Pensar de forma creativa

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Resumen

Edad: 68 años
Vive en: Oxfordshire, Reino Unido
Familia: tres hijos y dos hijas
Aficiones: música, Motor Grand Prix, cocinar y coleccionar guitarras antiguas
Película preferida: The Station Agent, sobre un enano que hereda una estación de ferrocarril
Libro preferido: cualquier libro escrito por Philip K Dick, autor de ciencia ficción.

El consultor David Wood es especialista en encontrar soluciones elegantes a problemas técnicos.

Con un gesto muy parecido a la famosa escultura El Pensador de Auguste Rodin, David Woods levanta una lata de refresco y empieza a analizar el diseño industrial necesario para crear un envase cilíndrico con una cantidad mínima de material capaz de contener líquidos.

«Es un ejemplo clásico de la evolución de la técnica», dice Wood, que dirige una consultora de ingeniería especializada en diseño de automoción, deportes de motor e industria general en el Reino Unido. «¿Te acuerdas de esas latas pesadas que tenías que abrir con un abrelatas? Esta lata es un ejemplo perfecto de un objeto adaptado a su finalidad. El fondo cóncavo impide que se abombe bajo la presión interna, la anilla ahora es parte íntegra de la lata y el metal es tan delgado que hace el mismo trabajo con un 50 por ciento menos de material».

A Wood le apasiona el metal. En realidad, le apasionan los motores. Ha dedicado 40 años de su vida profesional al diseño de trenes de fuerza, que incluye todos los componentes de un vehículo que tengan que ver con el motor, las marchas y la transmisión, hasta llegar a las ruedas traseras.

Oficialmente, Wood ha sido: director de tecnologías avanzadas de trenes de fuerza, jefe de proyecto para motores experimentales de Fórmula 1, jefe de ingeniería de sistemas de tren de fuerza e ingeniero de desarrollo de motores de coches de competición.

Pero Wood se compara con un carpintero que trabaja su material, aunque en su caso es metal en vez de madera.

«Hay dos tipos de ingenieros», dice Wood. «Están los tecnólogos que se dedican a los cálculos y los análisis. Y luego hay personas al otro extremo del espectro, como yo, a quienes les gusta diseñar, fabricar y desarrollar el hardware. Puedo mirar un componente y saber cómo va a funcionar. Te puedo decir casi instintivamente de qué es capaz un determinado componente de un tren de fuerza y dónde acabará fallando».

En los deportes extremos de motor, como en casi cualquier industria, la clave siempre ha sido hacer más con menos.

En otro orden de cosas, el Premio Nobel de Física de 2010 se entregó a Konstantin Novoselov y Andre Geim por su descubrimiento del grafeno, o láminas de carbono, que podría revolucionar la electrónica por sus propiedades excepcionales relacionadas con la conductividad y su bajo peso y masa – tan resistente como el acero pero ligero como una pluma.

Y en los deportes extremos de motor como la Fórmula 1 o el World Powerboating Championship, la relación peso/potencia es una especie de Santo Grial.

«Al desarrollar componentes de trenes de fuerza para competiciones extremas, el objetivo es eliminar la máxima cantidad posible de material donde las tensiones sean bajas pero conservar la resistencia suficiente para que cumplan su cometido, como ganar una carrera o, según las normativas actuales de la Fórmula 1, más de una», dice Wood.

Wood cita a Colin Chapman, fundador de Lotus Cars y Team Lotus, que ganó muchas carreras de Fórmula 1 entre 1962 y 1978, y dijo una vez: «Si las ruedas se caen, la caja de cambios se agarrota y el motor explota después de cruzar la línea de meta, no pasa nada… si has ganado la carrera».

Y Wood dice, «A lo mejor no es una solución aceptable en estos tiempos de austeridad y recursos reutilizables pero sigue siendo la perspectiva del auténtico piloto de competición».

Wood admite que ver el mundo desde una perspectiva técnica tiene sus inconvenientes. Desde las latas de refresco hasta las planchas protectoras de los motores y el número de tornillos que se usan, Wood analiza continuamente por qué se hacen las cosas de una determinada manera.

«Es mi estado natural y sigo aprendiendo mucho», dice.

En 2008, Powerboat P1, la entidad que organiza carreras con lanchas de competición en lugares como Malta, Italia, Francia o Suecia, pidió a Wood que desarrollara un sistema para determinar la potencia de los motores de las 20 lanchas participantes.

El problema era que aunque las escuderías están obligadas a declarar la potencia de sus motores (la potencia se utiliza para determinar el peso de la lancha en las carreras), era imposible demostrar que lo que decían era cierto. Evidentemente, algunas escuderías declaraban una potencia inferior para poder correr con lanchas más ligeras y más competitivas.

En primer lugar, Wood determinó la potencia del motor de cada lancha antes de la temporada e instaló sensores. Los datos captados por los sensores en cada carrera se comparaban con los resultados originales para ver si se había trucado el motor.

«Era un procedimiento muy caro y muy complejo y las escuderías seguían encontrando maneras de saltarse las normas», dice Wood.

«Como consultor responsable de garantizar la legalidad de los motores, cuando ya llevábamos media temporada de 2009, propuse un plan radical para el diseño y producción de un sistema que midiera el par y la velocidad de cada motor, y que pusiera a disposición de los inspectores un registro de la potencia desarrollada en tiempo real por el motor durante la carrera», explica. «Sería como acoplar un dinamómetro en miniatura a cada motor. Al mismo tiempo, el sensor de par motor tendría que ser inaccesible a interferencias externas de las escuderías, resistente a los fallos al ser el componente más resistente del tren de fuerza, y con la robustez suficiente para sobrevivir en un entorno marino».

Trabajando con ABB y SKF, Wood desarrolló este sistema de sensores de par motor para Powerboat P1.

«En la temporada de 2010, ninguna escudería hizo trampa», dice Wood, con una amplia sonrisa. «Dimos en el clavo».


  

El ángulo SKF

La Unidad de Carreras de SKF, parte de Group Technology Development and Quality (GTD&Q), participó en el desarrollo del sensor de par motor para Powerboat P1.

«Las necesidades y las especificaciones de Wood y ABB estaban muy claras», dice Paolo Andolfi, director de la Unidad de Carreras. «Les ayudamos a seleccionar la unidad de rodamientos correcta para respaldar el sensor de par motor en el eje de la transmisión. Fue una gran satisfacción para nosotros poder ayudarles en su proyecto».