CASTAÑAS Y FLEXIBILIDAD: UNA RECETA GANADORA
La industria alimentaria es muy competitiva. Los fabricantes de maquinaria no solo deben diseñar equipos de gran calidad; también deben adaptarse a las nuevas normativas gubernamentales, a los cambios en los gustos de los consumidores y a una sociedad más exigente en materia de salud e higiene.
Líder mundial del sector
Bosio y Ponzo adoptaron una estrategia ganadora desde el primer momento, tal vez inspirados por una frase del coro de apertura del segundo acto de la ópera: ¡Caldi i marroni! (castañas calientes). Decidieron centrarse en el pelado y procesado de las castañas, un nicho de mercado hasta entonces ignorado, e inventaron máquinas específicas para las castañas. Estas máquinas acabaron convirtiéndose en su tarjeta de visita y sus diseños todavía se usan hoy. “Somos el líder mundial indiscutido de este sector”, observa Marco Bosio, hijo del cofundador y director de ventas de la empresa.
Sin embargo, las castañas son estacionales, y la estacionalidad limita el crecimiento. Por lo tanto, los fundadores fueron incorporando productos secundarios no estacionales, como purés, mermeladas, alimentos congelados y cortados listos para comer, y alimentos infantiles. Para competir de manera efectiva, no solo ofrecían competencias técnicas, sino también la capacidad de satisfacer las expectativas de los clientes. “Hoy forma parte de nuestro valor agregado: dominio de los procesos mecánicos más creatividad más intuición más atención a las necesidades del cliente en una diversidad de sectores alimentarios”, explica Bosio.
Con estas confirmaciones positivas, empezamos a proponer unidades de rodamientos de bolas SKF para líneas de procesamiento de alimentos a otros clientes.
Giovanni Icardi, director técnico de Boema
Manipulación más delicada del producto
La introducción del pelado al vapor supuso otro paso más en la evolución de la empresa. No es la primera que utiliza el vapor para pelar papas y verduras, pero su solución permitió una manipulación más delicada del producto. En el caso de la fruta, le supuso una ventaja competitiva.
En 1994 Boema abrió una oficina comercial en Polonia. En 2006 se convirtió en centro de producción. Al igual que el centro original de Neive, ha sido ampliado varias veces desde entonces.
Bosio es optimista con respecto a las perspectivas de futuro de Boema. “La gente tiene que comer, así que nuestro mercado siempre existirá”, dice. Destaca la estrategia de la empresa de diseñar proyectos a medida para sus clientes, que define como una ventaja. “Adaptamos cada proyecto a las necesidades específicas del cliente”, dice. “Nuestro enfoque no es una máquina, sino una línea de producción entera”.
De cara a los próximos años, prevé que la maquinaria para el procesamiento de alimentos será más flexible, más higiénica y más limpia. Estará más automatizada y necesitará menos mantenimiento. Y para ello, harán falta flexibilidad y creatividad, que son exactamente las cualidades que han caracterizado a Boema desde el principio. Para esta ópera italiana, los aplausos continuarán.