sostenibilidad

Acelerar la transición hacia las energías renovables

En el recorrido hacia las cero emisiones netas, reducir las emisiones de carbono es fundamental. Y se puede conseguir de muchas maneras: desde mejorar la eficiencia energética hasta utilizar instrumentos financieros con nombres rimbombantes.

Contenido relacionado

Para la mayoría de las empresas, la sostenibilidad es una prioridad. Para reducir su huella de carbono, algunas recurren a estrategias como plantar árboles para compensar las emisiones de carbono. Pero estas estrategias no entran en el fondo de la cuestión: primero, hay que reducir las emisiones de carbono.

Las empresas que se están tomando en serio el tema de la descarbonización ya han introducido medidas prácticas como parte de su plan para alcanzar las cero emisiones netas. Invierten en eficiencia energética, apuestan por la electrificación y utilizan fuentes de energía sostenibles. Han puesto en marcha procesos para reducir el consumo de energía y las emisiones. Sin embargo, ningún método lo conseguirá por sí solo. Del mismo modo que una empresa necesita distintas fuentes de ingresos, también debe contar con diversas formas de descarbonizarse.

“Nuestra prioridad principal es reducir el consumo de energía”, afirma Sofie Runius Cederberg, gerente global de compras estratégicas de SKF. “Nos ayuda a reducir tanto las emisiones como los costos”.

Las medidas para mejorar la eficiencia energética “encabezan la lista”, continúa, porque se asocian con reducciones claras del consumo de energía, lo que a su vez contribuye a reducir las emisiones.

“Queremos asegurarnos de que toda la cadena de suministro evoluciona hacia la descarbonización”, agrega Cederberg. “Debería formar parte de las actividades diarias de todos, pero la madurez varía en función de factores como el segmento industrial al que pertenezca la empresa, si ha asumido un compromiso público para reducir sus emisiones, y si sus propietarios, accionistas, clientes o proveedores la están presionando para que se descarbonice”.

Muchas empresas se han fijado metas ambiciosas para llegar a las cero emisiones netas. SKF, por ejemplo, prevé alcanzar la descarbonización completa para 2030 e implementar las cero emisiones netas en toda su cadena de suministro para 2050. Además, es uno de los cerca de 400 miembros de la iniciativa global de energía renovable RE100, que se han comprometido a completar la transición hacia ese tipo de energía.

“Adherirse a la RE100 es una manifestación pública de nuestro compromiso de pasar a la electricidad renovable”, afirma Cederberg.

Sofie Runius Cederberg es gerente global de compras estratégicas de SKF.

Garantías de origen

Una forma que tienen las empresas de demostrar el compromiso con las energías renovables es comprando Garantías de origen. Son certificados que acreditan que los kWh producidos proceden de una fuente renovable, como, por ejemplo, energía solar, eólica, geotérmica, hidroeléctrica sostenible, o biomasa. Para ello, pueden recurrir al uso de “paquetes”, es decir, comprar una tarifa “verde”, en la cual el usuario adquiere la energía y los certificados al mismo tiempo. Los certificados también pueden adquirirse por separado, “sin empaquetar”.

Cuando nos unimos, podemos lograr cosas importantes.

Sofie Runius Cederberg, gerente global de compras estratégicas de SKF

Estos certificados tienen distintos nombres en diferentes partes del mundo, tal como explicamos en el recuadro a continuación. Uno de los criterios de la RE100 –y cuyo cumplimiento plantea más dificultades– es la exigencia de una antigüedad máxima de 15 años para los activos utilizados para generar los certificados. “De este modo, garantizamos que seguimos ampliando la capacidad de generación de energías renovables”, afirma Cederberg.

Para cumplir con este requisito, los miembros deben acreditar que los certificados corresponden a activos de construcción reciente. Así, las empresas pueden ayudar a incrementar la presencia de energías renovables en la red eléctrica. Esto implica colaborar estrechamente con los promotores de estos activos nuevos para ayudar a garantizar su viabilidad económica.

“Cuando nos unimos, podemos lograr cosas importantes”, manifiesta Cederberg. “Y esa palabra –‍unirnos– significa mucho para nosotros. Queremos que todo el mundo sepa qué estamos haciendo, porque todos podemos generar impactos positivos, colaborando y trabajando juntos”.

Los certificados respaldados por estos activos nuevos se obtienen por medio de un mecanismo financiero con un nombre rimbombante, llamado acuerdo virtual de compra de energía (virtual power purchase agreement, VPPA). En este caso, el usuario sigue recibiendo energía (o “electrones”) de sus proveedores. Sin embargo, ahora los certificados se obtienen a través del VPPA, que está vinculado a un activo de energía renovable nuevo –y todavía sin construir en muchos casos– como un parque eólico o una central fotovoltaica.

¿Qué es un VPPA?

Utilizar un mecanismo financiero para producir una descarbonización real y tangible puede parecer incluso más conceptual que las medidas utilizadas para compensar las emisiones de CO2. Sin embargo, los VPPA ayudan a hacer realidad proyectos de energía verde de gran envergadura, y a menudo, arriesgados, impulsando así la generación de energía a partir de fuentes como turbinas eólicas y paneles solares. “Un VPPA es un instrumento para poner en marcha un proyecto de descarbonización”, explica Cederberg.

Un VPPA es un acuerdo de compra a largo plazo –normalmente, de 10 o 15 años–, aunque no implica el suministro físico de electricidad. Hace poco, SKF firmó un VPPA de 15 años para un proyecto solar que se construirá en La Mancha, en España. Comprará la mayoría de los certificados emitidos por el parque fotovoltaico, cuya puesta en marcha está prevista para agosto de 2024. Equivale a un tercio de la electricidad total consumida por las instalaciones europeas de la empresa.

“Nuestro compromiso a largo plazo con este proyecto garantiza al promotor un cliente fijo durante 15 años”, dice Cederberg. “Y, a cambio, podemos acceder a certificados de alta calidad”.

Debido al alto grado de interconexión del mercado energético europeo, los certificados generados en España pueden utilizarse en cualquier país de Europa, por ejemplo, en Alemania e Italia. Por otra parte, que SKF utilice energías renovables certificadas envía un mensaje positivo al resto de la industria, ya que subraya el papel clave que desempeñan las empresas a la hora de acelerar la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono. Sin embargo, para que el impacto sea real, todas las empresas comprometidas con la sostenibilidad deben poner de su parte.

“Nadie debe quedarse al margen”, continúa Cederberg. “No es un proyecto de importancia menor o una decisión opcional. Debe considerarse una parte íntegra de la actividad. Nuestros proveedores también tienen que dar un paso adelante, y nosotros podemos hacer mucho para empujarlos en la buena dirección. Nuestros clientes nos exigen un suministro garantizado sin emisiones de carbono. Nuestros inversores y accionistas esperan de nosotros una descarbonización total, al igual que nuestros empleados”.

Hace poco, SKF firmó un VPPA (acuerdo virtual de compra de energía) de 15 años para obtener certificados de fuentes de energía renovables.

Beneficios para el cliente

Los VPPA ayudan a tramitar los certificados; la eficiencia energética ayuda a reducir el costo de la energía. Pero ¿qué opinan los clientes de estas iniciativas? Dicho de otro modo, ¿por qué debería importarles?

“Nuestros clientes están evaluando continuamente nuestras medidas de sostenibilidad”, contesta Cederberg. “Quieren proveedores que les ayuden a descarbonizarse”.

Los clientes finales, como las empresas automotrices, cuentan con rigurosas metas propias de descarbonización y buscarán proveedores que puedan ayudarles a cumplirlas.

“Si empresas como BMW y Volvo compran nuestros productos, quieren saber en qué planta se fabricó y cuál es su factor de emisión”, explica Cederberg. “Quieren saber qué estamos haciendo para reducir nuestras emisiones y eso nos obliga a calcular las cifras para cada planta, e incluso para cada producto”.

En los proyectos de descarbonización, la atención suele centrarse en las emisiones de Alcance 2, es decir, aquellas sobre las que el usuario tiene un control directo, como la energía que compra. Después, están las emisiones de Alcance 3, que llegan desde la cadena de suministro.

“Para nuestros clientes, formamos parte de sus emisiones de Alcance 3”, puntualiza Cederberg. “No quieren importar nuestras emisiones a su actividad. De ahí, la importancia de demostrar que estamos cumpliendo con nuestras metas de descarbonización”.

Acciones futuras

SKF espera firmar un nuevo VPPA en Europa este año, lo que demuestra nuevamente su compromiso con las energías renovables. En los Estados Unidos, ha firmado dos acuerdos similares para obtener Certificados de energía renovable (Renewable Energy Certificates, REC) por la energía utilizada en sus plantas norteamericanas hasta 2037.

También existen planes similares para la India, que representa la mayor huella de carbono de SKF en Asia, y la empresa prevé formalizar un acuerdo en ese país este mismo año. “Será para una instalación de nueva construcción en la India”, revela Cederberg. “Los certificados obtenidos podrán utilizarse luego en todo el país”.

Por ahora, los VPPA y otros sistemas afines, como los REC en los Estados Unidos, serán tan solo uno de los componentes de la estrategia de descarbonización de SKF. Si bien ayudan a obtener certificados, no dejan de tener cierto riesgo, ya que llevan asociado un contrato de 15 años. En realidad, deben combinarse con otras modalidades. “Debemos disponer de una cartera de herramientas, como diferentes estructuras de precios y tecnologías que puedan ayudarnos a alcanzar nuestra meta de descarbonización”, concluye Cederberg.

Cómo se consigue un acuerdo VPPA

La central fotovoltaica de La Mancha, en España, es propiedad de la empresa energética italiana Enel; y la central estadounidense es propiedad de Clearway. Ante la falta de conocimientos del mercado energético, SKF recurrió a la consultora energética global Schneider Electric para que le asesorara en estos y otros acuerdos similares. “Buscábamos una entidad independiente que tuviera acceso a toda la información necesaria”, explica Sofie Runius Cederberg, gerente global de compras estratégicas de SKF.

Schneider conoce a todos los promotores y los detalles de los proyectos actuales y emergentes. Presenta una lista de oportunidades seleccionadas a SKF, que probablemente será una de varias empresas que aspiran a participar en los proyectos en cuestión. Con un historial consolidado en proyectos de sostenibilidad y su buena calificación financiera, SKF siempre es un comprador atractivo, argumenta Cederberg.

“Al demostrar nuestra sinceridad en el recorrido hacia la descarbonización, despertamos en el promotor la confianza necesaria para iniciar la construcción”, continúa. “Puede acelerar el proyecto porque sabe que tiene un cliente serio dispuesto a asumir un compromiso a largo plazo”.

Sin embargo, asegurar el éxito de los VPPA (acuerdos virtuales de compra de energía) implica mucho más que un simple contacto con Schneider. Requiere un esfuerzo multidisciplinario en el que participan departamentos como compras, tesorería, asuntos jurídicos y sostenibilidad. “Al ser un instrumento financiero, el VPPA necesita competencias en tesorería”, detalla Cederberg. “Pero también debemos cerciorarnos de que cumple con nuestros objetivos de sostenibilidad”.

Pero la función esencial de los VPPA es impulsar el uso de las energías renovables. “Queremos formar parte de esa transición y facilitar la entrada de más energía renovable en la red eléctrica global para que todos podamos alejarnos de los combustibles fósiles”, resume Cederberg.

Garantías de origen

En la mayoría de los países europeos, los certificados que acreditan que la electricidad procede de fuentes renovables se denominan Garantías de origen o GdO. En el Reino Unido, se llaman Garantías de origen de energía renovable (REGO), y en los Estados Unidos y Canadá, se denominan Certificados de energía renovable (REC).

Varios países latinoamericanos, africanos y asiáticos ofrecen REC internacionales (I-REC) e Instrumentos negociables para energías renovables globales (TIGR).

Algunos países han implementado mecanismos nacionales propios. Entre ellos, se incluyen los Certificados chinos de energía verde (GEC), los Certificados australianos de generación a gran escala (LGC) y los Créditos J, los Certificados de energía verde (GEC) y los Certificados no fósiles (NFC) utilizados en Japón.