Ni una viruta
La maquinaria de Söderhamn Eriksson permite que los aserraderos aprovechen al máximo los troncos.
Datos
Socios de toda la vida
“SKF fue fundada en 1907 y no es inconcebible que hayamos trabajado juntos desde el primer momento”, dice Per-Åke Wiklund, jefe de desarrollo de Söderhamn Eriksson. Lo que empezó como un rodamiento liso para los cigüeñales de las sierras de bastidor se ha convertido en un rodamiento CARB en las sierras sinfín, rodamientos de super-precisión en los husillos y mecatrónica para el posicionamiento de las sierras.
Söderhamn Eriksson inició su andadura en 1864 y forma parte del Grupo Cellwood. Con 220 empleados en Söderhamn y Mariannelund, Suecia, la cifra anual de ventas de la empresa asciende a 400 millones de coronas suecas (45 millones de euros).
CARB es una marca registrada del Grupo SKF.
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Thore Karlsson Johan Fritzon
Mire a su alrededor. Seguramente verá algún objeto que haya pasado por un aserradero: el revestimiento de una casa, un mueble o quizás la jamba de una puerta.
En 2009, la Unión Europea y los Estados Unidos produjeron entre los dos más de 150 millones de metros cúbicos de madera serrada, según Eurostat. Representa aproximadamente la mitad de la producción mundial y equivale a 145 veces el volumen del Empire State Building en Nueva York.
Evidentemente, los precios varían, pero con estos volúmenes es fácil comprender por qué cada fracción adicional de madera que se pueda aprovechar de un tronco supone una gran cantidad de dinero para la industria maderera. Ese aprovechamiento óptimo es la razón de ser de la industria de maquinaria para aserraderos.
Söderhamn Eriksson es una empresa sueca que desarrolla maquinaria para aserraderos desde 1864. Hoy ofrece una gama completa de tecnologías, desde el descortezado de los troncos hasta el canteado de las tablas. Las máquinas se utilizan por todo el mundo, siendo los bosques de coníferos su principal mercado.
Una línea de producción suministrada por Söderhamn Eriksson empieza siempre por un descortezador Cambio, que utiliza cuchillas giratorias para quitar la corteza. A continuación, el tronco se lleva a un sistema de optimización Logpos, que utiliza escáneres láser para determinar la posición ideal en la sierra de tronzar.
“Un tronco nunca es perfectamente recto ni está totalmente libre de defectos”, explica Per-Åke Wiklund, jefe de desarrollo de la empresa. “Con una medición tridimensional detallamos la geometría exterior del tronco. A continuación, el equipo de optimización determina cómo debe posicionarse en la sierra de tronzar para obtener un aprovechamiento máximo, que puede llegar al 80%”.
La sierra de tronzar produce una troza –un tronco cortado en dos costados– y algunas tablas laterales. La troza se pone de canto y se lleva a una sierra de corte al hilo. Las tablas se llevan a la sierra de cantear, que hace lo que su nombre indica: da a las tablas cantos rectos en vez de la forma redonda residual de la circunferencia del tronco.
Cuando un tronco tiene una curva se posiciona verticalmente, lo que significa que la troza tendrá la misma curva. Debe guiarse a través de la sierra de corte al hilo de tal modo que el centro se alinee con el centro de la sierra. Para ello, cada troza, antes de ser cortada en tablones y más tablas, debe posicionarse primero en función del resultado de la optimización inicial.
“Tenemos una tecnología líder para el corte de trozas curvadas en una sierra de corte al hilo”, dice Wiklund.
Volviendo a las tablas, el canteado es otra oportunidad de optimización. Las tablas con bordes rectos valen más que las tablas con bordes redondeados. Lo ideal es recortar el ancho, pero si se quita demasiado se pierde volumen. Por tanto, los aserraderos deben buscar un equilibrio entre calidad y volumen. El equipo de optimización se conecta a una sierra de cantear que, a una velocidad de una tabla por segundo, logrará un aprovechamiento de hasta el 97%.
Aunque el aprovechamiento es importante, la productividad también es fundamental. Para ello debe combinarse precisión con velocidad. En condiciones óptimas, una sierra de tronzar puede avanzar hasta 3 metros por segundo, con una distancia de 10 centímetros entre cada tronco. En el caso de los troncos pesados de seis metros de largo, cada tronco se corta en tan solo dos segundos.
Antiguamente, las sierras de bastidor dominaban el sector, pero han dejado paso a las sierras sinfín, las sierras circulares y lo que se conocen como “desmenuzadoras”, que convierten el material sobrante en virutas de madera. Söderhamn Eriksson cuenta con una completa gama de máquinas con nombres como Logmaster, Chipcanter, Eurosaw Edgar y Exeltec.
Las combinaciones de máquinas se personalizan según las preferencias de cada aserradero. “Debemos ser capaces de ofrecer una producción flexible”, dice Ulf Ståhl, Ingeniero de Producción. “Incluso hay determinados tipos de máquina que no fabricamos cada año”.
De cara al futuro, Wiklund cree que las sierras delgadas y una producción mínima de serrín seguirán siendo los principales impulsores de la industria.
“La madera se divide según los mismos principios básicos desde hace siglos y creo que seguirá siendo así durante bastante tiempo más”, dice. “Pero el proceso será cada vez más rápido. También mediremos los cortes con más precisión y seguiremos aumentando el aprovechamiento del tronco”.
Guías móviles
Como cada tronco tiene un tamaño distinto, las cuchillas deben reajustarse. Esto obliga a desplazar lateralmente las unidades de un conjunto de aserrado. Söderhamn Eriksson monta las unidades sobre guías lineales con actuadores de SKF.
“Calculamos un tiempo de reajuste de 0,3 segundos”, dice Per-Åke Wiklund, Jefe de Desarrollo. “La velocidad máxima es de un metro por segundo aproximadamente y la máquina puede pesar hasta 10 toneladas”.
Para asegurar un corte limpio, el conjunto debe permanecer fijo en su posición con una precisión de ± 0,01 milímetros.
Rotación controlada
En el extremo de un eje libre de 400 milímetros de largo que gira a una velocidad de 3.000 revoluciones por minuto, las sierras circulares y las desmenuzadoras pueden tener varias cuchillas. Söderhamn Eriksson desarrolla sus propios husillos con rodamientos SKF de contacto angular de superprecisión.
“Todos nuestros husillos llevan incorporados sensores de vibración y los sometemos a pruebas rigurosas antes de entregarlos”, dice Stephen Edwin, ingeniero mecánico de Söderhamn Eriksson.
El equipo mide las frecuencias naturales del husillo para asegurar que se ajusten a los valores calculados. También se comprueban el equilibrado y el montaje del husillo, pero es imposible predecir las condiciones reales de trabajo: hay demasiada variación entre un tronco y otro.