tiempo, los fuegos al aire libre causan el 18% del efecto invernadero.

“Un resultado que no habíamos previsto y que muchas mujeres consideran una de las ventajas principales es que no se ensucian mientras cocinan, ya que el horno de pellets no deja manchas de hollín, como ocurre con el horno de carbón vegetal”, dice Löfberg.

Löfberg fundó Emerging Cooking Solutions hace dos años junto a su socio Mattias Ohlson. En aquel momento, dirigían una consultora especializada en ayudar a empresas a trabajar de acuerdo con el principio “de la cuna a la cuna”, un enfoque que se concentra en la fabricación de productos con el aprovechamiento de los desechos como abono, a través del reciclaje o mediante su conversión en nuevas materias primas.

“Cuando analizamos diferentes flujos de materiales, nos dimos cuenta de lo problemáticas que están las cosas en África”, afirma Löfberg. “Tomar un bosque antiguo y convertirlo en carbón vegetal es un proceso enormemente improductivo. Se necesitan seis toneladas de madera para producir una tonelada de carbón vegetal y, para colmo, el carbón vegetal es tóxico, y los árboles no vuelven a plantarse”.

Aunque hacía años que existía la idea de reemplazar los hornos de carbón vegetal por hornos de pellets, en África no se fabricaban pellets. Así que Löfberg y Ohlson decidieron probar. El único problema era por dónde empezar. Löfberg recibió una invitación para visitar la embajada de Suecia en Zambia, donde supo de las montañas de aserrín que se generaban en la región minera del Cinturón de Cobre, en Zambia.

“De repente, lo vi claro”, recuerda. “Esa zona tenía una enorme cantidad de biomasa sin aprovechar”. Compraron una máquina de pellets usada y la instalaron en un aserradero situado en la ciudad de Kitwe. El problema era que los rodamientos y otras piezas de desgaste eran antiguos y estaban en muy mal estado. Otro inconveniente eran los frecuentes apagones en Zambia, que hacían que la máquina se detuviera repentinamente.

“Fue en ese momento que la sede de SKF en Zambia nos contactó y nos abasteció con nuevos rodamientos, cosa que nos ayudó muchísimo”, dice Löfberg.

Desde que se inició la producción en junio de 2013, ha despertado un gran interés. Además de vender hornos domésticos, la empresa también vende hornos para uso profesional, utilizados en restaurantes, orfanatos, escuelas y otros tipos de establecimientos dedicados a servicios de alimentación. Los pellets cuestan mucho menos que el carbón vegetal y permiten recuperar el costo del horno en muy poco tiempo. Los hornos domésticos cuestan alrededor de 32 euros y es más difícil introducirlos. Aunque es posible recuperar el dinero rápidamente, muchas personas simplemente no pueden pagarlo todo de una vez.

“Compramos los hornos nosotros y los vendemos a precio de costo, pero la empresa es demasiado pequeña para subvencionarlos a gran escala”, explica Löfberg. “Por eso lanzamos una campaña en línea llamada Give Cooking, (“Regala una manera de cocinar”), que permite apadrinar la compra de hornos de los habitantes de Zambia. También trabajamos con algunas empresas cuyos empleados tienen la opción de reservar una parte de su salario durante tres o cuatro meses para comprar un horno”.

En los últimos meses, las ventas de la empresa han crecido a un ritmo mensual del 30%. El objetivo para 2015 es que 15.000 hogares usen hornos de pellets en lugar de hornos de carbón vegetal.

“Este año también planeamos probar en nuevos mercados de África”, dice Löfberg. “Nuestra visión a largo plazo es eliminar el uso del carbón vegetal para cocinar en África. Si podemos contribuir a que esto suceda, estaremos más que satisfechos, aunque solo sea como fuente de inspiración para otros”.

 

La máquina de pellets
La máquina de pellets de Emerging Cooking Solutions está equipada con dos prensas. Si se usan las dos al mismo tiempo, la máquina tiene una capacidad anual de alrededor de 3000 toneladas. La caja de engranajes, el motor y la rueda de compresión de la máquina contienen alrededor de 10 rodamientos, que están expuestos a poderosas fuerzas y vibraciones en un ambiente caluroso y polvoriento. Por esta razón, es importante que los rodamientos sean de la más alta calidad.

El proceso comienza con la materia prima –en este caso, aserrín grueso–, que es insuflada en un molino de martillos. Desde allí, el aserrín se reduce a partículas más pequeñas que miden, como máximo, cinco milímetros. El molino de martillos también está equipado con una criba que quita las piedras. Luego el aserrín es insuflado en un contenedor grande dotado de agitadores, donde dos transportadores helicoidales empujan el aserrín a través de un molde de acero con pequeños agujeros. El tamaño de los agujeros varía de acuerdo con el tipo de materia prima, pero el más común es de 8 milímetros. Una vez comprimido el aserrín, los pellets caen sobre una cinta transportadora e ingresan a una torre de refrigeración. A continuación, los pellets enfriados son introducidos en otra cinta transportadora que finalmente los deposita en bolsas.