Con la velocidad del speedway
Imagínate una moto que se engancha en el borde de la acera, por mínimo que sea, porque el motor va casi pegado al suelo. Con la que casi no se puede girar a la derecha porque el reposapiés toca el suelo. Una moto que no tiene ni freno ni caja de cambios, y con la que el bache más pequeño duele, porque la rueda trasera no tiene suspensión. ¿Quién querría una moto así?
Pero se trata de una moto para el speedway, una máquina altamente especializada para la competición. Tarda tan sólo dos segundos en acelerar hasta los 100 kilómetros por hora. A la aceleración máxima, su único cilindro permite 12.000 rpm y una energía explosiva cuando el pistón, la biela, el perno y los rodamientos ponen en movimiento los dos contrapesos del cigüeñal en el cárter inferior de éste. Pesan más de 10 kilos y el pistón se desplaza a 32-34 metros por segundo a la aceleración máxima. Los coches de Fórmula Uno serán potentes pero sus pistones sólo recorren 25 metros en el mismo tiempo.
La carrera en sí no tiene complicaciones: Cuatro pilotos empiezan simultáneamente y gana el primero que cruza la línea de llegada, después de cuatro vueltas.
El speedway apareció como deporte en Australia a principios de los años 20 y fue importado al Reino Unido unos años después. Al poco tiempo, se impusieron limitaciones para bajar la velocidad y reducir el riesgo de accidentes. En 1929, cuando empezó la primera competición, sólo se permitieron motores monocilíndricos de 500 cc. En 1966, se prohibió añadir nitrometano o cualquier otro aditivo explosivo al carburante. En 1978, se prohibió el carburador doble y, en 1981, se redujeron la altura de los tacos y la anchura del neumático trasero. A pesar de todas estas restricciones, se siguen logrando nuevos récords históricos de velocidad.
En el speedway moderno, la puesta a punto del motor se centra casi exclusivamente en reducir la fricción. Se realizan pruebas con aceites, materiales más ligeros y un sistema más eficiente de compresión del aire. Y también se está trabajando mucho en los distintos rodamientos de la moto, desde el del cubo de la rueda hasta el del acoplamiento del motor.
En 2005, el sueco Tony Rickardsson fue aclamado campeón del mundo del speedway por sexta vez, igualando al récord establecido por el legendario neozelandés Ivan Mauger en los años 60 y 70. La moto de Rickardsson la cuida un taller pequeño y poco conocido en Orsa, en la provincia sueca de Dalarna, donde la empresa Vasatech tiene su sede. Está equipada con rodamientos híbridos de SKF (aros de acero y bolas de nitruro de silicio para rodamientos).
Rickardsson ha anunciado que la de 2006 será su última temporada. Él y su equipo ahora tienen que minimizar la fricción para que, a finales de año, pueda proclamarse campeón mundial por séptima vez.