Un viaje confortable

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Resumen

ZF Sachs es una filial de ZF Friedrichshafen con sede en Schweinfurt, Alemania. El negocio básico de la empresa es la fabricación de componentes para trenes de fuerza y suspensiones. ZF Sachs tiene 22 plantas de producción en 13 países y cuatro centros de desarrollo. Su volumen anual de ventas asciende a 2.200 millones de euros y da empleo
a 15.700 personas (1.200 en I+D).

La empresa alemana ZF Sachs sigue una trayectoria de crecimiento rápido pero sin sobresaltos. Y uno de sus productos más innovadores, el volante bimasa o DMF, está ayudando a hacer más confortable el viajar en coche.

La mayoría de los taxis tienen motores de gasóleo. Cualquier persona de cierta edad recuerda haber sentido las vibraciones del taxi, sobre todo cuando el vehículo se ponía en marcha o se detenía. Parecía que el coche entero vibraba con el motor.

Pero ahora, incluso con los poderosos motores turboalimentados, las vibraciones han desaparecido prácticamente. Y eso lo debemos a empresas como ZF Sachs y sus volantes bimasa (DMF).

ZF Sachs, la división de trenes de fuerza y suspensiones de ZF, una empresa especializada en sistemas de transmisión y chasis con sede en Friedrichshafen, empezó a fabricar su DMF en 1999 y, desde entonces, el producto ha ido sumando éxitos. «Ahora somos el número dos en el mundo y vamos acortando distancias», dice Moritz Nöding, jefe de comunicaciones corporativas. Y Ernst Müller, el jefe de producción, agrega: «Desde que empezamos la producción del DMF, hemos contratado unos 40 empleados adicionales cada año».

Las vibraciones aparecen cuando la frecuencia de encendido coincide con la frecuencia natural del sistema de transmisión, produciendo una amplificación por resonancia. Esto puede provocar un golpeteo en la transmisión o la vibración de la carrocería entera. La mayoría de los embragues incorporan un amortiguador, pero no es muy efectivo. El DMF de ZF Sachs se coloca en el tren de fuerza entre el motor y el embrague e incluye dos volantes que actúan el uno sobre el otro a través de una serie de resortes con distintos grados de resistencia y unas zapatas-guía ajustables que permiten al volante responder de forma muy flexible a distintas condiciones de conducción, desde la velocidad máxima en la autopista hasta una parada suave. Mejora el confort y la seguridad. Incluso reduce el consumo de combustible.

Actualmente ZF Sachs, con sede en Schweinfurt, Alemania, fabrica 1,9 millones de unidades de DMF anuales en una fábrica que no para de ampliarse. «La hemos ampliado tres veces desde que empezamos a trabajar aquí hace cinco años», dice Müller. «Ahora trabajan aquí 300 empleados».

ZF Sachs hace unos 60 tipos distintos de DMF para 60 modelos de vehículo. Aunque el producto empezó a fabricarse específicamente para los motores diésel turboalimentados, ahora se utiliza en motores de gasolina de altas prestaciones e incluso en modelos de tamaño medio. Además, hay versiones para vehículos comerciales que son especialmente populares en los autobuses de largo recorrido, ya que mejoran el confort del pasajero. Gran parte de la producción se destina a fabricantes de motores alemanes y europeos, aunque sus volantes también equipan vehículos en los Estados Unidos, Australia y Corea del Sur.

La producción se basa en una combinación de automatización y actividad humana. Dice Müller: «Creo que siempre debe haber un empleado a menos de siete metros de cualquier fuente posible de problemas. Así puede ver enseguida si algo empieza a fallar y solucionar el problema con rapidez». De esa forma las personas controlan lo que hacen las máquinas y las máquinas controlan lo que hacen las personas.

Cuatro centros de producción fabrican componentes para cuatro centros de montaje. Suelen dedicarse dos líneas a productos determinados pero todas las líneas pueden hacer de todo, al igual que los trabajadores. «Eso nos permite responder de forma flexible a las necesidades de los clientes», dice Müller. «Además, eso significa que el personal puede cambiar de trabajo cada hora, evitando actividades físicas repetidas».

Los componentes llegan ya moldeados o estampados, y los robots taladran, tornean y roscan en una sola operación, bajo la observación y el control de cámaras. Pero los empleados aprovisionan las máquinas y comprueban los resultados, y pueden parar la línea en el momento en que algo vaya mal. En otros puntos de la cadena de montaje, las comprobaciones corren a cargo de cámaras. Después de que un empleado haya insertado resortes y zapatas en el volante, una cámara mira por encima de su hombro y se asegura de que todas las piezas están bien colocadas.

«El DMF es uno de nuestros productos más innovadores», dice Nöding, «y forma parte de nuestra estrategia hacer productos innovadores para poder mantener la producción aquí en Alemania». La competencia básica de la empresa son los embragues y las unidades de suspensión y, dice Nöding: «Los embragues y amortiguadores sencillos son casi productos genéricos, que se pueden fabricar un cualquier parte». ZF Sachs ha trasladado al extranjero una parte de la producción de estos productos más sencillos, pero la empresa tiene la seguridad suficiente en su potencial innovador como para garantizar que, de momento, no habrá despidos.

En su segunda área de competencia básica, la suspensión, la electrónica es la base de las innovaciones y el Control continuo de la amortiguación (CDC) asegura un mayor confort en los viajes. Los amortiguadores están conectados a sensores que proporcionan una información instantánea, permitiendo a la amortiguación responder en milisegundos a los cambios en la carretera o en las condiciones de conducción. ZF está desarrollando sistemas de red que enlazarán distintas partes de un vehículo de modo que todos los componentes puedan trabajar juntos de forma eficaz, por ejemplo, la suspensión con los frenos.

Un área menor pero que va a crecer, según Nöding, es la de la tecnología híbrida. «Tenemos una larga trayectoria en motores eléctricos», dice. «Empezamos mucho antes de que se pusieran de moda. Ahora todo el mundo conoce el tema y estamos recogiendo los frutos de esa inversión a largo plazo». ZF Sachs es el centro de competencia de ZF para motores eléctricos y ZF ha iniciado una colaboración con Continental como socio estratégico por la cual Continental aportará los conocimientos electrónicos y ZF Sachs los motores. Los primeros proyectos ya han empezado y, según Nöding, se han iniciado conversaciones con varios fabricantes.

Tal es la fe que tiene ZF en la tecnología híbrida que ha iniciado una «Ofensiva Híbrida», poniendo anuncios para contratar a 250 ingenieros específicamente para este campo. Cuesta encontrar a ingenieros en Alemania, por lo que muchos pueden proceder del extranjero. Aunque Schweinfurt quizás no sea el lugar más glamuroso del mundo, un estudio reciente del instituto suizo Prognos determinó que era la ciudad más dinámica de Alemania en el plano económico. Con empresas como ZF Sachs –y SKF– ubicadas en Schweinfurt, es un dato que no debería sorprender a nadie.


De competidor a cliente de SKF

En 1895, Ernst Sachs y Karl Fichtel fundaron Schweinfurter Präcisions-Kugellagerwerke Fichtel & Sachs. La empresa producía rodamientos de bolas y bujes de bicicleta. A principios del siglo XX, Fichtel & Sachs (hoy: ZF Sachs) se convirtió en uno de los mayores rivales de SKF en los mercados alemanes. Esta situación cambió por completo en 1929 cuando SKF compró las divisiones de rodamientos de Fichtel & Sachs en Schweinfurt. Ahora, Fichtel & Sachs se ha transformado de productor de rodamientos en cliente de SKF.

SKF adquirió otras empresas en Alemania en 1929, incluyendo Fries & Höpflinger, DWF, Riebe y Rheinland. Luego, todas estas empresas fueron fusionadas en una sola empresa nueva, Vereinigte Kugellagerfabriken AG (VKF), con 9.000 empleados. En 1953, VKF se convirtió en SKF. Desde los comienzos de VKF, Ernst Sachs, fundador de Fichtel & Sachs, fue miembro del consejo de administración de VKF.

Durante los años 30, la filial alemana de SKF llegó a tener más empleados y mayor producción que la fábrica de SKF en Gotemburgo. El hecho de que el Grupo SKF crecía más deprisa en el extranjero que en Suecia era atribuible en gran parte a esta expansión en Alemania.

La colaboración entre ZF Sachs y SKF tiene casi 80 años de historia. Hoy, ZF Sachs es un proveedor de componentes y socio de sistemas para la industria internacional de la automoción, y SKF sigue siendo colaborador suyo. Ambas empresas tienen una relación estrecha. Los rodamientos para suspensiones son una de las soluciones que ZF Sachs compra a SKF.