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Resumen

Campeonato Brasileño de Stock Cars
Primera carrera: 22 de abril de 1979
Número de carreras por temporada: 8 y una “Super Final” con 4 carreras
Número de circuitos: 10
Número de escuderías: 16
Número de pilotos: 32
Asistencia total, 2009: 425 000
Asistencia media por carrera, 2009: más de 35 000
Ingresos en 2009: 400 millones de reales brasileños (178 millones de euros)
Puestos de trabajo creados: unos 2000
Campeón en 2009: Cacá Bueno, Red Bull Racing

 

Las carreras de stock cars han encontrado terreno fértil en Brasil. En 2009 generaron el equivalente a 178 millones de euros en ingresos y atrajeron a más de 35 000 espectadores en cada competición. Todos los coches están equipados con una unidad de rodamiento de cubo de rueda diseñada especialmente por SKF.

 

 

El origen del Campeonato Brasileño de Stock Cars se remonta al 22 de abril de 1979 en una carrera que ganó Affonso Giaffone en el circuito de Tarumã en el estado de Rio Grande do Sul. Durante casi dos décadas, el campeonato funcionó a nivel semiprofesional, consiguiendo a duras penas patrocinadores y atención mediática, mientras pilotos brasileños como Emerson Fittipaldi, Nelson Piquet y Ayrton Senna alcanzaron fama internacional en la Fórmula Uno y, en el caso de Fittipaldi, también en la serie IndyCar. Durante los primeros años, los pilotos conducían una versión trucada del Opala, un Chevrolet de tamaño medio que General Motors comercializaba en Brasil.

Al entrar en el nuevo milenio la situación era «profesionalizarse o morir», dice el piloto brasileño Nonô Figueiredo. «Las carreras de stock cars volvieron a nacer».

Durante la primera década del siglo XXI se produjeron mejoras continuas tanto en el aspecto comercial como en las propias carreras. La empresa Vicar Promoções Desportivas se hizo cargo de la organización del campeonato bajo la supervisión de la Confederación Brasileña de Automovilismo. «Las carreras de stock cars intentan seguir el patrón de la Copa NASCAR», dice Figueiredo, refiriéndose a la popular y rentable competición estadounidense. «Pero la Copa NASCAR existe desde hace más de 50 años y el campeonato brasileño de stock cars sólo existe desde hace 12 años en su segunda fase. Tardaremos un poco pero lo conseguiremos».

Las cifras ya empiezan a impresionar. En 2009 las carreras de stock cars en Brasil generaron el equivalente a 178 millones de euros en ingresos. Además del patrocinio individual de las 16 escuderías y 32 pilotos, el campeonato también cuenta con un patrocinio global de la empresa de telecomunicaciones Nextel, que da el nombre oficial a la categoría de élite: la Copa Nextel Stock Car. El campeonato cuenta también con el importante apoyo de Goodyear, Caixa Econômica Federal (una caja de ahorros de propiedad pública), Esso, Medley, Bosch, Chevrolet y Peugeot, y los pilotos compiten por más de 1,8 millones de euros en premios, repartidos entre la Copa Nextel y tres categorías inferiores.

Los contratos de televisión, primero con la cadena Bandeirantes y luego con la cadena predominante Globo, han mejorado mucho la difusión y promoción. La recaudación en taquilla creció más de un 50 por ciento en cinco años, con una asistencia media de 35 000 espectadores por carrera en 2009. Como era de prever, el campeonato ha conseguido atraer al valioso segmento demográfico de varones de clase media y alta de entre 18 y 49 años de edad. En 2010 el Campeonato Brasileño de Stock Cars entrará con toda probabilidad en el horario de máxima audiencia. El popular actor Marcello Anthony hará el papel de un piloto de stock car en la telenovela insignia de Globo, que se emitirá a las 8 cada noche. La serie, Passione, se estrenó en la primavera de 2010.

«Es la competición más importante de Sudamérica», observa Carlo Vendramini Dessimoni, director de ventas de automoción de SKF. «Y está creciendo en Brasil. Tiene un futuro prometedor».

Ese futuro prometedor ha sido posible en gran parte gracias a un vehículo de diseño especial que maximiza el rendimiento a la vez que tiene en cuenta las limitaciones financieras de un deporte que todavía está creciendo en un país emergente. En el año 2000 Zequinha Giaffone, hermano menor de Affonso, ganador de la primera carrera de stock cars de Brasil, ya había renunciado a ser piloto y dirigía un negocio de fabricación de karts cuando recibió una oferta para desarrollar desde cero un vehículo brasileño de clase mundial. El primer modelo se basó en un diseño que se había comprado a diseñadores argentinos. Pero tener un plan sólo era el primer paso. «Básicamente, el reto en Brasil, con recursos financieros limitados, es producir un coche con la mejor tecnología posible a un precio accesible», dice Zeca Giaffone, director de JL Racing Products.

Para ello, hay que adaptar piezas, una práctica conocida en Brasil como «tropicalización», de distintas procedencias y juntarlas de tal modo que cumplan los estándares internacionales de rendimiento. Según estimaciones de Giaffone, su stock car, diseñado y construido en Brasil, cuesta una décima parte de un vehículo similar que compite en la serie DTM (Deutsche Tourenwagen Masters). «El inconveniente es que el coche pesa un poco más», dice. «Pero para el público esos 100 kilos de más apenas se notan. Y quitarlos costaría mucho dinero».

Giaffone trabaja con más de 50 proveedores de piezas, muchos de ellos extranjeros. Muchas veces la mejor solución es adaptar una pieza de un automóvil de gama alta. De hecho, así es como la unidad de rodamiento de cubo de rueda de SKF entró a formar parte del proyecto. A Giaffone le gustaba el rodamiento que SKF Racing suministra a Ferrari para sus coches GT3, pero su presupuesto no se lo permitía. Así que los ingenieros de SKF trabajaron con su equipo para adaptar el rodamiento utilizado en otra marca de automóviles de calidad. «Tuvimos que trabajar estrechamente con SKF, del mismo modo que hacíamos con otros proveedores», dice Giaffone. La unidad SKF se convirtió en una pieza de serie a partir de la temporada 2009 y se utiliza en los 32 vehículos que compiten cada año en el campeonato brasileño de 12 carreras.

La temporada de 2010 se caracteriza por un motor más potente que quemará etanol suministrado por Esso. La iniciativa de biocombustibles forma parte de un plan más amplio de responsabilidad medioambiental. En 2009 se empezaron a plantar árboles para compensar las emisiones de dióxido de carbono producidas por las carreras y las actividades relacionadas con las mismas. «Es una iniciativa muy acorde con la filosofía de SKF», dice Dessimoni. «Ofrecer no solo calidad sino también avanzar en términos de sostenibilidad».


SKF y las carreras de stock cars en Brasil
En Brasil, en el barrio de Barueri de São Paulo, Goodyear y SKF son vecinos y, gracias a sus contactos con el fabricante de neumáticos, los ejecutivos de SKF conocieron al piloto brasileño Nonô Figueiredo. Siguiendo el ejemplo de los patrocinios automovilísticos de SKF en Europa y Estados Unidos, la filial brasileña empezó a patrocinar al piloto en 2004.

«Nonô lleva nuestra marca», dice Eduardo Mendes de Oliveira, jefe de ventas de automoción de SKF do Brasil, y señala que la relación como proveedor brinda un «laboratorio técnico» para los ingenieros. Añade Carlo Vendramini Dessimoni, director de ventas de automoción de SKF: «El campeonato de stock cars prioriza factores como durabilidad y tecnología avanzada, además de la importancia de estar en la vanguardia tecnológica».

Por su parte, Figueiredo afirma que la relación va mucho más allá del mero apoyo financiero: «SKF me proporciona una credibilidad que me diferencia de otros pilotos. Abre muchas puertas».

En 2007 se abrió una puerta para que SKF pudiera ayudar a producir una solución personalizada para el rodamiento de cubo de rueda instalado en los stock cars brasileños. Para reducir el coste respecto a la pieza suministrada a Ferrari para la serie GT3 y, al mismo tiempo, mantener el mejor rendimiento posible, los ingenieros de SKF trabajaron con sus colegas de la empresa brasileña JL Racing Products para adaptar el rodamiento utilizado en otra marca de automóviles de calidad. El resultado, montado en los stock cars en 2009, ofrece un mantenimiento más rápido, mayor rigidez, menos fricción y menos peso. «Se consume menos combustible con menos fricción», dice Dessimoni. «Es una tecnología que contribuye positivamente al entorno».

También se nota en el rendimiento, observa Figueiredo. «Desde mi punto de vista, los rodamientos de las ruedas definen el rendimiento del coche», dice. «Y las carreras son rendimiento en estado puro».