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Las bombas de lodos GEHO de Weir Minerals Netherlands se ponen a prueba en algunos de los entornos más extremos que existen. Y no se admiten fallos.

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Las bombas de lodos GEHO de Weir Minerals Netherlands se ponen a prueba en algunos de los entornos más extremos que existen. Y no se admiten fallos.

Industria

Pintada en un azul reluciente, la bomba de pistón y diafragma espera ser enviada a una planta de aluminio en China. «La bomba, una bomba alimentadora para digestores, se construyó y probó aquí», explica Marjo Cox, directora de relaciones públicas de Weir Minerals Netherlands, con sede en la ciudad holandesa de Venlo. «Se diseñó para asegurar un rendimiento óptimo en su aplicación específica. Será instalada por uno de nuestros ingenieros en China que luego enseñará su mantenimiento y funcionamiento a la gente allí», dice Cox.

«Aunque tiene una potencia impresionante, no es nuestra bomba más grande», añade Jan Joosten, técnico de compras. «Básicamente, nuestras bombas se utilizan para tres aplicaciones en la minería», continúa. «Primero, se utilizan para el bombeo de lodos a largas distancias, desde la mina o zona de extracción hasta un puerto o una planta de tratamiento. Segundo, las bombas llevan el lodo directamente al sistema para extraer el mineral de la roca. Por último, se utilizan para bombear un producto residual como el lodo rojo –un producto de desecho obtenido durante el procesamiento de la bauxita– o llevar cenizas a un vertedero o un pozo de mina abandonado. A escala global, somos líderes en las tres aplicaciones, sobre todo en el transporte por tubería, con una cuota de mercado superior al 90 por ciento».

La empresa tiene una dilatada experiencia en el bombeo de líquidos y lodos. Ya antes de la II Guerra Mundial, Weir Minerals Netherlands (en aquel entonces GEHO Pompen) fabricaba bombas para el achique de aguas subterráneas. La gama fue evolucionando, con el desarrollo de bombas capaces de bombear líquidos cada vez más densos como lodos de aguas residuales o lodos industriales. Al llegar a los años 60, las bombas ya podían bombear lodo mineral.

El lodo es materia prima triturada mezclada con agua. El problema es que el contacto directo del lodo abrasivo con las piezas móviles de una bomba produce un rápido desgaste. El desarrollo de la bomba de pistón y diafragma por GEHO en los años 70 ofreció una solución, separando el lodo de las piezas vulnerables de la bomba con una membrana. En la planta de GEHO se construyó una instalación completa de pruebas para estudiar el comportamiento de la bauxita y otros lodos minerales.

Explica Cox: «La industria minera buscaba maneras de transportar minerales por tuberías. Los lugares de extracción muchas veces se encuentran en zonas inaccesibles donde las carreteras y los ferrocarriles están ausentes o son imposibles. Las distancias entre la planta de tratamiento y la zona de extracción son cada vez mayores. Como resultado, las tuberías representan una alternativa económicamente atractiva».

El primer comprador de una bomba de pistón y diafragma GEHO fue el fabricante alemán de aluminio VAW, que necesitaba un sistema en 1974 para sus instalaciones en el Ruhr. Al poco tiempo, siguieron clientes como Hoechst y Thyssen Stahl, se establecieron primeros contactos con Norteamérica y se constituyó una pequeña red de agentes internacionales.

«En el mundo de la minería, todo el mundo se conoce», dice Cox. «Tu reputación es tu activo más valioso. Es fundamental suministrar un producto de máximo nivel en términos de calidad, vida útil, funcionalidad, disponibilidad y, por supuesto, fiabilidad. Si una bomba se para, todo el sistema queda paralizado».

La expansión internacional de GEHO adquirió una nueva dimensión en 1990 cuando fue adquirida por la empresa estadounidense Baker Hughes. En 1994, Baker Hughes trasladó todas las actividades de producción de bombas a la empresa escocesa Weir Minerals (véase el recuadro). «Formar parte de una organización internacional fue un paso lógico para GEHO», dice Joosten. «Pudimos conservar nuestra identidad y seguimos siendo responsables de las ventas, producción y desarrollo. Pero la fusión también nos dio acceso a la infraestructura internacional de empresas Weir. Pudimos acceder a una abundancia de conocimientos y experiencia y una empresa matriz económicamente fuerte que nos permitió participar en proyectos de mayor envergadura».

Un megaproyecto reciente en Brasil consistió en la entrega de 18 bombas para dos estaciones de bombeo y una tubería de 550 kilómetros de largo. Cada bomba pesaba 80 toneladas y se necesitarán 125 semirremolques para transportarlas hasta el puerto.

«Una bomba no es un producto estándar», recalca Joosten. «Nuestros diseños tienen en cuenta la aplicación, los factores ambientales y el tipo de lodo. Cada lodo tiene unas características propias. Primero, se examina una muestra del lodo en nuestro laboratorio para determinar sus características reológicas. En función del resultado obtenido, recomendamos o seleccionamos los materiales más adecuados, que van desde acero corriente hasta titanio macizo».

«Las circunstancias varían en cada aplicación», continúa. «Desde – 40 °C en Alaska y Siberia hasta + 40 °C en Nueva Guinea, desde 3000 metros bajo tierra en Sudáfrica hasta 4000 metros por encima del nivel del mar en los Andes. Condiciones tan extremas pueden influir, por ejemplo, en el funcionamiento de los equipos de control electrónicos. Podemos enfriar o calentar el sistema a través del aceite lubricante que fluye alrededor de la bomba».

Como consecuencia de los elevados precios de las materias primas y la enorme demanda desde los mercados emergentes durante la última década, las ventas van viento en popa en Weir. «Nuestro punto fuerte siempre ha sido nuestra capacidad de entregar los productos con plazos ajustados», dice Joosten. «Pero en cierto momento, hubo dificultades en el abastecimiento de hierro forjado y fundido y de piezas móviles. Nos encontramos en la situación paradójica de no tener suficiente acero para fabricar las bombas pedidas para las minas de mineral de hierro. Puesto que cada bomba se diseña a medida para cada aplicación, es casi imposible terminar el trabajo con la suficiente antelación y eso deja muy poco margen de tiempo para nuestros proveedores. Al final, para solucionar el problema, compramos capacidad, lo que nos permitió obtener los productos a tiempo».

«Las bombas evolucionan constantemente. Veo una tendencia hacia bombas más energéticamente eficientes y más especializadas para procesos concretos, con desarrollos especiales para el bombeo a temperaturas altas», comenta Joosten. «Da la casualidad de que somos especialistas en productos diseñados a medida. Y, por supuesto, las bombas no deben fallar nunca».

Comunicación fluida

La estrecha relación entre Weir Minerals Netherlands y SKF se basa en una comunicación fluida. Las dos empresas trabajan juntas para anticiparse a necesidades y desarrollos futuros. Gracias a esta colaboración, SKF no solo suministra barras de conexión y rodamientos de cruceta de diseño especial, sino que también ha implementado un programa de reservas personalizado en la capacidad de producción. La comunicación abierta entre SKF y los ingenieros y compradores de Weir ha generado un clima de confianza entre las dos empresas que fortalece la relación.