Zhou Hanmin – al frente de la expo más ambiciosa

 

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Resumen

EDAD: 52 años.
VIVE EN: Shanghái, en el distrito de Pudong. «Fui subgobernador del distrito hace nueve años».
FAMILIA: esposa, dermatóloga, y una hija de 11 años.
INTERESES: leer, escribir poesía, escuchar música, participar en una vida social activa.
PELÍCULA FAVORITA: ¡Vivir!, dirigida por Zhang Yimou, el director de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. «Es un buen amigo y una persona que admiro».
LIBROS FAVORITOS: los libros de Víctor Hugo. «Me han enseñado mucho», dice Zhou.

 

Cuando la asamblea general de la Oficina Internacional de Exposiciones (OIE) eligió a Shanghái en diciembre de 2002 como sede de la Expo Universal de 2010, fue un gran triunfo para China.

Habían pasado tan solo 15 meses desde que el Comité Olímpico Internacional eligiera a Pekín como sede de los Juegos Olímpicos de Verano de 2008. Ser elegido para organizar dos acontecimientos de gran repercusión global no solo era una confirmación de la creciente importancia de China, sino también una oportunidad única para que el país se acercara al resto del mundo.

Una de las personas que más se alegraron fue Zhou Hanmin, que había sido delegado chino ante la OIE. Hoy, ocho años después y en vísperas de la inauguración, Zhou es subdirector del comité ejecutivo de la Expo 2010. Se siente orgulloso de lo que se ha conseguido hasta ahora en los preparativos para este gran acontecimiento, que será de lejos la mayor exposición universal desde que se empezaran a organizar ferias y exposiciones internacionales hace 159 años, tanto por el número de países y organizaciones participantes como por el número esperado de visitantes.

«La exposición universal de 2010 es un motor muy potente que impulsará la modernización e industrialización de China», dice Zhou. «Aunque China se adelantó a Alemania en 2008 para convertirse en la tercera economía mundial y va camino de sustituir a Japón como la segunda, después de Estados Unidos, seguimos siendo un país en vías de desarrollo en términos de producto interior bruto per cápita».

China es famosa por sus grandes descubrimientos científicos y tecnológicos en la antigüedad. Zhou espera que la exposición ayude al país a recuperar su poder creativo en estos campos y sirva de puente entre China y el resto del mundo.

La Expo 2010, que se inaugura el 1 de mayo, empieza a cobrar vida. «Si hubieras venido aquí hace ocho años, habrías visto cientos de fábricas», dice Zhou desde la azotea de la sede de la exposición universal, con vistas al recinto que se extiende por ambas riberas del río Huangpu, entre los puentes Lupu y Nanpu en el centro de Shanghái.

«Se trataba de industrias pesadas, que incluían un gran astillero y acerías», dice. «Unas 18 000 familias vivían en esta zona, que estaba muy contaminada y sin un suministro fiable de agua potable».

«Ahora, toda esta gente ha sido trasladada a ciudades ‘expo’ recién creadas», dice. «De hecho, son los primeros que valoran de verdad el lema de la Expo 2010: ‘Mejor ciudad, mejor vida’».

Todo el recinto de la Expo se está urbanizando de acuerdo con criterios de sostenibilidad medioambiental, explica Zhou. Un tercio consistirá en zonas verdes, que permanecerán después de la clausura de la exposición el 31 de octubre de 2010. Además, se ha tenido en cuenta el ahorro energético y las reducciones de las emisiones de dióxido de carbono en la construcción de los pabellones y otros edificios.

«Somos los anfitriones y, según la tradición china, el anfitrión no escatima esfuerzos para sus huéspedes», dice Zhou. La Expo 2010 ha despertado mucho interés entre la comunidad internacional: participarán 228 países y organizaciones internacionales, lo que refleja la posición de Shanghái como importante centro cultural y económico a escala internacional.

«Según mis previsiones, más de 150 jefes de estado vendrán a Shanghái para visitar la exposición», dice Zhou. «Eso significa casi uno al día durante los 184 días que durará».

Como es el caso de muchos líderes de la nueva generación de dirigentes chinos, Zhou tiene una amplia cartera de responsabilidades. Además de dirigir la Expo 2010, Zhou es vicepresidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, un órgano consultivo de alto nivel en temas políticos. También es vicepresidente de la Asociación de la Construcción Nacional Democrática de China, uno de los ocho partidos políticos autorizados en la República Popular China, y es director general de la Asociación Recreativa China, que se encarga de la formación y la educación, y que desempeña un papel clave en la modernización de China.

«Tengo cuatro despachos pero solo un sueldo», ríe Zhou. Calcula que dedica más del 60 por ciento de su tiempo a la Expo.

Los preparativos han pasado por varias fases y Zhou ha intervenido en cada una de ellas. Primero, hubo que elaborar un documento detallado de registro, el compromiso legal de China. Zhou, habiendo sido catedrático de derecho, especializado en derecho comercial y mercantil internacional, fue redactor jefe de ese documento.

Después, Zhou tuvo que poner en marcha la construcción del recinto y convencer a países y organizaciones para que participaran en la Expo.

«Recientemente estuve en Ginebra para animar a la Organización Mundial del Comercio (OMC) a unirse a la Expo», dice Zhou. «Fue una gran alegría para mí saber que participará». Zhou desempeñó un papel fundamental para preparar el ingreso de China en la OMC en 2001.

La Expo 2010 coincidirá con una profunda recesión internacional y Zhou cree que será una parte importante del proceso de recuperación. «No se trata solo de las oportunidades de empleo que creamos o las infraestructuras que construimos», señala. «La Expo es un símbolo de confianza en el futuro».