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HECHO EN ÁFRICA

La subida de los costes laborales en Asia hace que los fabricantes miren ahora hacia África. ¿Se convertirá este continente en el nuevo centro de fabricación global?

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Para muchos países, la fabricación conduce al crecimiento y desarrollo sostenibles.

“Ningún país puede industrializarse sin convertirse antes en fabricante”, dice Hinh T Dinh, economista del Banco Mundial y autor de Light Manufacturing in Africa: Targeted Policies to Enhance Private Investment and Create Jobs. “En la mayoría de países, la fabricación representa el 20-35% de la economía antes de que el sector servicios y otros empiecen a ganar terreno”.

Sin embargo, dice Dinh, en la economía africana el peso de la fabricación baja desde hace tres décadas. Hoy, sólo suma el 9% y el desempleo se mantiene alto. “El continente africano se compone de más de 50 países y es muy difícil hablar en términos generales. Sin embargo, en la mayoría de ellos, la fabricación no ha evolucionado como se esperaba. En los años 60 y 70, el continente aplicó la estrategia de desarrollo económico por entonces en boga: una fuerte inversión pública en distintos sectores, creando empresas de propiedad estatal. Luego, se optó por recurrir a la estrategia contraria, dejando todo en manos del mercado. Sabemos ahora que dejarlo todo a merced del mercado no es la solución”.

Muchos países africanos están estancados en la pobreza. Según Dinh: “No tienen medios para invertir en las infraestructuras, los recursos humanos y los recursos financieros necesarios, y entran en un ciclo vicioso de baja industrialización y pobreza generalizada”.

Por otra parte, el PIB africano está creciendo a un ritmo relativamente alto, en torno al 4-5%. “Este crecimiento se explica por el alza de la cotización de los productos primarios, sobre todo los minerales, en los mercados internacionales”, dice. “Pero este modelo no crea empleo y es poco probable que sea sostenible”.

Sin embargo, Dinh y otros economistas señalan una serie de factores potencialmente positivos para el futuro económico de África. “Los costes en las zonas costeras de China suben desde hace una década, y ahora empiezan a subir incluso en las provincias del interior. Para las empresas chinas ya no es rentable fabricar artículos baratos y eso crea una oportunidad para los países africanos”.

Adam Elhiraika, director de la División de Política Macroeconómica de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas (CEPA), enumera algunas ventajas que ofrece el continente: “Mejora del capital humano gracias a la educación; la matriculación en la enseñanza primaria supera el 90% en la mayoría de los países, y la enseñanza superior crece y evoluciona. Ahora es más fácil que nunca encontrar trabajadores cualificados. Crecen la demanda interna y el comercio interafricano y, como consecuencia, aumenta el tamaño del mercado”.

Dinh señala que los precios que fijan muchos mercados serían ventajosos para las importaciones africanas. Otro factor importante son los abundantes recursos naturales que poseen numerosos países del continente: petróleo, minerales y recursos agrícolas. Elhiraika cree que una industrialización basada en las materias primas es posible si cuenta con el apoyo de los gobiernos.

“No todos los países africanos poseen estos recursos, pero los que sí los tienen deben fomentar la producción de bienes tanto para el mercado interno como para el externo”, dice Elhiraika. “Por ejemplo, en Botsuana, el gobierno implantó una política para tallar y pulir los diamantes localmente, creando de este modo una industria completamente nueva”.

Dinh coincide en que la intervención de los gobiernos es necesaria, a pesar de la experiencia de los años 60 y 70. “Muchas medidas gubernamentales no precisan financiación, y se pueden poner en marcha numerosas políticas para fomentar la fabricación”. Recomienda a los gobiernos que identifiquen los factores que limitan el crecimiento de sectores prometedores y que trabajen activamente para eliminarlos. En África, los seis factores principales que limitan la fabricación suelen ser la disponibilidad y calidad de las materias primas, las dificultades logísticas, el acceso a la tierra, el acceso a la financiación y el nivel de cualificación de los trabajadores y directivos.

Y cita como ejemplo el cuero etíope. “En Etiopía se desaprovecha la piel de la mayoría del ganado que se sacrifica. Las razones son varias, pero la más importante es un ectoparásito que daña la piel y la hace inservible para el curtido. El tratamiento es sencillo: una vacuna administrada dos veces al año, con un coste nacional de menos de 7 millones de euros. Aquí es donde debe intervenir el gobierno. Un fabricante de calzado no puede solucionar el problema del ectoparásito, es necesario que se implique a todo el sector agrario. Defendemos intervenciones selectivas y dirigidas como esta”.

Dice Elhiraika: “Hemos visto periodos de crecimiento antes, no sólo en lo que a recursos naturales se refiere. Pero ahora hay otros factores que me inducen a ser optimista respecto al futuro de África: el crecimiento del mercado de consumo interno, la mejora en la gestión económica de los gobiernos y la diversificación de las relaciones económicas a nivel global. Y aunque los niveles de fabricación con respecto a la economía se han estancado, o incluso han bajado, en términos absolutos, ésta ha aumentado”.

Brotan oportunidades en Etiopía
Hace unos 15 años, el empresario Ryaz Shamji fundó Golden Rose AgroFarms Ltd, la primera empresa exportadora de rosas de Etiopía. Shamji se dio cuenta de que Etiopía ofrecía condiciones favorables para el cultivo de flores, y estaba más cerca de sus mercados –Europa y Oriente Medio– que Kenia, donde se encontraban sus competidores más próximos. Hoy, la industria etíope dedicada a la floricultura y su exportación es la cuarta del mundo, da empleo a más de 50.000 personas y genera unos 145 millones de euros al año.

”Este crecimiento ha ayudado a las aldeas a convertirse en ciudades y ahora las familias pueden enviar a sus hijos a la escuela”, dice Shamji. “Supone salir de la dañina espiral que se asocia con la agricultura de subsistencia”.

Como hombre de negocios, Shamji cree en el potencial de África. “Es imposible describir el gran número de oportunidades que se están abriendo para el sector de la fabricación, en todo el continente y en todos los sectores. Entre las ventajas potenciales están la de ser el primero, la falta de competencia, la disponibilidad de suelo y el acceso a los recursos naturales. Hay posibilidades para la sustitución de importaciones y exportaciones”.