El crecimiento sostenible es el futuro
Los beneficios no son lo único que cuenta. Las empresas que se guían por una triple responsabilidad –social, medioambiental y financiera– tienden a reducir riesgos y ganar oportunidades. En el crecimiento sostenible está el futuro de las empresas de éxito.
Los beneficios no son lo único que cuenta. Las empresas que se guían por una triple responsabilidad –social, medioambiental y financiera– tienden a reducir riesgos y ganar oportunidades. En el crecimiento sostenible está el futuro de las empresas de éxito.
Lejos están los días en los que la responsabilidad de una empresa se limitaba a sus accionistas y sus resultados financieros. Aunque las empresas deben ser rentables, en los 15 últimos años se ha producido un cambio radical. Hoy se espera que las empresas actúen con responsabilidad social, medioambiental y ética, además de responsabilidad financiera. El objetivo es el crecimiento sostenible: crear valor para los accionistas y la sociedad al tiempo que se reducen los efectos medioambientales y sociales negativos. Para las compañías inteligentes,
esta nueva era de gestión empresarial tiene que ver tanto con el aprovechamiento de oportunidades como con evitar los riesgos.
Son numerosos segmentos de la sociedad los que presionan para que las compañías gestionen su crecimiento de forma responsable con la sociedad, el medioambiente y la ética. Los consumidores esperan que las empresas mantengan estos estándares en sus productos y servicios, y en la entrega de éstos. Por ejemplo, aumenta cada vez la demanda de alimentos ecológicos y artículos en cuya producción no se haya usado la mano de obra infantil. Un número creciente de inversores cree que este comportamiento responsable con la sociedad, el medioambiente y la ética tendrá implicaciones financieras, suponiendo tanto un riesgo como una oportunidad. Los organismos reguladores están reforzando un marco legal que obliga a las empresas a mantener un alto nivel de responsabilidad laboral y medioambiental.
Las empresas que no se toman en serio las preocupaciones de estos grupos de interés corren una serie de riesgos. Por ejemplo, que su reputación se vea dañada, como lamentablemente se ha comprobado en recientes escándalos corporativos. Una marca –que ha costado años o incluso décadas construir– puede ser destruida en un instante por una publicidad negativa.
Estos riesgos son reales y a menudo son la fuerza que impulsa a las empresas en su compromiso con el crecimiento sostenible. Pero es cuando las empresas ven las oportunidades –y no sólo los riesgos– cuando verdaderamente pueden recoger los frutos de un nuevo modo de hacer negocios, dice My-Linh Ngo, Analista Senior del Departamento de Inversiones Sostenibles y Responsables (ISR) de Henderson Global Investors, una importante empresa internacional de gestión de inversiones.
«Las empresas aumentan sus posibilidades de lograr beneficios a largo plazo si conocen y comprenden mejor el entorno en el que se desenvuelven. Significa que han de ser conscientes de todos los riesgos y oportunidades, incluidos los relacionados con la responsabilidad social, ética y medioambiental», dice. «Las empresas empiezan a reconocer que la buena gestión de estos factores es un enfoque más proactivo para gestionar un negocio. Es mejor prevenir incidentes negativos y crear oportunidades».
Una empresa que ha aprovechado las oportunidades derivadas de este enfoque es DuPont. Esta multinacional de la energía y los productos químicos define el crecimiento sostenible como «la creación de valor para los accionistas y la sociedad al tiempo que reducimos nuestro impacto medioambiental en nuestras cadenas de valor». La compañía se ha fijado el ambicioso objetivo de eliminar completamente los accidentes y enfermedades laborales y los incidentes relacionados con el medioambiente y la seguridad. Año tras año, la compañía va progresando hacia ese objetivo. Esto no sólo demuestra su responsabilidad hacia el bienestar de sus empleados, sino que también contribuye a adoptar prácticas más rentables en el lugar de trabajo y reduce la posibilidad de litigios. Además, DuPont obtiene el 25% de sus ingresos de recursos naturales renovables y ha superado su objetivo de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero –que contribuyen al calentamiento global– en un 72% con respecto a los niveles de 1990.
«Tenemos la opción de considerar las preocupaciones sociales –como el cambio climático, el uso de combustibles fósiles y el impacto de las sustancias químicas sobre la salud humana y el medio ambiente– como algo que debemos defender. O podemos verlas como oportunidades para crear soluciones que no sólo mejoran nuestros resultados financieros sino que también benefician a la sociedad. Hemos elegido considerarlas como oportunidades y usarlas para impulsar el crecimiento de nuestra compañía», expresa Charles O. Holliday Jr., Presidente, Director General y de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente de DuPont en el Informe de Progreso hacia el Crecimiento Sostenible 2004 de la compañía.
Como muchos fabricantes de bienes de consumo, IKEA, el gigante del mobiliario y complementos para el hogar, afronta una creciente presión social para establecer prácticas laborales justas y seguras entre sus proveedores en los países en vías de desarrollo. Pero como dice Anders Dahlvig, Presidente del grupo IKEA, en el Informe Medioambiental y Social 2004 de su compañía: «No hay conflicto entre buenos negocios y buenas empresas. Al exigir y ayudar a los proveedores a que cumplan con su responsabilidad medioambiental y social, nuestra relación comercial contribuye a mejorar la vida cotidiana de la gente que fabrica los productos de IKEA. Unas mejores condiciones laborales conducen a una producción más eficiente y una mayor productividad. De este modo, los proveedores pueden producir a un menor coste e IKEA puede vender sus productos
a precios más bajos en sus establecimientos».
Como muestran estos ejemplos, la responsabilidad social, medioambiental y ética puede contribuir al crecimiento sostenible a largo plazo. Según Ngo, esto incluye potenciar el perfil y la reputación de la empresa, y ayudarla a atraer y retener a los mejores empleados. Las empresas que prestan atención a estos factores, asegura, sintonizan con sus accionistas y otras partes interesadas y son capaces de responder rápidamente
a los cambios.
«Cuanto mejor conozca una empresa los puntos de vista de sus accionistas y otras partes interesadas, mejor podrá anticiparse y ser la primera en emprender una línea de acción que le resulte beneficiosa», dice.
En la actualidad, más de 500 empresas publican memorias anuales sobre asuntos sociales, medioambientales o de sostenibilidad, según Global Reporting Initiative, organismo internacional que promueve que las organizaciones publiquen voluntariamente información sobre el impacto económico, medioambiental y social de sus actividades, productos y servicios. Muchas otras cumplen normativas internacionales como ISO 14001 para sistemas de gestión medioambiental; los principios del Global Compact de las Naciones Unidas, que comprometen a las empresas firmantes a aplicar un alto nivel de responsabilidad social y medioambiental; las Directrices de la OCDE para las Multinacionales; y las normativas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que protegen los derechos laborales y humanos en el lugar de trabajo.
Las empresas que aplican una filosofía de crecimiento sostenible son cada vez más apreciadas entre los inversores. En Estados Unidos, casi uno de cada ocho dólares gestionados por las instituciones de inversión está sujeto a criterios de responsabilidad social o invertido en carteras seleccionadas por razones éticas. En el Reino Unido, más de 170.000 millones de euros están invertidos en fondos que aplican políticas activas de ISR. Los Índices de Sostenibilidad de Dow Jones y el índice FTSE4Good, que miden la sostenibilidad de las empresas, tienen una influencia creciente entre los inversores.
«La supervivencia a largo plazo de una compañía está vinculada a la atención que ésta presta a los posibles riesgos derivados de una deficiente responsabilidad social, medioambiental y ética», dice Anna Nilsson, analista de Robur, compañía sueca de gestión de inversiones, pionera en inversiones sostenibles y responsables en el mercado nórdico. «Las empresas que no tienen éxito en estas áreas desperdician oportunidades de prosperar haciendo el bien. Básicamente, es una cuestión de liderazgo. Los verdaderos líderes consideran cada riesgo y cada oportunidad; es la única forma de ser sostenible a largo plazo».