Fabricación

Un león despierto

La gran demanda de cemento ha obligado a la empresa tanzana Simba Cement a maximizar su productividad. Una efectiva monitorización del estado ha sido la clave.

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La gran demanda de cemento ha obligado a la empresa tanzana Simba Cement a maximizar su productividad. Una efectiva monitorización del estado ha sido la clave.

Industria

En el diminuto aeropuerto de Tanga, en el norte de Tanzania, aterrizan sólo dos aviones de 12 plazas al día. Y cuando los pasajeros salen del avión bajo un calor aplastante y caminan al cercano bungalow que hace las veces de terminal, centro de reservas y sala de recogida de equipajes, lo primero que ven es una enorme valla con las palabras: «Bienvenido a Tanga, hogar de Simba Cement».

Y en la carretera desde el aeropuerto, se ve el nombre y la cabeza de león logotipo de la empresa en paradas de autobús y carteles. A unos 20 kilómetros de la ciudad, los imponentes silos de la planta de producción, con sus 80 metros de altura, se perfilan contra el azul intenso del cielo y dominan el horizonte.

Simba, la marca de Tanga Cement Company, es la mayor fuente de empleo de la zona y produce algunos de los mejores cementos del país. A los lugareños les enorgullece saber que muchos de los proyectos de construcción más ambiciosos de Tanzania se levantan con la piedra caliza de la planta de Tanga. Entre éstos, se incluyen un programa de ampliación del puerto de Dar es Salaam, con un coste estimado de 430 millones de euros, y el Puente de la Unidad (Kubri Waheda) que une Tanzania y Mozambique y que fue inaugurado en mayo de 2010.

Las inversiones públicas en infraestructuras, junto con el crecimiento de la construcción de viviendas, han disparado la demanda de cemento en Tanzania. En 2010, las ventas registraron un aumento récord del 15,8 por ciento.

«La demanda de cemento aquí es altísima», dice Erik Westerberg, director general de Simba Cement. «El gobierno está impulsando muchos proyectos importantes: rascacielos, puertos, aeropuertos, carreteras… y cerca del 70 por ciento de esos proyectos usan nuestro cemento por su calidad».

También llegan pedidos de otros países. En 2010, Simba Cement empezó a exportar por primera vez y el 5 por ciento de la producción de la planta se envió a Ruanda y Burundi. Se prevé que las exportaciones sigan creciendo.

Con el incremento de la demanda, la dirección de Simba ha tenido que maximizar la productividad y disponibilidad de los equipos de la planta. Por eso contrató una amplia gama de productos y servicios de SKF y, al cierre de 2010, la empresa pudo lograr una producción mensual récord de 100,000 toneladas de cemento.

«Había un ambiente increíble en la planta durante las semanas previas a Navidad», recuerda Ben Lema, director de la planta. «Todos teníamos un objetivo común. Cada día, el volumen de envíos fue subiendo hasta que, por fin, logramos nuestro objetivo al final del año. Fue estupendo. Era evidente que todos estábamos sintiendo algo muy positivo».

Pero las perspectivas no siempre han sido tan halagüeñas. Justin Monko, jefe de mantenimiento de Simba Cement, se incorporó a Tanga en 1988 cuando era una empresa propiedad del estado tanzano y el ambiente era muy distinto.

«Al principio, teníamos muchos problemas», explica. «No existía ninguna política de compras. Utilizábamos muchos tipos distintos de rodamientos y los comprábamos a cualquier proveedor. También había problemas de almacenamiento y a veces montábamos rodamientos que ya estaban dañados. Por lo tanto, la fiabilidad de nuestras máquinas era bajísima».

Lema añade: «Hoy, estamos mucho más centrados en el negocio. Todos los empleados saben que tienen que rendir si quieren llevar un sueldo a casa. Todos trabajamos juntos y todos vamos por buen camino».

Con una superficie de 3,75 kilómetros cuadrados, Tanga tiene reservas de piedra caliza para al menos otros 130 años. En 2010, la empresa produjo algo menos de 900.000 toneladas de cemento y el objetivo, para 2011, es un millón de toneladas.

Westerberg no duda de la capacidad de la empresa para lograr esta meta. «Lo conseguiremos», asegura.


«Los números convencen»

Además de suministrar rodamientos, obturaciones y productos de transmisión, SKF presta un apoyo continuo a Simba Cement a través de servicios de monitorización del estado y de formación.

«Antes de 2005, Simba Cement carecía de un sistema eficaz de mantenimiento predictivo», explica Julius Ngewa, jefe de apoyo técnico de SKF para África Oriental. «Las consecuencias eran averías de equipos críticos, baja disponibilidad de máquinas, altos costes de mantenimiento y baja productividad».

Un elemento clave de la aportación de SKF ha sido la formación del personal de Simba Cement en la recogida de datos sobre vibraciones, que se envían a SKF en Sudáfrica para su análisis.

Las ventajas han sido significativas: menos averías, costes de mantenimiento más bajos y una reducción espectacular del tiempo improductivo. En 2010, el horno giratorio de la planta estuvo disponible durante más del 96 por ciento del tiempo, comparado con menos del 83 por ciento en 2004. Lógicamente, la producción ha aumentado.

Con el tiempo, se pretende que los propios ingenieros de Simba Cement puedan hacerse cargo de los análisis de monitorización de estado. Para ello, en febrero de 2011, Samwel Thembo, uno de los inspectores de mantenimiento predictivo de la planta formados por SKF, se desplazó a SKF en Sudáfrica para aprender a interpretar los datos sobre vibraciones.

«La monitorización del estado ha sido de gran utilidad para nosotros porque ahora podemos conocer la salud de nuestras máquinas», dice. «Nos ayuda mucho en la programación del mantenimiento y mejora la productividad porque las averías se reducen al mínimo».

Otra innovación de SKF ha sido un estudio de la maquinaria de la planta en el que se especifican los rodamientos correctos que deben utilizarse en cada equipo.

«Gracias a este estudio, ahora puedo planificar mis existencias», dice Aois Msumari, especialista en mantenimiento preventivo de Simba. «Sé exactamente qué necesito y cuándo lo voy a necesitar. Así, no inmovilizo fondos comprando cosas que luego quedarán sin usar en el almacén».

Una auditoría de SKF también convenció a Simba Cement de invertir en un almacén climatizado para los rodamientos y soportes, para evitar los daños producidos por el polvo, la humedad y las oscilaciones de temperatura.

Otro elemento importante de la colaboración de SKF son los talleres de formación anuales para enseñar al personal de Simba Cement a comprender las designaciones de los rodamientos y la importancia de un montaje y desmontaje, lubricación y obturación correctos.

En 2010, tras los resultados positivos conseguidos con varios contratos anuales de monitorización del estado, Simba Cement suscribió con SKF un contrato de mantenimiento predictivo de tres años por 145.000 euros.

«Evidentemente, supone un coste importante para nosotros», dice Erik Westerberg, director general de Simba Cement. «Y eso podría asustar a algunas empresas. Pero cuando comparas el coste con las ventajas que nos aporta, los números convencen».

«Nuestra relación con SKF es excelente», coincide Ben Lema, director de la planta. «Cada vez que tengo un problema, basta una llamada telefónica o un e-mail para recibir una respuesta inmediata. Gracias a SKF, seguimos evolucionando y mejorando nuestra productividad. Es una situación en la que ganamos todos y todos esperamos con ilusión los ingresos de mañana».