No hay frenos, ni volante, ni cinturones de seguridad. La fuerza de la gravedad permite alcanzar velocidades de 160 kmh y más. A tan sólo12 centímetros del asfalto, las piedras de la carretera rebotan a su paso y dejan marcas en la piel desprotegida. Cualquier grieta en la calzada sacude todo el cuerpo. Esto es el «downhill skateboarding».

La disciplina se ha convertido en un deporte que incorpora las matemáticas, la aerodinámica, la ergonomía y métodos de fabricación de monopatines de alta tecnología. Las carreras de descenso en monopatín se pueden considerar una forma de «gestionar la gravedad». La idea es ser el más rápido usando sólo la fuerza de la gravedad. Esto significa que todas las demás formas de propulsión están prohibidas.

Al escuchar la señal de salida, los participantes tienen una zona de tan sólo 10 a 20 metros para cobrar el impulso inicial ayudándose con sus pies o manos. Una vez pasada esa zona, solamente pueden recurrir a la aerodinámica, la estrategia y la habilidad. La idea es ganar velocidad rápidamente. El puesto de cada participante en el grupo, que puede tener hasta seis integrantes, cambia en función de lo bien que pueda mantener una velocidad alta en las rectas, de su eficiencia para aprovechar las estelas de otros, su aerodinámica y el ángulo y la velocidad al tomar las curvas. El cuerpo está protegido con cuero endurecido del tipo usado por los motociclistas.

El patín se comprueba una y otra vez. Los rodamientos rígidos de bolas, como los SPEEDskater de SKF, son cuidadosamente lubricados con unas pocas gotas de un aceite especial. Aquellos participantes que confían en el equipo de SKF pueden elegir el aceite SKF Speed Master. Un exceso de lubricante daría lugar a una fricción adicional con la consiguiente pérdida de rendimiento. Cada participante se asegura muy bien de que su patín no le vaya a fallar en una carrera. Un error puede producir lesiones graves o incluso la muerte.

Pero las auténticas raíces del deporte quedan lejos del circuito competitivo. Ajenos al frenético ritmo de la vida moderna, el estrés laboral y las expectativas de la sociedad, grupos de personas de entre 16 y 50 años de edad aún consiguen reunirse para experimentar el placer del «downhill skateboarding». Ya sea pasando a gran velocidad por la ciudad o paseando tranquilamente por un parque, es un deporte que se puede practicar a cualquier hora y en cualquier lugar, y que muchos prefieren a correr o montar en bicicleta. No hay que ser un temerario para practicarlo. Basta con tener un equilibrio razonable y una sonrisa.