Nacido para la nieve
Pareciera que nuestros padres y abuelos siempre abrían camino entre profundas nevadas para ir a la escuela. Pero eso es justo lo que tuvo que hacer el inventor del vehículo Tucker Sno-Cat®.
E.M. Tucker se crió en Rogue River Valley, en Oregón, EE. UU., durante los primeros años del siglo pasado. Cada invierno, el camino que le llevaba a la escuela quedaba cubierto por una gruesa capa de nieve. Mientras caminaba, tenía mucho tiempo para pensar qué tipo de vehículo podría transportar a una persona sobre la nieve sin hundirse en ella.
Situémonos ahora en la década del veinte en Los Ángeles, California, donde Tucker, ya adulto, trabajaba para crear un vehículo capaz de desplazarse sobre nieve profunda y blanda con el mínimo de esfuerzo mecánico y gasto. Después de varios intentos fallidos, Tucker se dio cuenta de que necesitaba crear una solución totalmente distinta. El resultado fue un vehículo con cuatro orugas articuladas. Las orugas aportaban una tracción adicional en terrenos escarpados y condiciones de tormenta de nieve, a la vez que dejaban una huella mínima en la nieve.
Tucker siguió perfeccionando en Los Ángeles sus ideas para un vehículo que se desplazara sobre la nieve. Posteriormente, se trasladó a Grass Valley, California, donde estableció la primera línea de producción. Aunque la empresa fue un éxito, decidió volver a Rogue River Valley. Fue allí, en la ciudad de Medford, donde fundó la Tucker Sno-Cat® Corporation, considerada hoy el fabricante exitoso más antiguo del mundo de vehículos para transitar sobre la nieve. Tucker dedicó el resto de su vida a construir y mejorar sus máquinas para la nieve, una labor que hoy continúan sus descendientes.
Actualmente, la Tucker Sno-Cat® Corporation fabrica 10 modelos del Sno-Cat con distintas opciones de oruga. Su último modelo es el Tucker-Terra®, equipado con cuatro orugas de caucho, que se utiliza para quitar nieve, en operaciones de búsqueda y rescate, y para la exploración de petróleo y gas.
“Durante todos esos años, hemos utilizado productos de SKF en nuestras máquinas”, dice Jeff McNeil, miembro de la cuarta generación de la familia Tucker en la empresa. “La calidad de las piezas, algunas de las cuales quizás ni se vean, contribuye al buen funcionamiento de nuestras máquinas”.