Con las máquinas ordeñadoras de la empresa sueca DeLaval, las
vacas casi se pueden ordeñar solas.

Es un lunes normal en el centro de desarrollo del fabricante de máquinas ordeñadoras DeLaval en Tumba, cerca de Estocolmo. De los altavoces instalados en el establo sale música relajante y un sol primaveral entra por las ventanas. Algunas vacas pasean tranquilamente, otras descansan en colchones cubiertos de serrín. Parece más un balneario para gente estresada que un centro de producción de leche.

Pero también hay actividad. Varias vacas han formado cola, esperando su turno para entrar en el VMS (sistema de ordeño voluntario), un sistema de ordeño totalmente automático que permite a las vacas ordeñarse cuando ellas quieren.

No hay nada más alejado del ordeño tradicional a mano que el VMS, una máquina de alta tecnología controlada por ordenador. Cuando la vaca entra en la máquina ordeñadora, primero se le lavan las ubres. A continuación, el equipo de ordeño robótico localiza las ubres mediante haces láser. Cuando empieza el ordeño, se miden la cantidad y la calidad de la leche producida por cada ubre. Las pezoneras se retraen automáticamente al acabar el ordeño. Los datos de la sesión de ordeño se guardan en el sistema informático. Si se produce algún problema en la sesión de ordeño, o con la vaca, el sistema envía un aviso al granjero mediante SMS. En teoría, el granjero ni siquiera tiene que estar presente, puede controlar lo que está pasando desde un tractor … o la playa.

«Sabemos que muchos jóvenes se resisten a hacerse cargo de las granjas de sus padres por el trabajo y la dedicación constante que supone», dice Per Edstam, jefe de producto de DeLaval. «Trabajar en una granja de productos lácteos todavía exige el contacto con los animales y la tierra pero, con máquinas como ésta, se parece más a un trabajo normal».

Sin embargo, a DeLaval no sólo le interesa satisfacer a los granjeros. Promover el bienestar de los animales también forma parte de la política fundamental de la empresa.

«En el bienestar de los animales, intervienen dos aspectos principales», dice Edstam. «Uno tiene que ver con las circunstancias en las cuales animales sanos y productivos producen una leche de alta calidad. El otro tiene que ver con la ética, el impacto medioambiental, la rentabilidad y competitividad de los sistemas de producción».

Desde su introducción en el año 2000, se han vendido más de 2.500 unidades del sistema VMS, que representa el segmento de alta tecnología de la oferta de productos de DeLaval. El objetivo de la empresa es lograr que los fabricantes de productos lácteos, independientemente de su tamaño, piensen en DeLaval para satisfacer sus necesidades. Por lo tanto, la gama de productos engloba todo tipo de máquinas de ordeñar, incluyendo sencillas máquinas que ordeñan las vacas una a una. La empresa también comercializa equipos para ordeñar ovejas, cabras e incluso búfalos.

En varios países, como Brasil, Argentina y Nueva Zelanda, es habitual la ganadería extensiva, en la que se permite a los animales pastar libremente en los prados. Para estos mercados, DeLaval ofrece una solución que guía a las vacas hacia un carrusel que gira lentamente. Desde el centro del carrusel, una sola persona puede acoplar y desacoplar el equipo de ordeño con facilidad y comodidad a la vaca. Una vez ordeñadas, se guían las vacas hacia la salida del carrusel. Al igual que el VMS, este sistema permite el análisis informatizado de la leche. Si aparece un resultado anormal, se puede llevar la vaca en cuestión a una zona cercada para examinarla.

Independientemente del tipo de sistema de ordeño que elija un cliente, existe un denominador común que constituye el corazón del sistema, una bomba de vacío. Unas exigencias estrictas aseguran el funcionamiento eficiente y fiable de las bombas de vacío para garantizar un resultado óptimo en el ordeño y mantener las ubres en buen estado. DeLaval ofrece bombas de vacío con transmisión directa y por correa. Las bombas de transmisión directa emiten menos ruido y consumen menos aceite. Las bombas de transmisión directa de DeLaval también pueden dotarse de un variador de frecuencia que regula la velocidad de la bomba.

«El lavado exige el máximo vacío posible pero, para el ordeño, la bomba puede trabajar a menos velocidad», dice Sofia Brändefors, jefe de producto. «Una velocidad más baja significa menos ruido y menos consumo energético. Los resultados de las pruebas realizadas por nosotros demuestran que pueden lograrse ahorros energéticos del 30 al 65 % instalando un variador de frecuencia en una bomba de vacío».

DeLaval cree que la recopilación informatizada de datos ofrece las oportunidades de desarrollo más interesantes. Un ejemplo de lo que se puede conseguir es el contador-calculador de células DCC utilizado para medir la calidad de la leche, que avisa de la presencia de anomalías en las ubres. Los investigadores de DeLaval trabajan continuamente para encontrar métodos sofisticados para mejorar y perfeccionar el proceso de ordeño y simplificar el trabajo del fabricante de productos lácteos actual.

SKF y DeLaval

DeLaval ha elegido a SKF como proveedor para varias aplicaciones. El carrusel utilizado en la ganadería extensiva lleva un rodamiento de rodillos cilíndricos y un rodamiento rígido de bolas. «Este tipo de aplicación es muy exigente con los rodamientos, debido a los efectos de la orina y los excrementos de las vacas», dice Per Edstam, jefe de producto de DeLaval. SKF suministra un cabezal giratorio de acero inoxidable para el sistema de ordeño VMS, compuesto por un eje, un rodamiento rígido de bolas de acero inoxidable, un pequeño actuador y un acoplamiento Multitec. Esta unidad también es instalada por SKF.

Las bombas de vacío de DeLaval se equipan con rodamientos rígidos de bolas SKF especiales con obturaciones extraíbles. El cambio de las obturaciones y la relubricación prolongan su vida de servicio.