Sacándole partido al mar
Limpia, ecológica y casi ilimitada, la energía procedente de las olas y de las mareas resulta sumamente atractiva para los consumidores del siglo XXI. El esfuerzo que vienen realizando las empresas energéticas parece a punto de dar sus frutos.
El potencial energético del mar ha sido siempre evidente; basta con ver cómo rompen las olas en la orilla y la fuerza de las mareas. Sin embargo, los intentos serios de convertir este empuje en electricidad tienen una historia mucho más corta.
A lo largo del siglo XX, se llevaron a cabo una serie de experimentos con el fin de aprovechar la energía undimotriz, y durante la crisis del petróleo de los años 70 el interés en este campo creció. Sin embargo, no fue hasta los años 90 cuando los científicos empezaron a atribuirle aplicaciones prácticas.
Por otra parte, los experimentos para controlar la energía mareomotriz se remontan a los años 60 en Francia y a los años 80 en Norteamérica y China, donde se construyeron centrales eléctricas con una capacidad muy baja.
Aunque ninguna de las dos tecnologías es comercialmente viable, esta posibilidad está hoy mucho más cerca gracias a los avances técnicos de los últimos años.
Uno de los líderes mundiales en tecnología undimotriz es, desde hace 15 años, Pelamis (con sede en Edimburgo, Escocia). Según Deborah Smith, coordinadora de marketing de la empresa, el sector está dando pasos hacia la plena comercialización, reduciendo costes y superando los retos del entorno.
“Una de las principales causas por las que la energía marina está menos desarrollada que otras formas de energía es la hostilidad del medio”, dice Smith. La empresa evita realizar trabajos de mantenimiento en mar abierto, y los lleva a cabo en un muelle protegido.
“Para instalar la máquina utilizamos una conexión remota”, explica Smith. “El diseño del sistema fue el resultado de un proceso de ensayo y error. Como instalar máquinas en mar abierto era una actividad sumamente difícil y peligrosa, desarrollamos un método que no necesitaba ni buzos ni ventanas de buen tiempo con el mar en calma”.
El principal reto en el campo de la energía undimotriz es diseñar una máquina que sea capaz de resistir fuertes temporales y que, a la vez, pueda generar energía de forma rentable cuando haya poco oleaje.
“La forma de la máquina de Pelamis, parecida a la de la serpiente marina alargada y delgada a la que debe su nombre, le permite sumergirse bajo las crestas de las olas con mar gruesa, como hacen los surfistas cuando se adentran en el mar”, dice Smith. “También podemos controlar la resistencia en las articulaciones de la máquina para intensificar su respuesta frente a olas pequeñas o para atenuarla cuando las olas sean grandes”.
La energía mareomotriz aún no se encuentra en fase comercial, dice David Ainsworth, director de desarrollo de negocios de la empresa británica Marine Current Turbines (MCT).
El parque mareomotriz SeaGen, de 1,2 MW, que la empresa explota en Strangford Lough, en Irlanda del Norte, ha colocado más de 8 GWh en la red eléctrica y ha acumulado más de 11.000 horas de generación desde que se instaló en 2008.
“El dispositivo SeaGen ha demostrado que la tecnología está lista para avanzar hacia la plena comercialización: crear parques de prueba de unos 10 MW”, dice Ainsworth. Sin embargo, el medio marino puede poner en jaque su instalación y seguridad operativa.
MCT ha resuelto este problema, diseñando un proceso de instalación que puede ejecutarse rápidamente y que evita la exposición a episodios meteorológicos extremos.
También se ha abordado el tema del mantenimiento en condiciones climáticas adversas. “Con el exclusivo diseño SeaGen de MCT, todos los componentes submarinos pueden asomar a la superficie, lo que permite realizar las tareas de mantenimiento desde la estructura fija”, afirma Ainsworth. Así, todo el mantenimiento puede hacerse desde una embarcación pequeña, sin necesidad de recurrir a barcos de apoyo grandes y costosos.
Ainsworth dice que, una vez resueltos los problemas de diseño y tecnología, las turbinas deberían poder aprovechar tanto las corrientes rápidas en aguas poco profundas como las corrientes marinas lentas en aguas profundas. “Las turbinas mareomotrices se convertirán en un elemento habitual del paisaje marino, como lo son actualmente las boyas y los faros”, dice. A más largo plazo, las prioridades incluirán también una reducción del coste, un problema común en un sector en desarrollo.
El gobierno de Escocia, uno de los países donde más se trabaja en este campo, ha reconocido la importancia de respaldar este sector. En septiembre, concedió una generosa ayuda a Pelamis y a otra empresa escocesa del sector, Aquamarine Power Ltd, para promover la comercialización de la energía undimotriz. También autorizó la construcción del mayor parque mareomotriz de Europa en Pentland Firth, entre el norte de Escocia y las Islas Orcadas. En palabras de Fergus Ewing, Ministro de Energía de Escocia: “Debemos reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles haciendo un mejor uso de la energía de la que disponemos. La energía marina, un recurso autóctono con un enorme potencial, forma parte de la solución”.
Los avances tecnológicos tratan de sacarle el máximo partido a la energía que esconde el mar. Pero en el terreno político y legislativo, aún queda mucho por hacer.
El compromiso de SKF con una nueva fuente de energía
Los retos técnicos del incipiente sector de la energía undimotriz y mareomotriz requieren innovación y un firme compromiso por parte de las empresas que buscan generar nuevas oportunidades.
Jim Marnoch, responsable de energía oceánica de SKF (UK), afirma que la empresa pretende involucrarse en el sector desde sus comienzos. “Vemos un gran potencial aquí, capaz de generar un importante volumen de negocio en el futuro, sobre todo a partir de 2020”, dice. “Será cuando comience la plena comercialización, con múltiples dispositivos instalados en parques de gran tamaño. No somos novatos en este campo y queremos aprovechar nuestra experiencia para ofrecer soluciones sólidas y fiables que satisfagan los requisitos del cliente”.
Según Marnoch, gracias a su dilatada experiencia en aplicaciones eólicas, marinas, hidroeléctricas y en el petróleo y gas, SKF puede ofrecer soluciones en forma de rodamientos, obturaciones, sistemas de lubricación y monitorización del estado para los primeros prototipos.
“El desafío técnico es colosal”, dice. “Se ha dicho que es mucho más difícil que llevar al hombre a la Luna. Si fuera fácil, ya estaría hecho”.
Actualmente, SKF trabaja con los principales desarrolladores de dispositivos undimotrices y mareomotrices, y les ayuda a diseñar soluciones robustas y fiables para sus máquinas, como rodamientos y obturaciones a medida para aplicaciones en el eje principal, los sistemas de posicionamiento y orientación, la caja de engranajes y el generador. Los equipos de monitorización del estado de SKF sirven para vigilar el estado de estos componentes rotativos.
Además, se están adaptando sistemas de lubricación SKF para que sean capaces de suministrar grasa o aceite al lugar correcto, en el momento oportuno y en la cantidad correcta, asegurando así la fiabilidad a largo plazo.