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El consultor Ian Kershaw ayuda a los gigantes de la automoción a afrontar los retos del futuro. 

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Datos

Edad: 47 años.
Vive en: Cambridge, Reino Unido.
Familia: Tiene esposa, una hija de 22 años y un hijo de 19, además de un perro, Oscar, un Newfoundland de dos años y 63 kilos, de talante apacible y amante del queso.
Aficiones: Los deportes de motor, esquiar, los viajes en carretera con amigos, una gran variedad de música (desde Beethoven hasta Joe Bonamassa) y su perro Oscar.
Libros preferidos: Cualquier libro escrito por Tom Clancy; Genghis Khan Guide to Business, de Brian Warnes.
Películas preferidas: The Blues Brothers y Lawrence of Arabia.

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Ricardo

La industria global de la automoción se enfrenta a presiones crecientes para invertir en tecnologías que reduzcan el impacto medioambiental sin que ello merme su rentabilidad. Ante retos como este, sirve contar con personas como Ian Kershaw. Como director general para el norte de Europa de Ricardo Strategic Consulting (RSC), Kershaw ayuda a las empresas a mantener negocios prósperos, rentables y competitivos, lo que implica la incorporación creciente de procesos de producción y tecnologías sostenibles.

Ricardo es uno de los grupos de ingeniería más innovadores del mundo y trabaja con la tecnología más puntera en el sector de la automoción; por ello, Kershaw y su equipo en RSC cuentan con una perspectiva única de los problemas y las tendencias actuales del sector. Haciendo uso de su vasta experiencia, RSC ayuda a las grandes empresas automovilísticas a implementar métodos de gestión y tecnologías para mejorar su rentabilidad y competitividad, trabaja en procesos de fusión y adquisición de empresas, y asesora a instituciones gubernamentales y empresas de capital privado sobre tendencias futuras que afectarán al sector del transporte, así como a otros sectores.

A Kershaw le apasiona su trabajo y la industria de la automoción en general. “Es emocionante trabajar con gente tan brillante y con tanto talento”, dice Kershaw. En los 8 años que lleva trabajando en RSC, la empresa ha crecido hasta tener una plantilla de más de 60 consultores con presencia en China, la República Checa, Alemania, India, Italia, Japón, Corea, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos. Además, la empresa dispone de las competencias de los más de 1.300 ingenieros que trabajan en Ricardo para llevar a cabo cualquier proyecto.

Kershaw se incorporó a Ricardo a principios de 2004 para ayudar en la creación del nuevo negocio de consultoría. Anteriormente había trabajado durante varios años en prestigiosas consultoras internacionales de estrategia, y ocupado cargos de dirección en investigación y desarrollo, fabricación y finanzas en la industria automovilística. Ingeniero con formación en dirección de empresas, posee una licenciatura superior de la Universidad de Cambridge y un MBA de la Universidad de Cranfield, en el Reino Unido. Ahora, tras 8 años trabajando en RSC, Kershaw afirma sentirse a gusto en el entorno dinámico de la consultoría, intentando predecir tanto las tendencias que impulsarán la movilidad a largo plazo como las soluciones que favorecerán un crecimiento sostenible.

Aunque existe un consenso general de que se debe tender hacia el transporte o la movilidad sostenible, cómo se conseguirá y cuáles son sus motores varía en función del país y las prioridades sociales y políticas que establecen las distintas sociedades. “En Europa, pasa por reducir las emisiones de dióxido de carbono”, dice Kershaw. “En los Estados Unidos, se busca la seguridad energética y reducir la contaminación urbana. China quiere controlar la contaminación sin sacrificar la prosperidad económica o el empleo. Aunque gobiernos y políticos alrededor del mundo esperan una solución mágica que permita al mundo moverse de forma sostenible”, comenta
Kershaw, “esto solamente se podrá conseguir utilizando una amplia gama de tecnologías, productos y procesos inteligentes, que generarán un abanico de innovaciones que contribuirán al conjunto”.

“Intentamos hacer una prospección de lo que puede suceder de aquí a 30 años”, dice Kershaw. Esto supone estudiar cómo evolucionará la industria automovilística no solamente en los países industrializados, sino también en los BRICs (Brasil, Rusia, India y China) y los recién denominados “11 siguientes” (países como Corea del Sur, Turquía, México e Indonesia que están experimentando un crecimiento industrial rápido). “La búsqueda del camino correcto hacia una movilidad sostenible es diferente en cada país”, dice. Añade que a todos los países les interesa un transporte más seguro y más sostenible que consuma menos combustibles fósiles.

De hecho, según un estudio de Ricardo, la demanda de petróleo puede tocar techo antes de 2020, volviendo en 2035 a niveles significativamente inferiores a los de 2010. Como señala el informe: “Se predice que los cambios evolutivos en la tecnología automovilística conllevarán cambios revolucionarios en la demanda de gasolina. Dentro de la creciente disparidad en la demanda de tipos de combustible, la demanda de gasóleo se verá impulsada debido al transporte pesado, mientras que la demanda de gasolina bajará debido a la creciente eficiencia de los mecanismos de transmisión y a los mayores porcentajes de bioetanol en las mezclas comercializadas”.

“No obstante, aunque la tendencia es hacia una mayor electrificación de los vehículos, aproximadamente el 85 por ciento de los vehículos en 2030 seguirán utilizando gasolina, gasóleo, gas natural y mezclas con biocombustibles”, señala Kershaw. “Los motores de combustión son, y seguirán siendo, un método económico para la propulsión de vehículos”, dice. Los avances hacia motores más eficientes, más pequeños y más ligeros, combinados con el uso de electrónica inteligente y tecnología de turboalimentación, así como la mayor utilización de motores eléctricos, hibridación, componentes auxiliares eléctricos, materiales avanzados y otras tecnologías que permiten el ahorro de combustible, compensarán con creces la creciente demanda de combustible derivada del incremento en el número de vehículos. Además, el crecimiento de biocombustibles procedentes de fuentes más sostenibles tendrá un impacto a más largo plazo, a medida que las empresas mejoren sus procesos de producción.

“Eso no quiere decir que las nuevas tecnologías, como los vehículos eléctricos, las pilas de combustible y los coches con motor de hidrógeno, no vayan a ocupar su lugar dentro del transporte sostenible a largo plazo, siempre y cuando puedan superar los obstáculos técnicos y de costes”, dice Kershaw. Las actitudes sociales y las inversiones en infraestructuras que fomenten la electrificación y los combustibles alternativos también determinarán el ritmo de implantación de estas tecnologías.

El modo en que se gestione el transporte en la carretera también incidirá en la movilidad sostenible, dice. “El uso de las tecnologías de la información para el control de la congestión del tráfico y para la seguridad también disminuirá el consumo de combustible”, explica Kershaw. Añade que muchas personas están empezando a cambiar sus hábitos y a reducir el uso de transporte privado. “Internet ha desempeñado un papel clave a este respecto”, dice. “Por ejemplo, mi kilometraje personal ha bajado de 32.000 kilómetros al año, hace 8 años, a 21.000 kilómetros actualmente”.

“La gente tendrá coches distintos por motivos distintos”, continúa Kershaw. “La gente pagará el transporte en automóvil de distintas maneras. Es posible que estemos presenciando el fin del coche para uso general”. La aparición de planes de pago mensuales y de pago por uso son sólo dos ejemplos de soluciones de transporte innovadoras.

“Las leyes sobre emisiones, cada vez más estrictas, seguirán estimulando a las empresas del sector de la automoción para continuar innovando”, dice Kershaw. Teniendo en cuenta que ha habido empresas que han mantenido sus presupuestos de investigación y desarrollo a pesar del clima económico actual, Kershaw prevé oportunidades continuadas para el desarrollo de productos y tecnologías capaces de hacer importantes contribuciones hacia un mundo móvil mejor.