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Perfil verde: China quiere ser líder en eco-ciudades

La gente tiende a contaminar y cuando hay mucha gente viviendo en un espacio reducido se tiende a contaminar mucho más. En China, el país más poblado de la tierra, se han emprendido iniciativas para construir ciudades que minimicen la huella humana en el entorno y, al mismo tiempo, maximicen la calidad de vida de sus habitantes.

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Resumen

SKF y la sostenibilidad

Hace tiempo que la sostenibilidad es muy importante para SKF. La empresa adoptó su primera política medioambiental ya en 1989 y fue una de las primeras multinacionales en cumplir con la certificación ISO 14001, abarcando 63 plantas en 17 países.

SKF tiene un firme compromiso con un desarrollo ecológicamente sostenible y se esfuerza permanentemente por hacer un mejor uso de los recursos materiales y la energía, y por reducir los residuos y las emisiones en la producción.

Un ejemplo de estos esfuerzos es la oficina central de EE.UU., en Landsdale, Pensilvania, inaugurada en mayo de 2009. El edificio ha recibido la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) y se caracteriza por su bajo consumo de agua, la eficiencia de su iluminación y sus materiales de construcción libres de contaminantes volátiles.

La gama de productos de SKF incluye muchos productos especialmente aptos para aplicaciones ecológicas. Entre ellos figuran los rodamientos energéticamente eficientes y soluciones para el sector de la energía eólica y los automóviles eléctricos e híbridos.

Para conocer más acerca de los esfuerzos de sostenibilidad de SKF visite www.skf.com

 

La gente tiende a contaminar y cuando hay mucha gente viviendo en un espacio reducido se tiende a contaminar mucho más. En China, el país más poblado de la tierra, se han emprendido iniciativas para construir ciudades que minimicen la huella humana en el entorno y, al mismo tiempo, maximicen la calidad de vida de sus habitantes.

Industria

Desde 1994, cuando el gobierno adoptó la Agenda 21, un libro blanco para la protección del medio ambiente y la eficiencia energética en las viviendas en la planificación urbana, China ha convertido el desarrollo de comunidades sostenibles, llamadas eco-ciudades, en una prioridad nacional. Llevó tiempo pero, desde 2003, el país ha aprobado y/o autorizado más de 130 proyectos de desarrollo municipal basados en principios ecológicos, una media de más de uno al mes.

Uno de los proyectos más ambiciosos es la Eco-ciudad de Tianjin. Situado en un terreno costero no cultivable de 30 kilómetros cuadrados a las afueras de Tianjin, una ciudad portuaria situada a 150 kilómetros al sureste de Beijing, este proyecto futurista se ha diseñado y construido como empresa conjunta entre el gobierno chino y el Suburban Urban Planning Group, una empresa de ingeniería de Singapur.

Diseñado en torno a un núcleo de humedales conservados y recuperados en la ribera meridional del río Hai, este proyecto llave en mano se está construyendo conforme a un plan maestro con 26 indicadores clave del rendimiento que engloban desde la calidad del aire y del agua potable hasta la proporción de edificios verdes y el uso de agua procedente de fuentes no tradicionales. Se cree que la mitad del agua procederá de la desalinización y el reciclaje.

La Eco-ciudad de Tianjin estará finalizada a mediados de la década de 2020 con un coste de 7.000 millones de euros. Tendrá tecnología puntera, en gran parte importada, incluyendo una red de trenes de cercanías totalmente ecológica y paisajes artísticos alimentados por energía solar, instalados para el disfrute estético de sus previstos 350.000 habitantes. El proyecto ofrecerá viviendas subvencionadas para garantizar la presencia de personas de todos los estratos económicos.

«La armonía social es ante todo un problema de vivienda», dijo Lin Xuefeng, vicepresidente del proyecto, después de la ceremonia inaugural en 2008. «Esperamos crear una ciudad armoniosa en la que puedan convivir diferentes sectores de la sociedad». El proyecto, añadió, pretende apaciguar los crecientes temores públicos por la contaminación en China y desempeña la función de escaparate y buque insignia, mostrando los esfuerzos del gobierno por buscar un equilibrio positivo entre el crecimiento económico, el desarrollo urbano y la protección medioambiental.

«Lo bueno de China es que está dispuesta a emprender estos proyectos de desarrollo a gran escala que incorporan muchos elementos de sostenibilidad, como el uso de energía eólica y solar, la recuperación de paisajes naturales, y un menor uso del automóvil en favor del peatón», dice Richard Register, escritor norteamericano que acuñó el término «eco-ciudad» en su libro de 1987, Ecocity Berkeley: building cities for a healthy future (Eco-ciudad Berkeley: construyendo ciudades para un futuro saludable).

Tanto la envergadura como el alcance de las iniciativas chinas son revolucionarios, dice, y van mucho más allá de construir edificios sostenibles, poner jardines en las azoteas y otra mezcla de «elementos íntimos y confortables» frecuentes en las iniciativas de eco-ciudad en los países desarrollados.

«La densidad de población en China está a otro nivel», dice Register, que ha visitado el país en varias ocasiones durante las cuatro últimas décadas. «Las ciudades son los sistemas más grandes que construimos los humanos», dice. «Debemos diseñar y construirlos de modo que reduzcamos la dependencia del automóvil y otros impactos medioambientales a la vez que protegemos los paisajes naturales y promovemos un estilo de vida saludable».

Sin embargo, no es fácil. Los retos a los que se enfrenta China en sus esfuerzos por construir eco-ciudades son tan grandes y complejos como el propio país. En 2008, Stanley Yip, un planificador urbanístico de Hong Kong y director de planificación y desarrollo de la oficina china de la empresa británica de ingeniería Arup, que ayudó a redactar el primer proyecto de eco-ciudad de China, Dongtan, publicó un trabajo titulado: Planning for Eco-Cities in China («Planear eco-ciudades en China»). Ahí escribe, «las visiones y los conceptos de plan maestro están ahí, pero las dificultades específicas residen en la capacidad del plan de urbanismo actual establecido por ley de ponerlos en marcha al nivel requerido.»

Según Yip, existe una desconexión entre el planteamiento centralizado de planificación de la China comunista y las necesidades prácticas de múltiples características de diseño y plazos de construcción.

La planificación y la gestión no son los únicos obstáculos a los que se enfrenta China en la construcción de eco-ciudades. El proyecto de Dongtan, lanzado a bombo y platillo por el primer ministro chino Hu y el británico Blair en 2005, debía ser una ciudad modelo situada en una isla del tamaño de Manhattan en la desembocadura del río Yang­tsé. En esa ciudad, debía utilizarse energía solar y eólica, junto con biocombustibles obtenidos de residuos orgánicos procedentes de los cercanos campos de arroz –que se abonarían con aguas negras tratadas– para calentar las casas de los 50.000 habitantes previstos en la ciudad en 2010. En 2030, la población de la ciudad debía situarse en 500.000 habitantes.

Sin embargo, el proyecto sufrió un revés importante en 2006 cuando su principal promotor chino –Chen Liangyu, dirigente del Partido Comunista y miembro del politburó– fue obligado a abandonar el proyecto, cuyo coste se estaba disparando por el diseño y desarrollo de las tecnologías casi prototípicas necesarias para hacer realidad el sueño. Desde entonces, la construcción de Dongtan está parada.

En opinión de Register, estos reveses son un precio elevado pero necesario que debe pagar un país en vías de desarrollo con una población de 1.300 millones personas (casi el 20 por ciento de la población de la tierra) para resolver problemas medioambientales y sociales de dimensiones apocalípticas, causados o exacerbados en muchos casos por el rápido crecimiento del país como poder económico mundial y su insaciable apetito por las materias primas necesarias para mantener y potenciar su posición como mayor fabricante de bienes de consumo y automóviles del mundo.

«Los chinos se enfrentan a problemas cuya envergadura la mayoría de nosotros ni siquiera podemos imaginar», dice Register. Señala que se está construyendo un sexto cinturón de circunvalación alrededor de Beijing, que fue el epicentro de un atasco de proporciones monumentales en 2010 que tardó casi un mes en deshacerse. «Una manera de hacer frente a estos retos es utilizar modelos transferibles de diseño ecológico en la construcción o transformación de las ciudades».