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Mírame, escúchame

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El reconocimiento facial y de voz está transformando nuestra forma de vivir y trabajar, en casa, en las empresas y en las fábricas. Tanto las aplicaciones de consumo como las aplicaciones industriales de la biometría están creciendo con fuerza.

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En un restaurante de Kentucky Fried Chicken en Hangzhou, China, los clientes sonríen al pasar su pedido. La iniciativa “Smile to Pay” (Sonreír para Pagar), lanzada en 2017 por Alibaba, la empresa de comercio electrónico más grande del mundo, utiliza tecnología de reconocimiento facial para comprobar la identidad del cliente y finalizar el pago. Con la opción “Identity Check” (Comprobación de identidad) de MasterCard, el cliente muestra su cara en la cámara de un teléfono inteligente para confirmar un pago en línea. En el Aeropuerto Internacional de Aruba, Aruba Happy Flow recopila los datos biométricos de los pasajeros durante la facturación, y Passenger Touch Points, con cámaras de reconocimiento facial, identifica a los pasajeros para el posterior procesamiento.

La biometría, que agrupa las tecnologías de detección y reconocimiento de las características físicas humanas, va entrando cada vez en más sectores, y está revolucionando los pagos, el acceso y la seguridad, el orden público, la atención sanitaria, la publicidad, el diseño y la fabricación.

En lugar de utilizar contraseñas y nombres de usuario, la biometría facial asocia los datos de los pacientes con una foto de ellos. Soluciones domóticas como Alexa, de Amazon, utilizan el control inteligente por voz para regular la iluminación, la calefacción y el aire acondicionado, entre otras prestaciones domésticas. El banco británico Barclays ha sustituido las preguntas tradicionales por teléfono por el reconocimiento de voz. Y en Asia, Citigroup prevé lanzar la tecnología de reconocimiento de voz para sus clientes minoristas.

La biometría va entrando cada vez en más sectores.
La biometría va entrando cada vez en más sectores.
James Wayman

James Wayman

James Wayman, director del Programa de Investigación de Identificación Biométrica de la Universidad Estatal de San José en California.

Como sería de esperar, las aplicaciones industriales de la biometría también van en alza. Las empresas han descubierto que la automatización manos libres les ayuda a reducir los errores de los empleados, a ahorrar dinero y a mejorar la productividad laboral. La tecnología de reconocimiento de voz se utiliza para agilizar todo tipo de operaciones, por ejemplo, para registrar datos, leer cuadros de mandos, y operar dispositivos y sistemas. En el sector del suministro energético, por ejemplo, los técnicos de mantenimiento que trabajan en lugares remotos pueden grabar datos mediante órdenes verbales que son captadas por la electrónica integrada en su ropa de trabajo, en vez de acarrear equipos voluminosos.

En los Estados Unidos, James Wayman, director del Programa de Investigación en Identificación Biométrica de la Universidad Estatal de San José en California, explica que, si bien la biometría existe en una forma u otra desde hace unos 40 años, el uso de las aplicaciones móviles como plataforma para la tecnología de reconocimiento de voz y facial ha ampliado enormemente su uso tanto en los consumidores como en la industria. “El uso de la biometría en los teléfonos celulares se remonta a los primeros años del nuevo milenio”, afirma. “Apple tardó en incorporarla, pero su poder comercial lo cambió todo”.

Apple tardó en incorporarla, pero su poder comercial lo cambió todo.
James Wayman, director del Programa de Investigación en Identificación Biométrica de la Universidad Estatal de San José en California.

En los últimos años, el reconocimiento de voz ha evolucionado en términos de velocidad y precisión, y la tecnología de reconocimiento facial sigue la misma trayectoria.

En la edición de 2018 del International Manufacturing Technology Show (IMTS), Jeff Rizzie, director de desarrollo de negocios de la empresa de ingeniería industrial Sandvik Coromant, explicó que estas tecnologías nuevas “nos permiten soñar cómo podríamos hacer cosas nuevas y captar datos nuevos”. Por ejemplo, dijo, las máquinas podrían utilizar el reconocimiento facial para reconocer casi en tiempo real las variaciones en los procesos de mecanización y la producción. El resultado no solo sería una mejora de la productividad, sino también procesos de fabricación más inteligentes y más seguros.

Las tecnologías de reconocimiento facial y de voz, englobadas en la inteligencia artificial, o IA, ofrecen una diversidad de aplicaciones prácticas. Lo explica Peter Green, arquitecto de sistemas y fundador de BellHawk Systems, en un artículo publicado en Manufacturing Business Technology Magazine. Estas incluyen la capacidad de:
 

  • reprogramar dinámicamente las operaciones de producción a medida que llegan nuevos pedidos y surgen problemas en la planta de producción
  • ayudar a los responsables de materiales y producción a decidir qué materiales pedir, qué fabricar y cuándo
  • advertir a los manipuladores de materiales y a los trabajadores de producción si están a punto de elegir o de utilizar materiales incorrectos o defectuosos para un trabajo
  • alertar a los gerentes cuando hay problemas de producción o suministro de materiales que deben resolver, por ejemplo, tiempos de producción excesivos o materiales que necesitan reponerse.

Lo que más me preocupa respecto de la privacidad no es el gobierno sino las grandes empresas.
Prem Natarajan, profesor de investigación, Universidad del Sur de California

La biometría ya es una tecnología consolidada, con un valor proyectado de 15 000 millones de dólares en 2025, según la empresa de inteligencia de mercado Research and Markets. Sin embargo, aunque las ventajas de la biometría son claras, también se han planteado algunos inconvenientes y desafíos. El reconocimiento facial y de voz no está exento de errores. La privacidad también es un motivo importante de preocupación.

En los Estados Unidos, las Leyes de Privacidad de la Información Biométrica promulgadas por varios estados, incluidos Illinois y Washington, exigen la autorización por escrito del interesado antes de realizar cualquier identificación biométrica no gubernamental. “Esta carga administrativa añadida podría suponer un freno para estas aplicaciones”, admite Wayman.

Prem Natarajan, profesor de investigación de ciencias informáticas y Director Ejecutivo Michael Keston del Instituto de Ciencias de la ­Información de la Universidad del Sur de California, en unas declaraciones a Voice of America, afirmó: “lo que más me preocupa respecto de la privacidad [con la tecnología de reconocimiento facial] no es el gobierno sino las grandes empresas, que pueden compartir, usar y explotar los datos con una libertad casi total”.

El sector reconoce la responsabilidad inherente al desarrollo y al uso de la tecnología. Microsoft, por ejemplo, aboga por una iniciativa gubernamental que regule el uso adecuado de la tecnología de reconocimiento facial.

Las máquinas podrían utilizar el reconocimiento facial
Las máquinas podrían utilizar el reconocimiento facial, lo que llevaría a procesos de fabricación más inteligentes y más seguros.

Otro problema crítico es la falta de normas internacionales establecidas, afirma Judith A. Markowitz, consultora de tecnología biométrica y de voz con sede en Chicago. En SecurityInformed.com, una página web dedicada a la industria de la seguridad física, Markowitz explica que una interfaz de programación de aplicaciones estándar mitigaría los problemas de costo, interoperabilidad, plazo de implementación, dependencia de un solo proveedor y otros aspectos de la construcción de aplicaciones.

La asimilación de esta tecnología dependerá en gran medida de la predisposición de consumidores, clientes, empleados y negocios a confiar en la tecnología, a pesar de sus inconvenientes.

En el caso de los menores de 40 años, dice Wayman, “la biometría existe desde que nacieron, son nativos biométricos”.

Millones de chinos ya “pasan” su cara sobre sus teléfonos inteligentes para autorizar pagos. El nuevo iPhone X de Apple está configurado con Face ID, que puede identificar sin error la cara de su propietario y desbloquear el teléfono, incluso en la oscuridad.
 

En una época en que la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa, Wayman sugiere que el futuro de la biometría en las aplicaciones ­industriales reside precisamente en estos nativos digitales y en cómo acogen las tecnologías que están transformando nuestra forma de vivir y trabajar.