Industria

Volar sin contaminar

La industria aeronáutica se enfrenta a impuestos sobre sus emisiones, así como a presiones crecientes de las redes sociales y de clientes que tienen cada vez más conciencia sobre su impacto medioambiental. ¿Ha llegado la hora de encaminar el futuro de la aviación hacia el avión eléctrico?

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La mayoría de los aviones utilizados en los vuelos de medio y corto recorrido tienen autonomía máxima de 6 000 kilómetros. Sin embargo, el 80% se utiliza para distancias de menos de 3 000 kilómetros. Claramente, existe un hueco en el mercado para aviones más pequeños y más ligeros. Al mismo tiempo, hay una demanda cada vez más insistente de reducir la contaminación causada por el tráfico aéreo. Dotar a estos aviones nuevos de motores eléctricos supondría un gran paso adelante para aliviar el impacto medioambiental de los vuelos cortos.

SKF y la aviación sostenible

SKF ofrece a la industria aeronáutica soluciones diseñadas a medida de ingeniería avanzada para aviones, helicópteros y motores que facilitan un enfoque sostenible y apoyan al cliente durante todo el ciclo de vida del producto. SKF Aerospace es referente en aplicaciones caracterizadas por velocidades de giro muy altas, cargas pesadas, temperaturas extremas y condiciones de lubricación difíciles. La propulsión de aviones eléctricos e híbridos afronta desafíos similares y SKF ya cuenta con soluciones para facilitar el desarrollo:

  • rodamientos hechos con materiales desarrollados especialmente para aplicaciones aeroespaciales
  • rodamientos cerámicos híbridos
  • diseños a medida
  • recubrimientos de superficie ecológicos
  • procesos de fabricación trazables
  • programas de pruebas.

Para los aviones eléctricos e híbridos, esta combinación de soluciones a medida, materiales seleccionados y procesos de fabricación de última generación ofrece:

  • reducción del peso y del consumo energético
  • reducción del tamaño, que facilita reducciones adicionales del peso
  • reducción de la fricción, que disminuye el consumo de combustible y energía
  • aislamiento eléctrico, que evita que los rodamientos sufran daños por fugas de corriente.

SKF ya participa en la fase de desarrollo de proyectos en colaboración con actores clave en la propulsión híbrida-eléctrica, y está comprometida con el objetivo a largo plazo de desarrollar aviones comerciales 100% eléctricos. Durante la próxima década, las colaboraciones de SKF contribuirán a asegurar la implementación exitosa de aviones regionales más pequeños e híbridos-eléctricos.

En el 53.º Salón Internacional de la Aeronáutica de París, celebrado en junio de 2019, la empresa aeronáutica israelí Eviation presentó Alice como el primer avión comercial 100% eléctrico del mundo. Se trata de un avión de 9 asientos al que una sola carga de su batería de iones de litio le confiere una autonomía máxima de 1 000 kilómetros y velocidades de 450 km/h. La puesta en servicio del nuevo avión está prevista para 2022 y Eviation ya ha confirmado un pedido importante de la línea aérea regional estadounidense CapeAir.

El sueño de la aviación eléctrica

Alice es el último producto de un sueño aeroespacial eléctrico que se remonta a principios de la década del setenta, cuando el pionero austríaco de la aviación, Heino Brditschka, con solo 23 años, hizo el primer vuelo documentado del mundo en un avión eléctrico. Esta proeza revolucionaria se realizó el 21 de octubre de 1973, el mismo mes en que estalló la crisis del petróleo.

Alimentado por una batería que pesaba 60 kilogramos, el avión solo voló (o, mejor dicho, planeó) durante unos 10 minutos. Sin embargo, la experiencia despertó alguna pequeña esperanza de que el logro de Brditschka pudiera marcar un punto de inflexión en la tecnología aeroespacial.

Casi 50 años después, se observan claros paralelismos con la situación de aquel entonces. Si a los problemas de estabilidad en el abastecimiento de combustible, las alzas en el precio del petróleo y las tensiones crecientes en Medio Oriente se suman los llamamientos a actuar contra el cambio climático, resulta evidente que existen argumentos sólidos para impulsar el desarrollo de los aviones eléctricos.

Las baterías plantean nuevos obstáculos

Al igual que Eviation, la empresa Zunum Aero, con sede en Seattle, también tiene previsto lanzar un avión eléctrico de 12 asientos en 2022, y otro de 50 asientos en 2027, utilizando una tecnología similar para las baterías basada en iones de litio. Las baterías son una opción obvia para almacenar la energía necesaria para el vuelo; sin embargo, antes de que pueda generalizarse el uso de los aviones eléctricos, primero hay que superar nuevos obstáculos.

A diferencia de los vuelos comerciales habituales propulsados por combustibles de kerosene, que tienen capacidad para más de 150 personas, tanto los modelos de Eviation como los de Zunum Aero transportan pocos pasajeros. El tamaño de la batería y el almacenamiento de energía no son los únicos desafíos. También está la cuestión de la confiabilidad de la energía necesaria para mantener en funcionamiento en todo momento los sistemas críticos para el vuelo. Asimismo, hay que considerar los tiempos de carga de la batería y cómo disipar el calor intenso generado por las baterías que deberán instalarse en los aviones más grandes.

Las soluciones pueden obligar a cambiar el planteamiento de los vuelos comerciales y a utilizar nuevos aviones más pequeños con menos pasajeros, como Alice, para reducir las necesidades de energía. Probablemente habrá una fase intermedia de aviones híbridos, como ha pasado ya en la industria automotriz, que combinan combustible como reserva y baterías; de hecho, la empresa francesa Airbus prevé lanzar un avión híbrido comercial propio de 100 asientos para 2030.

Un incentivo clave para las inversiones

Los aviones eléctricos ofrecen beneficios adicionales. Al ser más silenciosos, podrían beneficiarse de un horario más amplio para los despegues y aterrizajes. También podrían utilizar rutas nuevas, actualmente no factibles por motivos de ruido. Al ser más pequeños y más ligeros, podrían utilizar pistas de despegue más cortas. Ambos factores podrían abaratar el precio de los pasajes, un incentivo clave para invertir en la tecnología nueva.

Heathrow, el aeropuerto más importante del Reino Unido, ya está mirando al futuro y espera acoger el primer avión eléctrico para 2030, con la promesa de eximirlo del pago de tasas de aterrizaje durante el primer año. El gobierno noruego se ha comprometido a utilizar aviones eléctricos en todos los vuelos internos de corto recorrido para 2040. Para ello, aprovechará la infraestructura existente de aeropuertos más pequeños y más remotos, con rutas cortas que buscan pasos por la orografía del país.

Actualmente hay más de 100 proyectos en marcha en todo el mundo para desarrollar aviones eléctricos. El lanzamiento de Alice este año es un paso más en esta dirección. Las próximas décadas podrían suponer una nueva era en la aviación, con aviones más silenciosos y menos contaminantes, y vuelos más baratos y más accesibles.