Muhammad Yunus – El banquero de los pobres
Resumen
Yunus se doctoró en ciencias económicas por la Universidad Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, en los Estados Unidos. Le encanta la comida de Bangladesh y también la cocina china. Tiene poco tiempo para leer aparte de periódicos, revistas y escribir artículos sobre los microcréditos y el desarrollo. Pero le encanta la música, «tanto la de Bangladesh como la Occidental», dice. «A mis dos hijas, Monica –que vive en Estados Unidos y es soprano en la Metropolitan Opera– y Deena, les apasiona la música Occidental».
Muhammad Yunus ha sacado a millones de personas de la pobreza pero no se duerme en sus laureles. La empresa social es su próximo proyecto.
El economistade Bangladesh Muhammad Yunus –fundador y director del Banco Grameen y co-ganador, con el banco, del Premio Nobel de la Paz en 2006– ha puesto en marcha un nuevo proyecto: la empresa social.
La labor de Yunus en pro del cambio económico empezó en 1974 al visitar los pequeños pueblos cercanos a la Universidad de Chittagong, donde era profesor de ciencias económicas. Era una época de mucha hambre y Yunus recuerda: «Descubrí que las maravillosas teorías que explicaba en el aula carecían de sentido en la vida real».
Convencido de que estaba enseñando «cuentos de hadas» a sus estudiantes, apartó sus libros de texto y empezó a estudiar a los propios aldeanos para comprender mejor su vida. Descubrió que la gente pasaba hambre porque no podía acceder a pequeñas cantidades de dinero. Por ejemplo, había una mujer que quería hacer y vender taburetes de bambú pero le faltaban los 25 centavos que le pedían para comprar el bambú. Yunus identificó a 42 personas en la misma situación, quienes sólo necesitaban 27 dólares en total para salir de la miseria. Él les prestó el dinero –devuelto ya hace mucho tiempo– pero nunca consiguió hacer que los bancos se interesaran por los pobres aldeanos ya que no podían ofrecer ningún aval.
Por eso, en 1976, desarrolló el concepto del Banco Grameen, creando un sistema bancario basado en la confianza mutua, la responsabilidad, la innovación y la dinámica de grupo. Actualmente, 6,7 millones de mujeres de 72.000 pueblos de Bangladesh han podido acceder a los microcréditos.
Sin embargo, no le ha resultado fácil a este «banquero de los pobres» convencer a los economistas de que tomaran los microcréditos en serio. El Premio Nobel de la Paz le ha supuesto un reconocimiento importante. «Como no le atribuían mucha importancia a lo que habíamos logrado, no nos prestaban mucha atención», dice Yunus. «Pero con el Premio Nobel, se abrieron las puertas de inmediato y ahora somos más aceptables, más escuchables».
Todo Bangladesh celebróel anuncio del Premio Nobel, el primero del país. El Comité Nobel atribuyó a Yunus el haber convertido el microcrédito en «un instrumento cada vez más importante en los programas de lucha contra la pobreza». Hasta la fecha, el modelo de microcréditos de Grameen ha sido replicado en más de 100 países, con el apoyo financiero y técnico del Banco Grameen.
En Bangladesh, Grameen ha crecido desde sus diminutos orígenes hasta convertirse en un gran conglomerado (Grameen Phone es la mayor operadora de telefonía móvil de Bangladesh, con 10 millones de abonados, por ejemplo), pero Muhammad Yunus, que reside en Dhaka, la capital de Bangladesh, lleva una vida sencilla. En su despacho en la sede de Grameen en Dhaka, el aire acondicionado se mantiene apagado y tampoco se ofrece leche para tomar con el té. «Soy el guardián del dinero y la confianza de mujeres pobres, y la leche es muy cara», dijo una vez, y sigue pensando lo mismo.
Ahora que ha demostrado que las mujeres pobres son fiables y financiables, ha creado varias empresas orientadas al desarrollo y ha ayudado a millones de personas a salir de la pobreza, ¿cuál es el siguiente paso?
«La empresa social», dice Yunus. «Quiero demostrar que los negocios no siempre buscan maximizar beneficios, no siempre son un vehículo para hacer dinero. El ser humano es más que una máquina de lograr ganancias».
Según este concepto, en lugar de dar dinero para acciones solidarias, este dinero podría invertirse en una empresa dedicada a servir las necesidades de nutrición o salud de la gente pobre. Gestionado con eficacia e integridad, cualquier negocio puede ser rentable y los beneficios, en vez de devolverse al inversor en forma de dividendos, se invierten nuevamente en la empresa para que pueda llegar a más gente.
«Estoy redefiniendo algunos conceptos económicos y creando otra categoría de negocio: el negocio para hacer el bien», dice Yunus. «Yo no hago negocios por los beneficios; lo hago porque toca la vida de las personas y les ayuda».
Una empresa formada conjuntamentepor el Banco Grameen y la multinacional francesa de la alimentación Danone –Grameen-Danone Foods– llevará yogur complementado con micronutrientes a niños desnutridos en Bangladesh. El proyecto nació en noviembre de 2005 cuando el presidente de Danone, Franck Riboud, invitó a Yunus a almorzar en un restaurante parisino. «Quería comprender los objetivos que perseguía el Banco Grameen», recuerda Yunus. «Se lo expliqué y le dije: ‘¿Por qué no creamos la empresa Grameen-Danone en Bangladesh’?»
Han pasado dos años y el yogur producido en la planta lechera de la joint venture en Bogra, a 220 kilómetros de Dhaka, está alimentando a los niños que viven en los pueblos cercanos. A lo largo de un periodo de 10 años, se ha proyectado crear 50 plantas más. «Ahora puedo convencer a otros que si Danone puede hacerlo, no es una idea de negocio tan descabellada», dice Yunus, sonriendo.