Desde lo alto
La noria Singapore Flyer es más que una atracción de feria.
El concepto de subirse a una rueda para ver el paisaje, y de paso sufrir un poco de vértigo, pudo haberse originado en el siglo XVII. Pietro Della Valle, un viajero romano, escribió que después de asistir al festival del Ramadán en Constantinopla en 1615, se subió a algo que llamaban la Gran Rueda: «Giraba tan rápido que un griego que estaba sentado cerca mío no lo pudo soportar más y gritó Soni! Soni! [¡Basta! ¡Basta!]».
Sin embargo, la Rueda Ferris o noria original, inventada por George Washington Gale Ferris Jr, fue presentada al público en los Estados Unidos el 21 de junio de 1893, en la Exposición Mundial de Chicago, Illinois. Ferris quiso crear algo que pudiera rivalizar con la Torre Eiffel, la atracción central de la Exposición Mundial de París de 1889. Su noria, con una altura de 80,4 metros, fue la mayor atracción de la Exposición de Chicago.
Desde entonces, numerosos empresarios han aceptado el reto de construir la noria más grande del mundo. Actualmente, el primer puesto lo ocupa la Singapore Flyer, de 165 metros de altura, inaugurada el 1 de marzo de 2008. Con 28 góndolas fijas, cada una del tamaño de un autobús, esta espectacular noria tiene capacidad para 784 pasajeros y cada vuelta lleva una media hora.
El eje principal de la Singapore Flyer está equipado con dos rodamientos de rodillos a rótula de SKF con un diámetro externo de 2,18 metros que están lubricados con grasa de alta viscosidad de SKF. Para colocar las góndolas, SKF ha suministrado un total de 56 coronas de orientación con un diámetro externo de 3,8 metros.
La Singapore Flyer es mucho más que una atracción. La zona de ascenso y descenso incluye tiendas, restaurantes y áreas de ocio así como un jardín que imita una selva tropical.
También ofrece servicios especiales a visitantes que buscan el lujo, incluyendo el vuelo Champagne Moët & Chandon, el vuelo VIP Signature Cocktail y el Full Butler Sky Dining, que combina vistas impresionantes con un servicio de cinco estrellas.
Así que si alguien grita ¡Basta! a bordo de la Singapore Flyer, será por motivos totalmente distintos.