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Camino hacia el futuro

Camino hacia el futuro

China está recuperando antiguas rutas comerciales para impulsar el crecimiento interno y del resto de Asia. Las inversiones previstas en infraestructura, transporte y energía son enormes.

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En el siglo II a. C., Zhang Qian, enviado de la China Imperial, puso en marcha lo que ahora se conoce como la Ruta de la seda, lo que abrió el país al comercio con grandes extensiones del continente asiático, y con ello revolucionó el comercio global. Hoy, el actual presidente de China, Xi Jinping, quiere repetir la hazaña con una versión moderna de la legendaria ruta comercial.

El presidente ha lanzado el Sueño chino, una visión de cómo transformar China en una “sociedad moderadamente acomodada” en 2021, año que marca el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino, y el objetivo a más largo plazo de convertir China en una nación plenamente desarrollada en 2049, centenario de la fundación de la República Popular.

La nueva Ruta de la seda tiene todas las oportunidades de revolucionar nuevamente el comercio global.

A finales de 2013, Xi dio un paso importante hacia la materialización de su visión del Sueño chino con el lanzamiento de la iniciativa Belt and Road (B&R) o “Cinturón y camino”. El “cinturón” se refiere al Cinturón económico de la nueva Ruta de la seda, que unirá China y Europa a través de Asia central y occidental, y el “camino” se refiere a la Ruta de la seda marítima del siglo XXI, que conectará China con el sudeste asiático, África y Europa.

En el proyecto, participan más de 100 países con un PBI conjunto de 21 billones de dólares. Es un plan sumamente ambicioso, ya que potencialmente engloba el 70% de la población mundial, la mitad del PBI mundial y una cuarta parte de los bienes y servicios que se mueven por el planeta.

Modernizar y ampliar las infraestructuras y los sistemas de transporte de las regiones implicadas será una tarea inmensa. China ha declarado que invertirá un total acumulado de 4 billones de dólares en los países B&R.

Los proyectos que actualmente se están elaborando son gigantes. En 2016, según cifras oficiales, había 900 operaciones en marcha, con un valor de 890 000 millones de dólares. Incluyen un gasoducto desde la bahía de Bengala hasta China suroccidental, pasando por Myanmar, y una conexión ferroviaria entre Pekín y Duisburgo, un nudo de transporte en Alemania. Asimismo, en abril de 2016, una naviera china, Cosco, adquirió el 67% del segundo puerto más grande de Grecia, El Pireo, desde el cual empresas chinas están construyendo una red ferroviaria de alta velocidad que conectará la ciudad con Hungría y, más adelante, con Alemania.

Se cree que la mitad o más de todos los nuevos proyectos internacionales de infraestructuras se formalizan con países B&R.

Pero la iniciativa B&R es mucho más que conexiones físicas y estructuras. Pretende crear la mayor plataforma del mundo para la cooperación económica, incluidas la coordinación de políticas, la colaboración comercial y financiera, así como la cooperación social y cultural.

Como era de esperar, políticos de muchos países se han apresurado a subirse al tren. Cada vez que el presidente Xi visita un país B&R, se ponen en marcha proyectos nuevos. Como resultado, una proporción creciente de la inversión extranjera directa (IED) de China se destina a la Ruta de la seda. En 2015 la IED en los países B&R subió el doble de rápido que la IED total. Tanto Rusia como Mongolia también han manifestado que alinearán sus planes de infraestructura con los de China.

Hasta la fecha, China ha invertido 51 000 millones de dólares en B&R. La financiación es fundamental y corre mayormente a cargo de tres instituciones financieras nuevas que apoyan el desarrollo del proyecto B&R: el Fondo de infraestructura de la Ruta de la seda, con un capital de 40 000 millones de dólares; el Banco asiático de desarrollo, con un capital de 100 000 millones de dólares y 21 estados miembro en Asia; y el Nuevo banco de desarrollo formado por los países BRIC, también con un capital de 100 000 millones de dólares.

La creación del Banco asiático de inversión en infraestructura (Asian Infrastructure Investment Bank, AIIB) multilateral, iniciada por China, está estrechamente relacionada con B&R. Este banco representa un hito importante en la nueva estrategia global de China; el país posee más de la cuarta parte de los derechos de voto y la entidad podría ser algún día una competencia directa del Banco Mundial. En mayo de 2017, el banco, con sede en Pekín, tenía 52 estados miembro y otros 25 habían solicitado la adhesión.

Los primeros proyectos B&R, en los que Europa y Asia trabajan conjuntamente como bloques comerciales diferentes, ya están en marcha. El conjunto constituye un desafío a la manera tradicional de enfocar el comercio global en los Estados Unidos, consistente en un bloque transatlántico y un bloque transpacífico como los dos principales bloques comerciales, y los Estados Unidos como eje central. Por lo tanto, la Ruta de la seda tiene todas las oportunidades de revolucionar nuevamente el comercio global.