Instinto eléctrico en Italia
Hace 20 años, la empresa familiar Benevelli, dedicada hasta entonces al sector de los motores de combustión interna, decidió apostar por el motor eléctrico. Hoy, desde su sede en la región de Módena en el norte de Italia, cosecha los frutos de esa decisión.
En 1996, un rayo metafórico cayó sobre la ciudad de Rubiera, en el norte de Italia. Ese año Alberto Benevelli electrificó el futuro de su empresa familiar, Benevelli S.r.l., tras tres décadas de actividad empresarial.
Benevelli
Fundación: 1962 por Emidio Benevelli
Gerencia: Alberto Benevelli, director ejecutivo
Sede: Via Salerno 28 42048 Rubiera, Reggio Emilia, Italia
Propiedad: Capital privado
Líneas de productos: Diseño y producción de sistemas de propulsión eléctricos, como cajas de cambios, unidades de transmisión doble y transejes en un sistema modular para todo tipo de vehículo autopropulsado. La empresa también fabrica soluciones de propulsión mecatrónicas, cajas de transferencia para vehículos todoterreno y ruedas motrices.
Cantidad de empleados: 24
Desde 1962, cuando su padre Emidio Benevelli empezó a construir cajas de cambios para motores de combustión interna, su empresa había florecido. Pero en 1996, cuando su hijo Alberto tomó las riendas de la empresa, el sector estaba en crisis. El mercado de motores de gasolina se estaba contrayendo y había que reorientar el negocio.
Alberto Benevelli se enteró de que una empresa local estaba desarrollando vehículos eléctricos para el manejo de materiales. Siguiendo su instinto, decidió producir un transeje diseñado específicamente para un vehículo accionado por baterías. Había observado que los sistemas de propulsión que se comercializaban en aquel entonces eran demasiado pesados, demasiado ruidosos o demasiado inestables para esta aplicación nueva.
A veces nos sorprende saber en cuántos sectores hemos conseguido entrar, todos ellos usuarios de motores eléctricos.
Alessandro Benevelli, director comercial, Benevelli
Al cambiar de sector, la empresa Benevelli también tuvo que cambiar sus transmisiones para adaptarlas a los nuevos requisitos técnicos. De entrada, los motores eléctricos llevan más componentes electrónicos y menos piezas mecánicas, y requieren un nivel de precisión muy superior.
Las unidades son más pequeñas, la eficiencia energética es fundamental y el ruido se convierte de repente en un factor que puede marcar diferencias. “En los motores de gasolina no era tan importante: el propio motor hace tanto ruido que la transmisión no se escucha”, recuerda Benevelli. “Pero los motores eléctricos son silenciosos y eso hace que el ruido de la transmisión cobre relevancia. Si el motor eléctrico hace ruido, el cliente pensará que es defectuoso”.
Colaboración con SKF
Benevelli S.r.l. siempre ha usado rodamientos SKF, pero no los utilizó exclusivamente hasta 2013, cuando Mario Bosetti, gerente de cuentas clave de SKF para ventas automotrices, se puso en contacto directamente con la empresa.
“Nuestro segmento del mercado estaba creciendo, pero pensábamos que no teníamos el volumen suficiente para interesar a SKF”, recuerda Alberto Benevelli, director general de la empresa. “Bosetti supo ver nuestro potencial y dio el primer paso. Quizá cualquier vendedor haría lo mismo, pero ese detalle significa mucho para mí”.
Hoy la empresa solo compra a SKF y nunca ha tenido problemas con sus rodamientos. “Compartimos la misma filosofía respecto de nuestro trabajo”, continúa Benevelli. “No nos quedamos quietos; nuestros productos evolucionan cada año. Modificamos la composición; mejoramos el rendimiento. Y SKF también: siempre están mejorando sus rodamientos”.
Benevelli también agradece la disponibilidad de SKF. Los pedidos se entregan puntualmente y los servicios tanto de venta como de posventa atienden rápidamente cualquier consulta nuestra.
SKF, como marca, aporta un valor adicional. “Cuando cambiamos a SKF, nuestros clientes lo valoraron muy positivamente”, explica Benevelli. “Les pareció muy bien. ¿Y cómo no les va a parecer bien? Por el mismo precio, tienen más calidad”.
De momento, Benevelli utiliza rodamientos de bolas y rodillos estándares de SKF (rodamientos radiales rígidos de bolas, rodamientos de dos hileras de bolas de contacto angular y rodamientos de rodillos cónicos), por lo que no ha sido necesaria una colaboración individualizada. Sin embargo, la empresa espera profundizar su colaboración técnica con SKF en el futuro, a medida que evoluciona al compás de un mercado en expansión.
Los motores eléctricos usan menos rodamientos que los motores de gasolina, pero la precisión es primordial. Por ello, la empresa elaboró especificaciones más estrictas en lo que se refiere a la precisión de sus rodamientos y ruedas dentadas. Actualmente, utiliza rodamientos de bolas y rodillos estándares de SKF (rodamientos radiales rígidos de bolas, rodamientos de dos hileras de bolas de contacto angular y rodamientos de rodillos cónicos), recomendados por su rendimiento confiable en condiciones de uso exigentes y variadas.
Los vehículos autónomos exigen una precisión aún mayor y deben someterse a controles de calidad extremadamente rigurosos. “Ahora, la precisión de los engranajes para los vehículos autónomos se mide en micras”, dice Matteo Benevelli, director de producción de la empresa e hijo menor de Alberto.
Muchas aplicaciones se destinan a vehículos compactos –autónomos y no autónomos– caracterizados por estrictas exigencias de rendimiento. “El transeje debe ser pequeño y resistente”, observa Alessandro Benevelli, director comercial de la empresa e hijo mayor de Alberto.
Actualmente, la empresa produce seis líneas de transejes exclusivamente para vehículos eléctricos. Se diferencian por su tamaño, potencia, par, carga, sistema de frenos y especificaciones del motor. Entre 2013 y 2018, las ventas crecieron un 500% y, cada semana, Benevelli recibe, al menos, siete peticiones no solicitadas para instalar sus productos en todo tipo de vehículo, por ejemplo, barredoras de calle, tractores de remolque, plataformas de almacén, sillas de ruedas, carretillas para obras de construcción, autobuses sin conductor, máquinas cosechadoras, pulidoras de hielo en pistas de patinaje, vehículos de soporte en tierra para aeropuertos, furgonetas de reparto de Amazon, vehículos de competición para E-Motorsport o de asistencia eléctrica para carruajes tirados por caballos. “A veces nos sorprende saber en cuántos sectores hemos conseguido entrar, todos ellos usuarios de motores eléctricos”, observa Alessandro.
La categoría más pequeña, pero que crece rápidamente, es lo que la empresa llama e-mobility (movilidad eléctrica), que engloba todo lo que se desplaza por caminos o carreteras, además de automóviles.
Por ejemplo, la empresa francesa Navya produjo un minibús autónomo, el Autonom Shuttle, que ya funciona en 14 ciudades de 7 países. Un proyecto más reciente es el Autonom Cab, también impulsado exclusivamente mediante electricidad. Benevelli ha entregado los sistemas de propulsión para 150 vehículos y espera recibir pedidos para 200 unidades más en 2019.
Tan convencida está la familia respecto del futuro de la energía eléctrica que, en 2019, producirá motores eléctricos con la marca Benevelli para asegurar la plena integración de sus sistemas de propulsión.
“El futuro del vehículo eléctrico es nuestro presente”, resume Alberto Benevelli. “El mundo es eléctrico. Los que nos dedicamos a este sector sabíamos que esto ocurriría, pero nunca pensamos que fuera tan rápido”. Como se dice, a la velocidad del rayo.