Un enfoque industrial
Originalmente dedicada a la fabricación de papel, Boralex se ha convertido en un actor importante de la energía eólica terrestre en Francia. Se trata de un sector dinámico que crece rápidamente y que aumenta la exigencia para los colaboradores de la empresa.
La empresa energética Boralex es el mayor operador independiente de la industria francesa de la energía eólica terrestre. Cuenta con una producción energética instalada de 651 MW en el país, de los cuales 625 MW se generan exclusivamente con turbinas eólicas. “En noviembre de 2002 inauguramos el primer parque eólico de Francia cerca de Toulouse. Actualmente explotamos unos 40 parques eólicos en todo el país”, explica Pascal Brouyère, director de operaciones de Boralex, Francia, desde la sede nacional del grupo en la ciudad de Blendecques, cerca de Lille, en el noroeste del país. “Pero lo que nos diferencia de otros operadores de parques eólicos es nuestro enfoque industrial. La mayoría de nuestros competidores son fondos de inversión que, al ver en las energías renovables una forma fácil y rápida de ganar dinero, instalan los parques y los subcontratan luego a los fabricantes de turbinas. Como grupo industrial, Boralex desarrolla, construye y explota sus parques; es nuestro negocio principal”.
Boralex
Boralex Francia dispone de una base energética instalada total de 652 MW; de estos, 625 MW proceden de la energía eólica, 12 MW de la energía térmica y 14,5 MW de la energía solar.
Tiene su sede administrativa en la ciudad de Blendecques, en el norte de Francia, donde trabajan 40 empleados. Otros 84 empleados están repartidos por todo el país en distintas delegaciones regionales.
Boralex abarca toda la cadena de valor de la energía eólica, desde la planificación hasta la producción, pasando por la construcción, la explotación y el mantenimiento.
En un parque eólico de cinco turbinas trabajan dos o tres empleados a tiempo completo que aseguran el mantenimiento del parque durante toda su vida útil, que suele ser de entre 20 y 30 años.
Boralex también está presente en Canadá, Francia y los Estados Unidos, pero originalmente se dedicaba a la fabricación de papel. En sus comienzos, formaba parte del Cascades Group, que decidió dedicarse a la generación eléctrica para abastecer de energía a su negocio de producción de papel. Su presencia en Francia empezó con la adquisición de la central hidroeléctrica de La Rochette. Cascades fue reduciendo progresivamente su participación en Boralex y, en 2017, las últimas acciones en manos de Cascades fueron adquiridas por la Caisse de Dépôt et Placement du Québec, actualmente su principal accionista.
“Nuestra actividad en Francia se centra en la energía eólica; es un sector que actualmente crece a buen ritmo”, explica Brouyère. “Francia es un mercado floreciente para la energía eólica, pero se caracteriza por una fase de desarrollo larga, de hasta 8 años entre el plan original y la primera producción energética. En cambio, en Alemania, el mismo proceso tarda entre 2 y 3 años. Instalar un parque eólico es un proceso complicado, con una fuerte carga burocrática, pero por lo general, la mayor parte de la población está a favor de la generación de energía eólica”. De hecho, en 2016, los parques eólicos instalados en Francia representaron 13 770 puestos de trabajo, un crecimiento del 10% respecto de 2015.
Cuando una zona se considera apta para la instalación de un parque eólico, el equipo de desarrollo de Boralex se reúne con la gente del lugar para identificar el emplazamiento más idóneo. “Generalmente, los ayuntamientos valoran positivamente la idea”, dice Brouyère. “Se paga un alquiler tanto al propietario del terreno como a la persona que lo trabaja y, además, los parques generan ingresos en forma de impuestos locales. Debemos realizar estudios extensos de impacto medioambiental, visual y acústico, y debemos cumplir unas normas muy específicas y detalladas. Es la parte más larga del proceso, pero una vez autorizada la construcción del parque, las cosas van más deprisa y generalmente lo tenemos todo a punto en menos de 12 meses”. El medioambiente es un tema prioritario para Boralex, que ha establecido una colaboración con World Wildlife Fund France para asegurar que se haga todo lo posible por proteger el entorno natural en los lugares donde la empresa tiene instalaciones.
Experiencia integrada
SKF suministra a Boralex:
- Una variedad de rodamientos
- Sistemas de lubricación
- Sistemas de monitoreo de condición
- Sistemas de vigilancia remota para parques eólicos
- Consejos para mejorar la confiabilidad
de sus máquinas
Buscamos a proveedores independientes a los que no les asusta compartir sus conocimientos
Pascal Brouyère, director de operaciones, Boralex
Tras su puesta en marcha, Boralex se encarga de la explotación y el mantenimiento del parque eólico. Se conecta cada turbina y se transmite información en tiempo real a la sede de Boralex en Blendecques. “La mayor parte de nuestro monitoreo y mantenimiento se realiza bajo una modalidad predictiva para minimizar las mermas de producción”, continúa Brouyère. “Instalamos sensores de SKF en las turbinas, pero también tenemos unos binoculares muy potentes para inspeccionar las palas, que pueden encontrarse a una altura de 100 metros. Analizar datos anteriores también es muy importante para asegurarnos de que las máquinas cumplen las especificaciones. Si no las cumplen, realizamos los ajustes pertinentes”.
Contacto de venta
evolution@skf.com
“En Boralex, nuestra estrategia es tener el mayor control posible de nuestro negocio. Si en algún ámbito no contamos con la experiencia necesaria, trabajamos con colaboradores como SKF, que comparten nuestros valores”, explica Brouyère. “Buscamos a proveedores independientes a los que no les asusta compartir sus conocimientos, que actúan con agilidad y que suministran productos de la máxima calidad que encajan claramente en nuestra cartera. Trabajamos en un sector dinámico y que crece rápidamente, y nuestros colaboradores deben ofrecer las mismas cualidades si quieren seguir trabajando con nosotros en el futuro”.