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Abiertos a nuevas ideas

Ante los numerosos retos operativos, muchas empresas optan por buscar nuevas ideas fuera de sus propias organizaciones. Esta estrategia, conocida como “innovación abierta”, puede resultar tremendamente beneficiosa para aquellos que estén dispuestos a abrirse.

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Datos

Cuatro modelos básicos
Existen cuatro modelos básicos para la implantación de la innovación abierta: plataformas de productos, concursos de ideas, inmersión del cliente y desarrollo colaborativo de productos.

En las plataformas de productos se desarrolla un producto parcialmente completo que luego se pone a disposición de colaboradores para que lo usen como base. Dicho producto se utiliza para desarrollar soluciones personalizadas. A los colaboradores se les pide que mejoren su funcionalidad. Un ejemplo es el desarrollo de aplicaciones para el iPhone de Apple.

En los concursos de ideas se organizan competiciones entre colaboradores, y se entregan premios en metálico a las soluciones ganadoras. Esta modalidad suele organizarse con la ayuda de intermediarios.

La inmersión del cliente es una técnica basada en la interacción con el cliente hasta una fase avanzada del proceso de diseño o la gestión del producto. También puede concebirse como una innovación del usuario.

Por último, el modelo de diseño y desarrollo colaborativo de productos es similar al modelo de plataformas. Sin embargo, en este caso, en lugar de los colaboradores, es la empresa fabricante del producto quien controla el proceso.

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SCA

Professor Chesbrough

Open Innovation

Durante la última década, la economía global ha pasado por un periodo de gran inestabilidad y empresas de todo el mundo se han visto obligadas a buscar nuevas formas de mantener su rentabilidad. Ante retos como una mayor competencia y unos plazos de comercialización más cortos, muchas empresas han optado por mejorar su eficiencia mediante el uso de estrategias como Seis Sigma, Lean Manufacturing y Excelencia Empresarial.

Aunque estas técnicas han ayudado a muchas empresas a mejorar su rentabilidad, su capacidad de innovación se ha visto mermada. Es una situación preocupante, porque la innovación suele ser crucial para el desarrollo y el éxito comercial a largo plazo.

Tradicionalmente, la innovación suponía tener la titularidad y el control de los derechos de propiedad intelectual. Después de la Segunda Guerra Mundial, muchas multinacionales invirtieron grandes sumas en la creación de divisiones científicas y les encomendaron la tarea de desarrollar proyectos de investigación al más alto nivel. Contrataron a los científicos más brillantes, y los recursos internos se consideraban fiables y más deseables que otras opciones.

Pero ahora, muchas empresas empiezan a entender las ventajas de buscar innovación y  conocimiento fuera de los confines de su organización. Esta práctica, denominada “innovación abierta”, la aplican no sólo empresas dedicadas a la innovación, sino también gobiernos y organizaciones sin ánimo de lucro.

Henry Chesbrough, teórico norteamericano y profesor de la Escuela de Negocios Haas (Universidad de Berkeley), es considerado el inventor del término “innovación abierta” y su definición es la más citada.

En su libro Open Innovation: Researching a New Paradigm (2006), afirma que la innovación abierta es el uso de “entradas y salidas de conocimientos cuidadosamente seleccionadas con el fin de acelerar la innovación interna y ampliar los mercados para el uso externo de la innovación. [Este paradigma] defiende que las empresas pueden y deben utilizar ideas tanto externas como internas, y caminos internos y externos hacia el mercado, para desarrollar su tecnología”.

La idea central de la innovación abierta es que los conocimientos se encuentran diseminados por el mundo y que las empresas no pueden depender exclusivamente de programas de investigación internos. Por eso, deben estar dispuestas a adquirir u obtener licencias de uso de procesos y patentes desarrollados por otras empresas. Además, los inventos internos que no estén integrados en su actividad deben externalizarse mediante la concesión de licencias, o la creación de empresas conjuntas o derivadas.

La multinacional SCA, con sede en Suecia, es un ejemplo de compañía que, en un sector maduro, ha adoptado la innovación abierta.

La empresa usa la innovación como un medio para desarrollar y diferenciar sus productos y servicios. También es un recurso para conservar y fortalecer su posición de mercado, consolidando sus marcas e impulsando el crecimiento.

Según Kerstin M. Johansson, jefe del programa de innovación abierta de SCA, la empresa practica la innovación abierta de varias maneras: participa en el intercambio de patentes, colabora con proveedores y utiliza intermediarios de la innovación (es decir, individuos y organizaciones que conectan a las empresas con los conocimientos que pueden serles de utilidad).

A través de estos intermediarios, dice Johansson, SCA ha recibido soluciones y aportaciones de personas y empresas de fuera de su entorno. Como resultado, se han desarrollado nuevas soluciones de envasado, nuevos materiales y métodos de medición mejorados.

“El uso de intermediarios nos ha ayudado a encontrar soluciones en menos tiempo, descubrir nuevas formas de solucionar problemas y obtener sugerencias relacionadas con nuevos envases, componentes o ingredientes”, dice. “También ha habido casos en los que pensábamos que ya conocíamos todas las soluciones posibles y hemos descubierto nuevas posibilidades. Asimismo, hemos visto que la innovación abierta puede utilizarse para solucionar problemas no técnicos, como buscar nuevos proveedores”.

Aunque el uso de intermediarios no solucione todos los problemas de SCA, la empresa se beneficia de soluciones parciales y nuevos enfoques que van surgiendo a medida que avanzan los proyectos.

De cara al futuro, con el desarrollo de la era digital y la creciente implantación de soluciones procedentes de las redes sociales, el mundo empresarial tiene abierta una puerta nueva. De aquí a unos años, el flujo de ideas, conocimientos y soluciones adoptará formas cada vez más sofisticadas. Las empresas que dependan de la renovación de productos y servicios tendrán, muy probablemente, que recurrir a fuentes externas de innovación para sobrevivir.