El carbón llega al puerto transportado en buques de 250 000 toneladas de peso bruto desde todos los rincones del mundo. La zona de atraque está conectada a la central por una cinta transportadora subterránea de 3 kilómetros de largo. “Llegan los barcos, miramos lo que llevan y decidimos qué es lo que nos interesa”, explica Rutger Boere, gerente de mantenimiento de Uniper Maasvlakte. “Las compraventas de carbón se realizan durante el viaje; ¡es como un mercado en medio del océano!”. El carbón que utiliza Uniper siempre es de procedencia mixta. “Según su procedencia y clase, la composición del carbón varía. Nosotros seleccionamos las partidas que nos permitirán cumplir los estrictos límites de emisiones”, continúa Boere.

El 80% de lo que quema la MPP3 es carbón, pero también quema biomasa, harina de carne y huesos, biopropano, y algunos residuos procedentes de las empresas vecinas en Maasvlakte. “Para producir 1 100 MW de electricidad, consumimos 100 kilogramos de carbón por segundo”, afirma Boere. “Sin embargo, la central también produce cenizas volantes y yeso que se utilizan en la construcción, y suministra vapor a sus vecinos para sus procesos industriales”.

Además de la MPP3, Uniper también explota la central Utility Centre Maasvlakte Leftbank (UCML), que quema gas y algunos residuos químicos. Produce 80 MW de electricidad y suministra calor y agua de refrigeración a las empresas químicas locales. “La UCML está inextricablemente ligada a los predecesores de MPP3”, dice Boere. “El MPP2 ha sido convertido en un condensador síncrono que proporciona potencia reactiva y gestiona la energía para estabilizar la red. Es el único condensador síncrono convertido para estas aplicaciones en Europa. La conversión se hizo en tan solo 15 meses”, destaca. “Es fantástico poder convertir algo viejo y obsoleto en un elemento clave para soportar la transmisión de energía por todo el continente”.

“Por méritos propios, la MPP3 encabeza la lista de proveedores europeos de energía y trabajamos casi al 100% de nuestra capacidad, día y noche, cada día de la semana. Es un sistema dinámico, volátil y complejo. La energía se negocia diariamente en el mercado, en bloques de 15 minutos”. La volatilidad se debe a la imprevisibilidad de la energía solar y eólica, explica.

La central de Maasvlakte está conectada no solo a las industrias vecinas sino también a la red eléctrica europea. Por eso, el mantenimiento obliga a hacer muchos equilibrios. “La frecuencia acordada de paradas programadas para las operaciones de mantenimiento esenciales de la central UCML es de seis años, es decir, todos nuestros sistemas deben poder funcionar sin fallas durante todo ese tiempo”, aclara Boere. “Y cuando nosotros paramos, todos nuestros vecinos paran también. Vamos sincronizados”.