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David Coulthard – pasión por ganar

Con más de 12 años bajo los focos de la Fórmula 1, David Coulthard sigue comprometido con dos cosas: ganar y mejorar.

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Datos

Vive en: Mónaco desde 1995
Familia: una prometida, un hijo y una hijastra
Edad: 40 años
Película o libro preferido: “Todavía no lo he visto o leído…”

Con más de 12 años bajo los focos de la Fórmula 1, David Coulthard sigue comprometido con dos cosas: ganar y mejorar.

David Coulthard es uno de los pilotos de Fórmula 1 de más éxito de la historia. Sin embargo, no llegó a la entrevista con Evolution en coche sino en una bicicleta de montaña. En parte, lo hace obligado por el denso tráfico de Mónaco pero también forma parte de su programa de entrenamiento. Y con 40 años, no hay duda que está en buena forma, delgado, ágil, con un apretón de manos firme.

Las cuatro ruedas han sido parte de la vida de Coulthard desde siempre. En la noche de marzo de 1971 cuando Coulthard nació, sus padres fueron corriendo a la maternidad. A su madre la pusieron en una cama con ruedas para llevarla a la sala de partos pero Coulthard no pudo esperar. “De hecho, nací en la camilla, sólo 45 minutos después de que mis padres salieran de casa”, dice Coulthard. “Nací literalmente sobre cuatro ruedas”.

La familia de David ya estaba muy vinculada a los deportes de motor. El abuelo de Coulthard compitió en el rally de Monte Carlo, y su padre, Duncan Coulthard, tuvo éxito como piloto de karts, llegando a ser campeón de Escocia. Duncan dejó de correr cuando todavía era adolescente, cuando murió su padre. A los 21 años, se hizo cargo del negocio familiar, la empresa de transporte Hayton Coulthard, con sede en Twynholm, Escocia.

Sin embargo, Duncan no abandonó el karting sino que continuó como director de la escudería Coulthard. Cuando David Coulthard cumplió 11 años, su padre le regaló un kart. En su primera carrera, David acabó dos vueltas enteras detrás del ganador pero pronto tuvo su primer triunfo y recibió el trofeo al mejor piloto novato en la pista local de Stranraer, Escocia.

A David Coulthard no era correr en sí lo que le atraía. “Nunca he sentido pasión por los coches”, dice. “Mi pasión era competir y ganar. Probé otros deportes antes del karting pero comprendí que era mi oportunidad para desarrollar esa pasión”.

Cuando era piloto de kart, Coulthard solía puntuar cada carrera en una escala de 10 puntos en una libreta. También había una columna con el título “Rendimiento”.

“En esa columna puntuaba si había cometido errores o si era una carrera clínicamente correcta”, dice. “En aquel tiempo, era importante para mí, y también es importante ahora. Nunca me puntué con un 10, ni siquiera cuando ganaba la carrera. Soy autocrítico, de eso no hay duda”.

Impulsado por su deseo de competir y mejorar, Coulthard fue subiendo rápidamente por las distintas categorías. En 1989, pasó a la Fórmula Ford y ganó la primera edición del premio Piloto Joven del Año de McLaren/Autosport. En 1992, compitió en la serie Fórmula 3000, acabando noveno en la clasificación, y en 1993, acabó tercero.

En 1993, Coulthard consiguió lo que miles de jóvenes sólo pueden soñar: un contrato como piloto de pruebas para la escudería campeona Williams. Después del accidente mortal de Ayrton Senna en Imola en mayo de 1994, fue ascendido a piloto de carreras.

“Hay que ser un desalmado para pensar, después de saber que tu compañero de equipo ha muerto, ‘Es mi oportunidad, esto me puede beneficiar’”, dice Coulthard. “No pensé en cómo afectaría a mi carrera, simplemente sentí una gran tristeza”.

Coulthard corrió con Williams en la temporada de 1995 y obtuvo su primera victoria en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Portugal de aquel año.

En 1996, Coulthard fichó por la escudería McLaren, con el futuro campeón Mika Häkkinen como compañero de equipo. Fue el comienzo de una relación con la escudería que duró nueve años, la segunda más larga de la historia de la Fórmula 1, sólo superada por los años que estuvo Michael Schumacher con Ferrari. Durante este periodo, Coulthard ganó nueve carreras y un segundo puesto en el campeonato de pilotos (2001).

Por último, Coulthard pasó a la escudería austríaca Red Bull durante el periodo 2005–2008, formada en 2004. Siendo un equipo nuevo, Red Bull quería contar con la experiencia de un piloto como Coulthard. Hoy es la escudería dominante de la Fórmula 1, ganadora de los campeonatos de constructores y pilotos en 2010 y 2011.

Según Coulthard, el éxito de Red Bull es la conjunción de varios factores. “Evidentemente, el dinero es muy importante”, dice. “No hace falta ser la escudería más rica, pero debes tener dinero suficiente”.

Pero más importante que eso es tener la gente adecuada en el lugar adecuado.

“Red Bull nos dio libertad para reunir a las personas y herramientas que necesitábamos para trabajar bien”, explica. “Debe haber comunicación y armonía dentro del equipo, aún cuando no estemos de acuerdo en todo. Es importante compartir elogios cuando ganas pero tampoco te debe asustar algún pequeño fracaso”.

Coulthard señala otro factor importante de éxito, un factor conocido en el mundo de las empresas: un empeño constante por mejorar.

“Aún tras ganar una carrera, el equipo se reunía y decía: ‘¿En qué fallamos? ¿Qué podemos mejorar?’”, dice. “Puede sonar extraño pero sabíamos que todos nuestros competidores estaban haciendo exactamente lo mismo, intentando mejorar, y si no lo hacíamos nosotros, pronto se nos adelantarían. Al igual que en los negocios, no puedes ser más fuerte que tu eslabón más débil”.

 Coulthard se retiró de la Fórmula 1 con 535 puntos, la puntuación más alta jamás conseguida por un piloto británico, superando el récord anterior de Nigel Mansell de 482 puntos. Coulthard también se hizo con 13 victorias y 62 podios, y es uno de los pocos pilotos que ha competido en más de 200 grandes premios.

Hoy, Coulthard sigue comprometido con el deporte de motor. Compite en la serie DTM alemana, es comentarista para la BBC británica y participa en actos de RRPP para Red Bull. Y el deseo de mejorar constantemente sigue impregnando su visión del mundo. Ante la pregunta habitual de cuál es su película o libro preferido, se queda pensando un poco y luego contesta: “Bueno, siempre intento mirar hacia el futuro, así que tendría que decir que todavía no lo he visto o leído”.