Un Polo eléctrico
Volviendo a su Polo rojo, aparcado en Moosburg cerca de Munich en Alemania, Wolfgang Bauer encontró una multa sobre el parabrisas.
Volviendo a su Polo rojo, aparcado en Moosburg cerca de Munich en Alemania, Wolfgang Bauer encontró una multa sobre el parabrisas.
Cuando la miró más de cerca, resultó no ser una multa de aparcamiento sino una multa de la policía porque el coche no tenía la etiqueta que mostraba que había superado la prueba obligatoria de emisiones.
«Le expliqué a la policía que mi Polo no emite gases de escape porque el motor es eléctrico», recuerda Bauer. «No me creyeron hasta que abrieron el capó».
Desde fuera, el coche se parece a cualquier otro Polo con un motor de gasolina o diesel pero, en el compartimiento del motor, hay una transmisión trifásica de 72 voltios que se alimenta con 12 baterías de níquel-cadmio situadas detrás de los asientos delanteros del coche. El coche puede alcanzar los 90 kilómetros por hora y tiene una autonomía de unos 80 kilómetros.
Bauer trabaja en la fábrica del Grupo Jungheinrich en Moosburg. Jungheinrich, un cliente de SKF para rodamientos y dispositivos mecatrónicos, incluyendo rodamientos sensorizados, es uno de los proveedores más importantes del mundo de carretillas elevadoras.
«Los motores eléctricos han demostrado ser fiables en las máquinas de Jungheinrich, así que se me ocurrió intentar instalar uno en un coche», recuerda Bauer. «Empecé con un motor de 48 voltios que monté en un Trabant de 1984, un vehículo incómodo que se fabricaba en la antigua Alemania Oriental desde los años 50 hasta 1991. Fueron dos años de trabajo hasta conseguir hacerlo funcionar y luego tuve que pelearme con las autoridades de Tráfico para que me dieran el permiso de circulación. Después de la experiencia con el Trabant, sólo tardé seis meses en instalar otro motor eléctrico más potente en el Polo y no tuve problemas para conseguir el permiso de circulación. En los últimos 9 meses, he hecho 5.000 kilómetros con el coche y no he tenido ningún problema».
El Polo sólo consume 15 kWh cada 100 kilómetros, que es la energía equivalente a 1,5 litros de gasolina. «Cargo las baterías por la noche desde la red eléctrica con la tarifa nocturna», dice Bauer. «Las placas solares en el techo, más ecológicas, suministran una corriente durante el día que es equivalente a la de la red. En otras palabras, utilizo la energía de la recarga nocturna como reserva. En términos prácticos, podría hacer 25.000 kilómetros al año con cero emisiones».