La balada de la sostenibilidad
En sus viajes por el mundo como asesor de empresas, organizaciones y gobiernos en temas de sostenibilidad, Alan AtKisson encuentra un recurso eficaz en la creatividad. Por eso, siempre lleva consigo su guitarra.
Datos
Alan AtKisson
Edad: 56
Vive en: Estocolmo
Familia: Esposa y dos hijas adolescentes
Trabajo: Presidente y CEO del Grupo AtKisson, asesores globales en sostenibilidad; asesor independiente de las Naciones Unidas; Presidente del Center for Sustainability Transformation (www.CforST.com); autor, compositor y artista: www.alanatkisson.com www.americantroubadour.com
Formación: Universidad de Tulane, EE. UU.; Universidad de Oxford, Inglaterra
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Bienvenido a la sede global del Grupo AtKisson”, dice Alan AtKisson, experto en sostenibilidad, mientras lleva a un visitante a una cabaña de 10 metros cuadrados detrás de su casa, en un bosque a las afueras de Estocolmo.
La cabaña, con su sofá, escritorio y librería de Ikea, es engañosamente sencilla, si se tiene en cuenta que este norteamericano radicado en Suecia pasa gran parte de su tiempo con clientes en países como Belice, Corea e Indonesia.
AtKisson es un trotamundos con una misión. Escribe, asesora, modera, da conferencias y capacita a ejecutivos sobre temas de sostenibilidad en organizaciones no gubernamentales, ciudades, gobiernos y empresas, incluidas Levi Strauss y la concesionaria de Toyota en Kuwait.
La cabaña de AtKisson y su laptop forman el núcleo de una empresa que engloba más de 50 asesores y organizaciones de todo el mundo que promueven su juego específico de herramientas, perfeccionadas por casi 30 años de experiencia.
En cualquier ponencia sobre sostenibilidad, se mencionan palabras de moda, programas, estrategias, informes, políticas, siglas y escenarios apocalípticos que, a pesar de su gravedad, no consiguen movilizar a la gente.
AtKisson conoce bien las herramientas del oficio de expositor y sus escollos. Además de ofrecer un juego de herramientas de software para promover la sostenibilidad, también lleva consigo su guitarra cuando viaja.
Al salpicar sus conferencias con canciones como Dead Planet Blues y The Exponential Growth Song, subraya su mensaje real de que el cambio es posible, incluso en las circunstancias más desfavorables.
En una reciente Charla TEDx (Tecnología, Entretenimiento, Diseño) realizada en la Universidad de Uppsala, en Suecia, AtKisson cantó un cuento con moraleja sobre consecuencias imprevistas. Por lo visto, la Organización Mundial de la Salud roció la isla de Borneo con DDT en la década del cincuenta para matar los mosquitos vectores de la malaria. El DDT fue subiendo por la cadena alimentaria hasta llegar a los gatos, que murieron, con la consiguiente proliferación de ratas, que provocaron brotes de fiebre tifoidea y fiebre amarilla selvática.
“Para que me entiendan a la perfección, he aquí la moraleja de mi pequeña canción”, cantó AtKisson a su público sueco.
La Tierra es un lugar muy complicado.
Una trama viva de encaje delicado.
Si alguien intenta romperla, díganle “no”.
O acabarán lanzando gatos en paracaídas
en Borneo.
De vuelta en su cabaña, AtKisson dice: “Para fomentar la sostenibilidad, hace falta creatividad para comunicar información compleja y evitar que decaiga el interés”.
AtKisson se especializa en trabajar con los sistemas que utilizan las grandes organizaciones para integrar la sostenibilidad y la responsabilidad social empresarial (RSE) en las decisiones empresariales.
“Cada vez más líderes empresariales apoyan la sostenibilidad y la RSE por sus efectos positivos sobre la rentabilidad”, dice AtKisson. “Los activistas, a veces, critican a empresas como Nike, GE, Coca-Cola y Levi’s. Pero después de dedicar 25 años a este campo, he constatado un cambio de mentalidad a gran escala en el que la innovación, la rentabilidad y la sostenibilidad están inextricablemente ligadas. Incluso los ejecutivos financieros se han metido de lleno en el debate. Claro, me preocupan el cambio climático y las islas de plástico en el Pacífico. Pero el cambio está llegando cada vez más deprisa. Realmente lo creo”.
Para promover el cambio, es necesario identificar procesos, personas y funciones en las organizaciones, de modo que puedan implantarse nuevas tecnologías e ideas que no solo tengan sentido desde el punto de vista medioambiental sino también económico. Levi Strauss, por ejemplo, introdujo un proceso que eliminó la mayor parte del agua utilizada en la fabricación de sus famosos vaqueros “lavados a la piedra” y también aconsejó a sus clientes que los lavaran con menos frecuencia. “La empresa ahorra dinero, el planeta ahorra agua y la imagen de todos sale bien parada”, dice AtKisson.
Otro ejemplo: Renault y Caterpillar son pioneros de un proceso llamado “refabricación” en el que se reacondicionan bloques de motor, cilindros y otras piezas, y se venden “como nuevos”, lo que reduce hasta en un 90% el consumo de materias primas. Esto se enmarca en un fenómeno industrial cada vez más en boga conocido como “economía circular”.
“Se trata de cerrar el bucle del ciclo vital de un producto, al pasar de un proceso de ‘materia prima a producto a basura’ a un proceso cíclico con tecnologías y procesos nuevos”, dice AtKisson. “Hay un enorme potencial económico que ahora se empieza a reconocer y explotar”.
Aunque recalca que la humanidad afronta una carrera contrarreloj, todavía encuentra motivos para sentirse optimista.
“Abundan las oportunidades que pueden convertirse en cambios reales”, dice. “Solo hemos rascado la superficie de lo sostenibles que podemos ser”.
El optimismo contra todo pronóstico de AtKisson también se plasma en las canciones que compone.
Set the World Right Again (Volver a sanar el mundo), de su último álbum American Troubadour, es una pegadiza canción de rock con un mensaje sencillo.
A fin de cuentas, es una cuestión de amor
Si tanto te importa que lo quieres proteger
Y creer, por muy difícil que pueda parecer,
Que es posible vivir este sueño
Y volver a sanar el mundo.