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La gestión de la lubricación: el camino para mejorar el rendimiento

La lubricación, a menudo considerada una tarea rutinaria, gana importancia con un enfoque diligente. Alain Noordover, gerente de desarrollo de gestión de la lubricación de SKF, comparte su amplia experiencia y subraya el papel fundamental que desempeña la lubricación para lograr mejoras sustanciales de la eficiencia.

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La lubricación es fundamental para la fabricación, pero, a menudo, se la considera algo secundario, algo tan básico que apenas merece que se le dedique tiempo. Y ello a pesar de saber que, sin lubricación, la maquinaria puede, literalmente, quedar agarrotada, sin capacidad para moverse. Las prácticas deficientes de lubricación y la contaminación son responsables de alrededor de la mitad de las fallas prematuras de rodamientos, e incluso más si incluimos en el cálculo equipos como las cadenas industriales. Muy poco ha cambiado con el paso de los años: aunque hay lubricantes nuevos, herramientas nuevas e incluso algunos programas informáticos para la gestión de la lubricación, esta actitud despreciativa persiste.

Una lubricación inadecuada puede provocar un despilfarro enorme de recursos económicos, materiales y humanos, además de daños para el medioambiente, en un momento en el que la sostenibilidad ambiental (como las emisiones de CO2) está en el centro de todo.

Según un estudio publicado en la revista Friction en 2017, el 20 % de la energía mundial se utiliza para vencer las pérdidas por fricción. Aunque, en parte, es inevitable, ya que no vivimos en un mundo sin fricción, una lubricación más eficaz podría hacer mucho para reducir esta cifra. De hecho, es lógico pensar que, cada año, todos los países deben dedicar una parte de su PBI para sustituir piezas desgastadas.

Obviamente, un enfoque más centrado en la gestión de la lubricación puede ayudar a aumentar la eficiencia. Si se hace correctamente, la lubricación puede dejar de ser una carga para convertirse en un verdadero activo.

El lubricador de un solo punto conectado TLDD.

Bajo rendimiento

Con todas estas ventajas potenciales de una lubricación correcta, vale la pena considerar algunas de las razones por las que se gestiona de manera tan deficiente.

  • Es un trabajo sucio y poco divertido. Manejar los lubricantes no es muy agradable, y aplicarlos requiere caminar mucho y hacer actividades repetitivas.
  • La lubricación representa una pequeña parte (normalmente, en torno al 10 %) del presupuesto de mantenimiento de una empresa, por lo que se tiende a desatenderla o considerarla un costo más que una oportunidad.
  • Hacen falta más conocimientos y más competencias en materia de lubricación, tanto a nivel operativo como gerencial.
  • Implica realizar innumerables tareas en cada punto de lubricación y, si han de completarse con éxito, todas requieren formación y buenas prácticas.

La explicación más probable de por qué se sigue lubricando en forma deficiente ha de buscarse en los factores que acabamos de enumerar, aunque el peso de cada uno variará entre una empresa y otra. Muchos estarían de acuerdo en la importancia de una lubricación adecuada, pero la ejecución, a menudo, se queda corta. La lubricación no debe verse como un conjunto de tareas disociadas, sino como una especie de proceso vivo, y debe tratarse como tal.

Cuando las cosas van mal

La mejor manera de mostrar los efectos de una lubricación deficiente es con ejemplos reales.

Las prácticas deficientes de lubricación y la contaminación son responsables de alrededor de la mitad de las fallas prematuras de rodamientos, e incluso más si incluimos en el cálculo equipos como las cadenas industriales

Alain Noordover, gerente de desarrollo de gestión de la lubricación de SKF

En un caso de la industria cementera, el usuario final observaba fallas repetidas de los rodamientos de rodillos a rótula (SRB), que son muy costosos. Al estudiar el problema en mayor profundidad, se atribuyeron cuatro nombres diferentes de lubricantes a las distintas partes del programa de gestión de la lubricación. Al rodamiento se le estaba poniendo un lubricante incorrecto que tenía una vigésima parte de la viscosidad necesaria. Así, el contacto entre metales provocaba fallas prematuras. En resumen, diferentes aspectos de la gestión de la lubricación que no fueron resueltos correctamente acabaron provocando fallas catastróficas.

El segundo ejemplo es una prensa de sal en la industria de alimentos y bebidas. En este caso, un sistema de lubricación anticuado dispensaba grasa a rodamientos de rodillos a rótula de tamaño mediano-grande, y esta se filtraba al producto final. Tendría que haberse utilizado una grasa aprobada para el uso en el procesamiento de alimentos, pero no lo era. También entraba sal en los rodamientos, lo que obligaba a limpiarlos cada dos semanas.

Son dos ejemplos, pero hay muchos más, posiblemente en su propia empresa. Demuestran que “pequeños” problemas de lubricación pueden acarrear costos elevados, pérdidas de producción y trabajo adicional, con consecuencias negativas para la rentabilidad de cualquier empresa.

La aplicación de lubricantes, desde herramientas manuales hasta sistemas de lubricación automática.

Gestión de la lubricación

La gestión de la lubricación puede reducir al mínimo el despilfarro de capital, recursos y tiempo, mejorar la salud y reducir el impacto ambiental al disminuir las emisiones de CO2 y la liberación de materiales. También existe una definición formal de la gestión de la lubricación:

“La organización correcta de los recursos para mejorar, de forma eficaz y eficiente, la confiabilidad, reducir las ineficiencias y los costos, y aumentar la seguridad y el cumplimiento de la normativa ambiental”.

Para ayudar a visualizar los siete elementos de la gestión de la lubricación, se puede emplear el modelo de ciclo de vida del lubricante de SKF:

  • Selección: Elegir el producto correcto. Puede ser un proceso delicado, pero herramientas como LubeSelect de SKF pueden ser útiles, ya que incorporan el rendimiento real de los rodamientos.
  • Compra: Elegir un número reducido de proveedores confiables que ofrezcan una calidad de producto constante.
  • Almacenamiento: Almacenar los lubricantes que no vayan a utilizarse inmediatamente a la temperatura y la humedad adecuadas, y evitar exponerlos a contaminantes.
  • Traslado: Codificar por colores las herramientas y los puntos de lubricación, para evitar factores como la contaminación cruzada. Por supuesto, también es importante disponer de herramientas limpias.
  • Aplicación: Comprobar regularmente las cantidades y los intervalos de relubricación, tanto si el lubricante se aplica manualmente como mediante un sistema automatizado.
  • Monitoreo: Analizar el uso de aceite o lubricante para determinar si el lubricante está rindiendo correctamente.
  • Reacondicionamiento/desecho: Desechar el lubricante correctamente. Un sistema como SKF RecondOil permite la recirculación del aceite. Sin embargo, generalmente, el lubricante se sustituye, por lo que es necesario su desecho.
  • Una vez hecho esto, se cierra el bucle y volvemos a la selección del lubricante.

Tanto el caso de la cementera como el de la prensa de sal se resolvieron cuando se aplicó la gestión de la lubricación. En la cementera, la solución era de sentido común. Al documentar el proceso, eliminamos el principal error del sistema, el de utilizar el lubricante equivocado. En el caso de la prensa de sal, seleccionar y aplicar el lubricante correctamente, asegurar un sellado adecuado y realizar un monitoreo del aparato a través del análisis de la vibración y de la grasa ayudaron a resolver el problema.

El modelo SKF de gestión de la lubricación.

Ampliar el enfoque

Hasta aquí, hemos descrito el ciclo de vida del lubricante. Sin embargo, el modelo completo de gestión de la lubricación tiene cuatro elementos fundamentales más: planificación y programación, procedimientos, capacitación y desarrollo personal, y gestión e indicadores clave de rendimiento (KPI). Cuando se combinan todos estos elementos, conseguimos un enfoque más amplio de la gestión de la lubricación.

Planificación y programación
En una planta, deben realizarse muchas tareas. En primer lugar, debemos determinar si se han diseñado las tareas correctas: ¿tenemos el lubricante correcto?, ¿en la cantidad correcta?, ¿utilizamos el método correcto?, ¿en el momento correcto?, ¿aplicamos el lubricante en el punto de lubricación correcto? Si no es así, ¿sería posible eliminarlo o sustituirlo? En segundo lugar, ¿cómo programamos las tareas para que la carga de trabajo sea manejable? Aquí, nos puede ayudar un software específico de gestión de la lubricación.

Procedimientos
Para garantizar una ejecución uniforme de las tareas, es necesario elaborar procedimientos y ponerlos a disposición de todos. La documentación digital es fácil de actualizar y es accesible desde conexiones remotas. Por lo general, los técnicos llevan a cabo sus actividades en base a sus propios conocimientos, ya sean buenos o malos. Otro problema es la pérdida de información cuando técnicos expertos se jubilan o se marchan a otra empresa.

Capacitación y desarrollo personal
Los puntos anteriores no servirán de gran cosa si no cuidamos a las personas encargadas de la lubricación. Debe considerarse un trabajo calificado y tratarse como tal, con planes de capacitación y desarrollo. Si las tareas rutinarias y tediosas se sustituyen por un trabajo proactivo centrado en la resolución de problemas, es más estimulante. En ocasiones, puede ser conveniente tercerizar las tareas de lubricación.

Gestión y KPI
Por último, ¿qué debemos medir para saber que vamos en la dirección correcta? Para ello, debemos definir unos KPI bien pensados y pragmáticos. El software de gestión de la lubricación puede ayudar a monitorear y visualizar información crítica. Unos objetivos típicos podrían ser mejorar la eficiencia de la ejecución de la lubricación, reducir la cantidad de tareas no planificadas o recortar el consumo de aceite sin perjudicar a la máquina. Todos estos objetivos pueden someterse a seguimiento y medición.

Uso del modelo

La gestión de la lubricación comprende muchos elementos, entre ellos la tribología, filtración, análisis y gestión del aceite, y puede parecer abrumador. Sin embargo, se pueden conseguir mejoras significativas mediante pasos pequeños y medidas sencillas y pragmáticas, como las siguientes:

  • Evaluar la situación
    ¿Cómo están las cosas en su planta? Si es necesario tomar medidas, una auditoría de lubricación puede ayudar con herramientas que, como el SKF Client Needs Analysis (Análisis de las necesidades del cliente SKF), evalúan y establecen puntos de referencia para una gestión eficaz de la lubricación. Como alternativa, los trabajadores pueden recurrir a herramientas de autoevaluación en línea, como la SKF QLR (Quick Lubrication Review), para evaluar sus propias prácticas de lubricación.
  • Crear un caso de negocio
    Utilice problemas conocidos e intente asignarles un costo. Utilice la bibliografía o los resultados de una auditoría de lubricación para determinar el impacto positivo de una lubricación adecuada.
  • Desarrollar competencias individuales
    En lugar de concebir la lubricación como una tarea rutinaria y poco calificada, enfóquela en términos de tareas proactivas cuya finalidad es resolver problemas. Si se automatiza la relubricación, los técnicos pueden dedicar más tiempo a inspeccionar las máquinas.
  • Seguir las mejores prácticas
    Aplíquelas en todas las fases de la gestión de lubricantes y desarrolle un plan de actividades pragmático. Puede parecer una tarea abrumadora, pero imagíneselo como preparar una comida familiar. El objetivo final es poner los platos preparados sobre la mesa, después de haber hecho varias selecciones, compras y otras decisiones.
  • Fijar metas
    Una posible meta podría ser la reducción de una cantidad determinada de las fallas de rodamientos relacionadas con la lubricación. Una gestión inteligente de la lubricación también puede tener efectos positivos en otros ámbitos: los lubricantes suelen representar entre el 2 y el 3 % del presupuesto de mantenimiento, pero los errores de lubricación pueden impactar en el 40 % del presupuesto (por ejemplo, repuestos y mano de obra).

Conclusión

Realizar estos cambios exige un cambio de actitud y adoptar una mentalidad favorable a la gestión de la lubricación, aceptando que es necesario tomar medidas para mejorar la eficiencia.

El primer paso, y el más importante, es la toma de conciencia. Para ello, puede ser eficaz una campaña de concientización, una visita o capacitación. Así, todo el mundo entiende sus roles respectivos y puede comunicar sin barreras jerárquicas. El siguiente paso es corregir lo que está mal, pero con la diferencia de que, ahora, se ha reconocido la necesidad de corregirlo y se ha despejado el camino para actuar. Empiece por abordar los problemas visibles, como el almacén. Así, todo el mundo puede ver que la empresa está tomándose el problema en serio.

La lubricación tiene que entrar en una nueva era, y lo puede hacer con la ayuda de los conocimientos del sector, dispositivos nuevos, digitalización, inteligencia artificial y reacondicionamiento. Con el tiempo, la gestión de la lubricación contribuirá a reducir el consumo de recursos y energía, a la vez que mantendrá nuestro nivel de vida.

No hay una solución mágica, ni se resolverá de la noche a la mañana, pero reconocer el problema y comprometerse a resolverlo está al alcance de todos.

¿Qué es la lubricación? ¿Y cómo funciona?

En términos sencillos, la lubricación reduce la fricción y el desgaste de las superficies, al evitar el contacto entre metales mediante la interposición de lubricante entre las superficies. Un lubricante puede ser sólido (como el grafito), líquido (aceite), semisólido (grasa) o gaseoso (aire). Cada uno tiene una viscosidad específica (resistencia al flujo) que, al combinarse con la velocidad relativa de las superficies de contacto, la carga y el ángulo creado por la geometría de los componentes, formará una fina película lubricante.

El espesor de la película lubricante suele medirse en micras o submicras y, normalmente, es invisible para el ojo humano. Los aceites y las grasas son los lubricantes más utilizados en la actualidad. Se les pueden incorporar aditivos para agregar o eliminar determinadas propiedades, por ejemplo, presiones extremas, antidesgaste y antioxidante. En el caso de las grasas, un agente espesante mantiene unido el aceite y confiere al lubricante una consistencia que le permite mantenerse en su sitio.

La mayoría de las cosas que se mueven en nuestra sociedad, desde trenes hasta aspiradoras, solo funcionan gracias a una película lubricante de pocas micras de espesor en los puntos de contacto entre rodamientos, cadenas y otros componentes de las máquinas.