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Suban al tren del crecimiento ferroviario

Suban al tren del crecimiento ferroviario

El crecimiento de la población urbana y el foco creciente en la reducción de emisiones están llevando a muchos gobiernos a invertir fuertemente en proyectos ferroviarios para el transporte de mercancías, y también en trenes ligeros y redes de subterráneos para el transporte de pasajeros.

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Al sector ferroviario global le esperan varios años de expansión ininterrumpida mientras los gobiernos buscan respuestas a los desafíos crecientes de la urbanización y del cambio climático.

Según BMI (Business Monitor International) Research del Fitch Group, los proyectos actualmente iniciados a nivel internacional para la ampliación de redes ferroviarias suman unos 2,4 billones de dólares, con China, los Estados Unidos, India, Brasil y Gran Bretaña como los países que más invierten.

Es una buena noticia para las empresas proveedoras de material rodante, infraestructura, tecnología y servicios posventa para la industria ferroviaria, como SKF.

Según la UNIFE (Union des Industries Ferroviaires Européennes), una asociación con sede en Bruselas que representa a la industria ferroviaria europea, el mercado global, actualmente valorado en 150 000 millones de euros, crecerá un 2,7% anual entre 2014 y 2019.

“Megatendencias globales favorables, como el crecimiento demográfico, la urbanización constante, mayores demandas de movilidad y cuestiones medioambientales impulsarán el crecimiento del sector”, afirma la UNIFE.

Los ferrocarriles urbanos, que incluyen los sistemas de subterráneos y los trenes ligeros, atraen una parte sustancial de las inversiones, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes.

El número de sistemas de subterráneos en funcionamiento en todo el mundo ha crecido más de un 80% en las dos últimas décadas. Según el informe de 2015 de la Asociación Internacional del Transporte Público (UITP), 157 ciudades de todo el mundo tenían un sistema de subterráneos en 2014, en comparación con los 84 que había en 1990.

Esa cifra seguirá aumentando, ya que se están invirtiendo más de 623 000 millones de dólares en proyectos de ferrocarriles urbanos. De esa cifra, casi un tercio se concentra en la India y China (con 70 000 y 115 000 millones de dólares, respectivamente), según datos de BMI Research.

El crecimiento demográfico es un motor clave de la inversión en ferrocarriles urbanos. A medida que la población se concentra en las ciudades, aumentan la congestión del tráfico, la saturación de las redes existentes de transporte público y la contaminación.

El proceso será cada vez peor. El Banco Mundial proyecta que, en 2045, 6 000 millones de personas vivirán en las ciudades, 2 000 millones más que hoy.

Los objetivos de reducción de emisiones, ahora más estrictos, también están obligando a los gobiernos a desarrollar sistemas de tránsito masivo no contaminantes, o menos contaminantes, como los trenes, la forma de transporte público “más eficiente en emisiones” según un informe de la UIC (Unión Internacional de Ferrocarriles) y la Comunidad de Ferrocarriles y Empresas de Infraestructura Europeos.

“Como ventajas, mejora la productividad porque la gente pasa menos tiempo en el tráfico y hay menos congestión, y también atrae más inversiones a la ciudad”, dice Michelle Karavias, responsable de investigación de infraestructuras de BMI Research en Nueva York.

Aunque China y la India copan los primeros puestos de inversión en ferrocarriles urbanos –hay 70 proyectos de subterráneos actualmente en marcha en China, afirma Becky P. Y. Loo, directora del Instituto de Estudios del Transporte en la Universidad de Hong Kong–, no son las únicas.

Perú está construyendo 35 kilómetros de subterráneo en su capital, Lima.

El proyecto, con un costo estimado de 5 700 millones de dólares, será financiado por el gobierno y un consorcio de empresas, una colaboración entre sector público y privado que es cada vez más habitual, dice Karavias, como estrategia para ahorrar dinero en proyectos costosos.

Mientras tanto, Arabia Saudita tiene planes ambiciosos para construir un sistema de subterráneos con 6 líneas y 175 kilómetros en la capital Riad, lo que lo convierte en el mayor proyecto de subterráneos del mundo, según Siemens, que suministrará el sistema llave en mano completo para dos líneas sin conductor, incluidos trenes y equipos de señalización y comunicación.

El crecimiento demográfico es un motor clave de la inversión en ferrocarriles urbanos.
El crecimiento demográfico es un motor clave de la inversión en ferrocarriles urbanos.

Los trenes ligeros también son cada vez más populares, sobre todo en Asia, porque son más fáciles y más baratos de construir, explica Loo.

Este año entrará en funcionamiento la primera red de trenes ligeros de Taiwán, en la ciudad portuaria de Kaohsiung. Con una longitud de 22 kilómetros, será el primer sistema sin cables del mundo: los coches eléctricos se equiparán con un “acumulador de carga rápida” que permitirá recargas en las estaciones.

También crece la inversión en el transporte de mercancías por ferrocarril para reducir el desgaste de las carreteras producido por los camiones.

Sin embargo, en este segmento y en comparación con el ferrocarril urbano, se prevé un ritmo de crecimiento más lento que se explica sobre todo por el colapso de los mercados de materias primas.

Muchos proyectos de transporte de mercancías por ferrocarril en África, América Latina y Australia están vinculados a nuevas explotaciones mineras, que pueden dejar de ser viables por la caída de precios y la desaceleración económica.

La empresa alemana SCI (Sadi Carnot Ingenieure) Verkehr prevé un crecimiento a mediano plazo del mercado de transporte de mercancías del 2,4%, muy inferior al 7% previsto para el segmento urbano.

El tren de alta velocidad también es sensible a la debilidad del crecimiento económico. La tecnología de los trenes bala es costosa y ofrece una baja rentabilidad a los inversores. En este segmento, SCI Verkehr prevé un crecimiento anual del 1,3%, básicamente en servicios posventa.

En los últimos años, varios países han cancelado proyectos. La excepción es China. Con 19 000 kilómetros de vía para trenes de alta velocidad, la red más larga del mundo, China está invirtiendo 35 000 millones de dólares estadounidenses en otros 5 500 kilómetros de línea férrea, según BMI Research.

China también invierte en proyectos de alta velocidad en otros países, lo que la convierte en una posible amenaza futura para los fabricantes extranjeros de trenes, como Siemens, Bombardier y Alstom.

En octubre de 2015, China ganó un contrato valorado en 5 500 millones de dólares estadounidenses para una línea de ferrocarriles de alta velocidad de 150 kilómetros en Indonesia. Y antes de que el proyecto fuera cancelado, un consorcio de capital mayormente chino había sido contratado para construir un tren bala mexicano.

Pero ningún país iguala a Qatar en inversión en infraestructura ferroviaria. Elegido sede de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA de 2022, el país está construyendo una “completa red ferroviaria desde cero”, explica Karavias. Hay planes para un sistema de subterráneo en la capital, Doha, y una línea de tren ligero en la ciudad de Lusail, además de una red de larga distancia para el transporte de pasajeros y mercancías.

Con el desarrollo de corredores de transporte interregionales en distintas partes del mundo, como la línea proyectada entre Brasil y Perú, la continuidad de la inversión ferroviaria parece asegurada.

“Somos más optimistas con respecto al transporte por ferrocarril que por carretera”, concluye Karavias.