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La cuarta gran ola de la industria

La cuarta gran ola de la industria

La cuarta Revolución Industrial, la Internet Industrial de las Cosas, empieza a ser una realidad. Promete potenciar la eficiencia y la productividad industriales y, con ello, sumará 12 billones de euros a la economía global para 2030.

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Hacia finales de 2017, un tren cargado de mineral de hierro salió de la ciudad de Tom Price en la región minera de Pilbara, en Australia Occidental, y recorrió 100 kilómetros hasta el asentamiento de Paraburdoo.

El viaje transcurrió sin incidentes por el polvoriento ferrocarril del desierto. Solo hubo un hecho destacable: no había ningún ser humano a bordo. En su lugar, el tren, operado por la empresa minera Rio Tinto, contaba con una serie de sensores que se comunicaban con procesadores electrónicos y con un centro de mando remoto que lo guiaba con precisión por las vías. El éxito de esta prueba debía permitir la inauguración del primer ferrocarril de mercancías totalmente autónomo de largo recorrido del mundo a finales de 2018, y demuestra el asombroso potencial de la Internet Industrial de las Cosas (Industrial Internet of Things, IIOT), la red de máquinas conectadas que está transformando la forma de trabajar de la industria.

“Si hace un par de años hubieras mencionado la Internet Industrial de las Cosas, mucha gente lo habría descartado como una moda pasajera”, afirma Brian Buntz, director de contenidos del IOT Institute, el sitio web de noticias y comunidad líder sobre la Internet de las Cosas. “Pero hoy se están invirtiendo grandes sumas en la IIoT en todo el planeta. Los fabricantes chinos intentan conservar su ventaja competitiva, los Estados Unidos quieren que vuelvan las deslocalizaciones manufactureras que se instalaron en China, y en Europa los gobiernos fomentan la creación de fábricas inteligentes”.

Dentro de 15 años, las fábricas pueden haber cambiado tanto que nos resultarán irreconocibles.
Erik Walenza, CEO, IoT ONE

Aunque las definiciones varían, la Internet Industrial de las Cosas suele considerarse parte de la Industria 4.0, la cuarta ola de industrialización desde la Revolución Industrial del siglo XVIII. Mientras la segunda ola se centró en las líneas de producción y la globalización, y la tercera en Internet y los robots, la cuarta, la IIoT, se centra en el uso de big data o datos masivos, sensores conectados, máquinas autónomas e inteligencia artificial. Para ello, toma la Internet de las Cosas –el ecosistema de dispositivos conectados que hace funcionar objetos como el asistente para el hogar Google o las pulseras deportivas Fitbit– y la aplica a un contexto industrial.

Al instalar sensores en componentes industriales, incorporar conectividad en los sistemas, recolectar datos y usar sofisticado procesamiento informático, las empresas esperan reducir la dependencia de la mano de obra humana de baja calificación y potenciar su productividad y eficiencia. Todavía se está explorando todo el potencial de la IIoT. Sin embargo, un informe de 2017 de la empresa de computación IBM identificó algunos de los beneficios más inmediatos para la industria: mantenimiento predictivo, contadores inteligentes, seguimiento de activos, vehículos conectados y gestión mejorada de flotas.

Según la empresa de analítica Industry ARC, el valor global del mercado de IIoT superará los 105 000 millones de euros en 2021. Por otra parte, el informe Winning with the Industrial Internet of Things (Ganar con la Internet Industrial de las Cosas) de la consultora Accenture calcula que la tecnología podría sumar 12 billones de euros a la economía global para 2030.

La IIoT todavía se encuentra en una fase relativamente incipiente, pero ya abundan los ejemplos de empresas que utilizan la tecnología en aplicaciones transformadoras, afirma Buntz.

Victoria Van Camp, presidenta y directora tecnológica, Innovación y Desarrollo de Negocios, SKF:

“Nos toca vivir una época en que, una vez más, nuevas tecnologías están creando mejores formas de hacer negocios para los productores o para los prestadores de servicios. Por ejemplo, en lugar de pagar por el producto, se paga por el rendimiento que se consigue gracias a ese producto. ¿Por qué no se había hecho esto antes? Una razón importante es que, hasta ahora, la información para medir y mejorar el “rendimiento” no existía. Con la IIoT, se usan datos en tiempo real procedentes de fuentes múltiples y se sacan conclusiones (se convierten los datos en información) de modo que puedan tomarse medidas (automatizadas) para prevenir incidencias. “Medidas” puede significar corregir parámetros del proceso en tiempo real, regular el sistema de lubricación, pedir repuestos anticipadamente… y mucho más. Para evitar situaciones de saturación con señales, datos e información, el aprendizaje automático y la IA (inteligencia artificial) son elementos imprescindibles de la IIoT”.

Victoria Van Camp
Victoria Van Camp

Además del ferrocarril casi acabado de Rio Tinto, también utiliza la conectividad para enlazar y operar una flota de camiones de minería, perforadoras y drones autónomos en sus plantas, que le permiten incrementar la eficiencia y alejar a las personas de los entornos peligrosos.

La empresa de robótica ABB coloca en sus robots industriales sensores que avisan a sus operadores cuando debe realizarse el mantenimiento, lo que elimina la necesidad de programar sesiones de mantenimiento y reduce las paradas en la producción. A la hora de preparar los pedidos de los clientes, la empresa global de distribución Amazon utiliza robots conectados por Wi-Fi en lugar de personas para localizar y recoger productos de las estanterías del almacén.

Para conectar empresas y organizaciones que necesitan soluciones de IIoT con las empresas proveedoras de esas soluciones, Erik Walenza ha creado el sitio web IoT ONE. Además de producir listados de casos prácticos y soluciones de IIoT, el sitio ofrece un ranking de los 100 mejores proveedores de IIoT, en función de encuestas y del análisis de las ofertas de las empresas. Cita a las empresas tecnológicas IBM e Intel, la empresa de software SAP, la empresa de redes Cisco y el conglomerado General Electric como cinco de las organizaciones que lideran el sector de IIoT.

“Con su orientación al asesoramiento, IBM está muy centrada en los casos de uso y en adaptar sus soluciones a los mercados; SAP ha sido líder en la creación de una plataforma de IoT abierta a la cual otras empresas pueden asociar aplicaciones de terceros”, dice Walenza. “Cisco está muy volcada en el desarrollo de innovaciones técnicas que eliminen los cuellos de botella en la implantación en sectores como la computación avanzada y la ciberseguridad, mientras Intel, como SAP, fomenta la colaboración a través de su tecnología horizontal. GE está ampliando los límites de capacidad con su plataforma industrial Predix basada en la nube”.

A la luz de todo esto, ¿qué deparará el futuro para el sector de IIoT? Tanto Buntz como Walenza auguran retos y también inmensas recompensas.

Uno de los retos será la cantidad enorme de datos acumulados por los múltiples sensores integrados en los procesos y máquinas industriales. Estos datos aumentarán la eficiencia y harán posible todo tipo de servicios nuevos, pero, sin una seguridad adecuada, los ciberdelincuentes o las empresas rivales podrían robarlos.

La Internet Industrial de las Cosas se basa en el uso de big data, sensores conectados, máquinas autónomas e inteligencia artificial.

También representará un reto determinar quién es el titular de los datos recopilados, por ejemplo, desde una red de vehículos conectados. ¿Es el fabricante que usa los datos para prestar servicios? ¿O es el propietario de los equipos?

Independientemente de cómo se resuelvan estos retos, no cabe duda de que la IIoT transformará todo tipo de industrias en los próximos años. “A medida que se vaya abaratando el costo de la tecnología de IIoT, sus ventajas para las empresas serán cada vez más claras”, concluye Walenza. “Dentro de 15 años, las fábricas pueden haber cambiado tanto que nos resultarán irreconocibles”.

SKF y la IIoT

SKF es consciente desde hace tiempo de la importancia de la digitalización en la industria. Hace muchos años, la empresa introdujo algunos de los elementos que actualmente integran la Internet Industrial de las Cosas (IIoT) y monitorea equipos a distancia desde hace 15 años. Hoy hay cerca de 1 millón de rodamientos conectados a la nube.

SKF Insight es un sistema inalámbrico de monitoreo de condición que mide variables como los niveles de vibración y las temperaturas para detectar anomalías en una fase temprana, con la finalidad de reducir la necesidad de paradas no planificadas.

Trabajando con Siemens y Bombardier, SKF también suministra unidades de rodamientos de rodillos cónicos con sensores integrados para el nuevo tren de pasajeros ICE 4 que desplegará la empresa ferroviaria alemana Deutsche Bahn en un proyecto valorado en 6 000 millones de euros. Los sensores de los rodamientos monitorean la velocidad y la dirección de giro, y los datos generados son luego utilizados por el sistema de frenado del tren.

En las instalaciones fijas, SKF participa en contratos de rendimiento en los que los datos de procesos y máquinas son fundamentales para optimizar procesos, programar paradas de mantenimiento sin fisuras y maximizar el tiempo operativo.
 

Hace poco, la empresa inauguró un centro de software en Suecia dedicado al desarrollo de tecnología de próxima generación para la recopilación de datos, análisis y diagnóstico automatizado. También está desarrollando soluciones de realidad mixta que permitirán a los técnicos ver una imagen superpuesta con datos técnicos, instrucciones e información en tiempo real sobre el rendimiento de una máquina durante las inspecciones.