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Las falsificaciones, un problema global

El comercio de productos falsificados en el sector B2B (empresa a empresa) es un problema cada vez más extendido. Aun así, es posible que el cliente ni siquiera sepa que está utilizando falsificaciones o los riesgos que conllevan. Desconocer la calidad y el origen de los productos, como los rodamientos, puede suponer una grave amenaza para la confiabilidad de la maquinaria y para la salud y seguridad de los trabajadores y el medioambiente, y puede generar costos de explotación muy superiores al precio de compra original.

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Los productos falsificados son un problema mundial y cada vez más extendido. Presentes en casi todos los sectores industriales, las falsificaciones supusieron el 3,3% del comercio mundial de mercancías en 2019, según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En términos monetarios, eso equivale a unos 427 000 millones de euros o 509 000 millones de dólares, una cifra enorme.

La mayoría de los consumidores son conscientes del riesgo de comprar productos falsificados de marcas de lujo, como ropa, accesorios, calzado, cosméticos y productos electrónicos.

Sin embargo, en el sector, los productos falsificados son algo más que una molestia para los fabricantes legítimos; pueden causar daños incalculables y, en algunos casos, son realmente peligrosos.

En SKF nos tomamos muy en serio este problema creciente. De hecho, desde hace más de una década, existe un equipo dedicado exclusivamente a concientizar sobre el tema e informar a los clientes –y a los propios empleados– qué pueden hacer para contrarrestar las actividades de proveedores inescrupulosos y cómo pueden apoyar a los organismos de seguridad para erradicar del mercado los productos SKF falsificados.

Uno de los integrantes de este equipo es Clayton Tharp, jefe de protección de marca de SKF. “Si un producto que lleva la marca SKF no da los resultados esperados, el cliente puede optar por utilizar otra marca”, dice Tharp. “Si no sabe que se trata de una falsificación, lo más lógico es culpar del problema a SKF. Por lo tanto, las consecuencias pueden ser muy costosas y dañinas para nuestra marca”.

Clayton Tharp, jefe de protección de marca de SKF

Tharp acumula una larga experiencia en las auditorías de depósitos para identificar y retirar productos SKF falsificados. En muchos casos, también ha ayudado a clientes a resolver problemas de fallas con los rodamientos.

“Hubo un caso en Sudamérica”, recuerda Tharp. “El cliente estaba enojado por las fallas repetidas de una máquina específica. Le pregunté si podíamos ver el rodamiento que había fallado, y mientras iba a buscarlo, yo comprobé en el depósito si tenían rodamientos falsificados. Todos eran rodamientos auténticos de SKF, excepto un tipo, que era falsificado. Llevé uno de estos rodamientos conmigo a la reunión. Cuando el cliente volvió con el rodamiento roto, vimos enseguida que era una de las falsificaciones”.

No resulta fácil para el cliente detectar cuándo está comprando productos falsificados. Según Kjetil Eliassen, otro integrante del equipo y también jefe de protección de marca, hace falta ser especialista para distinguir un producto falsificado de otro auténtico. Sin embargo, hay indicios delatadores. “Puede haber problemas de ensamblaje o fallas prematuras inesperadas, o un plazo de entrega muy corto para un producto que siempre tiene un plazo más largo de los principales fabricantes”, explica.

Kjetil Eliassen, jefe de protección de marca de SKF

Con el auge del comercio electrónico en el sector B2B, han aparecido nuevas oportunidades para los falsificadores. “Se pueden encontrar sitios web muy profesionales con imágenes de alta calidad de una planta de producción e información detallada sobre la empresa”, dice Tharp. “Pero, en realidad, el sitio web ha sido creado por algún diseñador web astuto desde su garaje”.

Otro truco para aparentar ser un proveedor legítimo de rodamientos es fijar un precio para el producto falsificado que solo sea ligeramente inferior al del producto auténtico.

“El precio no necesariamente indica que un producto es falsificado”, explica Eliassen. “Incluso nos han llegado casos de productos que se han vendido por el doble del costo de los auténticos, ya que los falsificadores podían prometer disponibilidad”.

Además del problema de detección, muchos clientes son reacios a admitir que han comprado falsificaciones. Eliassen y Tharp han trabajado con muchos clientes que han sufrido elevadas pérdidas económicas derivadas de paradas no planificadas y mermas de producción, mercancías desechadas o productos retirados del mercado, además de los daños para su reputación como empresa.

En última instancia, es el cliente que debe decidir en qué proveedores deposita su confianza.

Kjetil Eliassen, jefe de protección de marca de SKF

Uno de los desafíos que afronta el equipo de protección de marca es asegurar que los productos falsificados se retiren del depósito del cliente una vez identificados en la inspección.

“Animo a los clientes a tomar medidas enseguida para que nunca se vuelvan a cursar pedidos al proveedor y para que se desechen las piezas para que no entren en el ciclo de producción”, dice Eliassen. “Cuando te hacen caso, es una sensación fantástica. Sé que mi trabajo ayuda a cambiar el comportamiento de compra de nuestros clientes industriales y debilita significativamente el comercio de falsificaciones”.

Otro factor que alimenta el negocio de las falsificaciones: la presión externa

“La creciente presión sobre los departamentos de compras es un desafío”, dice Nadine Korell, para Europa del Este en SKF.

LOS DEPARTAMENTOS DE COMPRAS SE ENFRENTAN A PRESIONES CRECIENTES PARA ACORTAR PLAZOS Y REDUCIR COSTOS

Nadine Korell, gerente regional de ventas industriales para Europa del Este de SKF

“En la situación actual, y de cara al futuro previsible, la disponibilidad de productos disminuirá, en parte debido a la escasez de materias primas, [que está] presionando los precios al alza. Cada segundo y cada centavo cuentan y eso puede inducir a comprar productos etiquetados como SKF porque confían en la marca sin conocer la trayectoria del proveedor. En Europa del Este, hay un volumen importante de falsificaciones en el mercado y comprar a vendedores desconocidos aumenta el riesgo de acabar con falsificaciones. Las repercusiones de utilizar productos de calidad inferior, y a veces peligrosos, superan con creces cualquier ahorro de tiempo y dinero obtenido por no tratar con un proveedor de integridad contrastada”.

Además de las pérdidas económicas que representan para las empresas de buena fe, las falsificaciones plantean una amenaza grave para la confiabilidad de la maquinaria, los costos de explotación, la salud y la seguridad de los trabajadores y el medioambiente.

“Nuestros clientes utilizan nuestros productos porque quieren la calidad, las prestaciones y la innovación que ofrece SKF”, dice Tharp. “Nuestros productos ayudan a asegurar operaciones más confiables y más eficientes. Los productos falsificados pueden poner en peligro sus operaciones, la seguridad de sus empleados y el medioambiente”.

La capacitación desempeña un papel importante en la lucha contra las falsificaciones. “La mayor parte de mi tiempo lo dedico a concientizar a la gente sobre este problema”, explica Tharp. “He organizado sesiones de capacitación para empleados de SKF, distribuidores autorizados, usuarios finales y autoridades gubernamentales en todo el mundo. Y lo seguimos haciendo hoy, a través de sesiones de videoconferencia”.

El mensaje básico que transmite SKF a sus clientes es que la mejor manera de proteger la autenticidad de los productos SKF es comprarlos a proveedores autorizados. El Grupo SKF cuenta con un programa de auditoría de existencias para todos sus distribuidores autorizados. Además, realiza auditorías de existencias aleatorias en cualquier punto del mundo. Cuando se unen a la red de SKF, los distribuidores deben firmar un contrato que incluye una cláusula contra las falsificaciones. SKF especifica claramente a todos los distribuidores que solo deben abastecerse de productos SKF auténticos.

“En última instancia, es el cliente que debe decidir en qué proveedores deposita su confianza”, afirma Eliassen. “En términos de autenticidad de los productos, confiamos en nuestra red de distribuidores autorizados. Por lo tanto, aconsejamos a los clientes industriales que hagan lo mismo”.

SKF Authenticate

SKF cuenta con un servicio de verificación al que se puede acceder a través de una aplicación para teléfonos celulares llamada SKF Authenticate, o a través de Internet en genuine@skf.com. Está destinado a clientes, distribuidores y cualquier otra persona que tenga dudas sobre la autenticidad de un producto SKF. SKF también puede verificar los certificados entregados a los clientes y ayudarles a encontrar proveedores autorizados de productos SKF.

Por otra parte, SKF colabora con la Asociación Mundial de Rodamientos (World Bearing Association, WBA) en actividades de concientización. La WBA tiene un sitio web llamado www.stopfakebearings.com para ayudar a identificar productos falsificados.

El impacto de las falsificaciones en Alemania

Una de las grandes potencias de la ingeniería, Alemania, conoce perfectamente los peligros de las falsificaciones. Cada dos años, la VDMA, una organización que aglutina 3 300 empresas pertenecientes al sector de la ingeniería mecánica, realiza un estudio sobre las falsificaciones. Según este estudio, en 2020, el 74% de las empresas del sector de la ingeniería mecánica y de instalaciones habían sido víctimas de falsificaciones de productos y marcas. En el caso de las empresas con más de 500 personas, esta cifra se eleva al 91%. Las pérdidas económicas se estiman en 7 600 millones de euros anuales, 300 millones de euros más que en 2018. Además del desprestigio y los costos legales, este dinero también equivale a la pérdida potencial de unos 35 000 puestos de trabajo para las empresas legítimas. El estudio determinó que más de la mitad de los productos falsificados ponían en peligro el funcionamiento seguro de las máquinas. Sin embargo, dadas las dificultades para perseguir a los responsables de las falsificaciones, menos de la mitad de las empresas con más de 500 empleados intentar iniciar acciones legales y dos tercios de las empresas más pequeñas renuncian a resarcirse de los daños por vía judicial.